Vías
La vía Bogotá-Villavicencio sigue en crisis: zona de derrumbe es de “amenaza alta” de deslizamiento
La emergencia en el kilómetro 18+500 mantiene restricciones de tránsito y exige coordinación interinstitucional para mitigar riesgos, advierte Proindesa.
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El más reciente deslizamiento registrado en el kilómetro 18+500 metros de la vía Bogotá-Villavicencio ha provocado su cierre parcial y ha generado serios problemas de transporte desde y hacia los Llanos Orientales -una de las despensas nacionales-, con el resto del país, limitando la movilidad de carga y pasajeros.
Cálculos iniciales de gremios de transportadores, como Fedetranscarga, han señalado que las pérdidas diarias podrían acercarse a los 7.000 millones de pesos, en un evento que inició en la primera semana de septiembre.
Este martes, Proindesa, la holding a la que pertenece la concesión que atiende la Vía al Llano, presentó un informe sobre la situación de esta carretera y las acciones que se han tomado para enfrentar esta coyuntura.
En una presentación, la firma señaló que se ha realizado la construcción de una variante provisional de 680 metros. La situación que ha requerido una inversión superior a 1.500 millones de pesos y el trabajo continuo de maquinaria pesada. La crítica situación se presenta en un tramo identificado por el Esquema de Ordenamiento Territorial (EOT) del municipio de Chipaque, como área de alta amenaza por movimientos en masa.
De acuerdo con informes técnicos de Proindesa, la inestabilidad del terreno responde tanto a las fuertes lluvias de las últimas semanas como a intervenciones antrópicas en la zona. Entre ellas se cuentan la instalación de reservorios y mangueras que han alterado el drenaje natural, el uso inadecuado de canales de agua y el deterioro de las estructuras de conducción. A esto se suman prácticas irregulares en el manejo de aguas servidas y actos de vandalismo que han afectado las obras de drenaje.

Especialistas en geotecnia e hidráulica han realizado varias inspecciones en el área, según Proindesa, constatando la presencia de grietas, acumulación de agua y riesgos de flujo hacia el río Cáqueza.
Los reportes indican que, se han retirado más de 10.700 metros cúbicos de material, aunque las laborales de remoción fueron suspendidas el 10 de septiembre para evitar mayores daños a las viviendas cercanas.
Las repercusiones económicas son gigantescas, pues se trata del principal corredor que conecta a la capital del país con los Llanos Orientales. Estas restricciones en el tránsito encarecen el transporte de carga, y afectan el abastecimiento de productos agrícolas y combustibles. Por otro lado, golpea directamente al turismo y obviamente a la movilidad de pasajeros, dejando como resultado pérdidas en la economía regional.

El presidente de Proindesa, Alberto Mariño, advirtió que se necesita una respuesta articulada entre entidades estatales, municipales y ambientales para evacuar progresivamente el agua de la ladera, controlar las intervenciones humanas y realizar estudios detallados de geología, hidrología y geotecnia que permitan diseñar obras de mitigación permanentes.
Mientras tanto, el tránsito por el corredor Bogotá-Villavicencio continúa con restricciones, a la espera de decisiones técnicas y administrativas que garanticen la seguridad de los usuarios y la estabilidad del terreno.