Vías
Vía Sumapaz estima atender a 16 millones de usuarios cada año en el corredor Bogotá–Girardot
El nuevo tercer carril de la vía Bogotá–Girardot no solo promete viajes más ágiles y seguros, también se perfila como un motor económico clave para Cundinamarca y Tolima.
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La ampliación y modernización de la vía Bogotá–Girardot, uno de los proyectos de infraestructura más estratégicos del país, comienza a mostrar sus efectos económicos. Con una inversión estimada de $7,3 billones, esta autopista de 145 kilómetros, a cargo de la Concesión Vía Sumapaz y con el respaldo del grupo VINCI, atenderá a más de 16 millones de usuarios anuales y se proyecta como un corredor vital de competitividad logística y turística para el centro de Colombia.
De acuerdo con la información entregada por la concesión, el proyecto contempla beneficios que van desde la mejor conectividad entre Bogotá y el puerto de Buenaventura, hasta la dinamización de economías locales en 13 municipios y la creación de cadenas de valor alrededor del turismo y el comercio. El impacto económico esperado asciende a más de $35 mil millones de pesos anuales en contribución al PIB nacional.

La vía es también un catalizador para el turismo regional. Juliana Hernández Bonilla, directora de Turismo, Recreación y Deporte en la Cámara de Comercio de Bogotá, explicó que la modernización “es estratégica, necesaria e importante” para el desarrollo de empresarios locales, especialmente del sector turístico. “Con la realización de eventos como la Media Maratón Andina, que movilizará a más de 10 mil visitantes hacia Fusagasugá y municipios del Sumapaz, se espera una ocupación hotelera del 100%“, afirmó.
También este efecto ya se siente en los parques temáticos y de diversiones, especialmente para la ya próxima, semana de receso. Según Ángela Díaz Pinzón, directora de ACOLAP, la vía está permitiendo una recuperación tras la caída del 10% al 15% en visitantes registrada en 2024. “Pasamos de índices de alojamiento del 25% a alcanzar un 90% de reservas durante la semana de receso, lo que marca un impacto muy positivo para el sector”, aseguró

Pero el proyecto no solo se enfoca en la infraestructura vial, también incorpora una visión sostenible. La concesión adelanta medidas de economía circular, transición climática y conservación de ecosistemas, entre ellas la siembra de más de 324 mil árboles nativos, el uso de paneles solares en estaciones de peaje y la incorporación de vehículos eléctricos para mantenimiento vial.
La vía Bogotá–Girardot no solo reducirá tiempos de viaje, sino que también fortalecerá la logística, facilitará cadenas de abastecimiento y dinamizará la economía de municipios intermedios. En paralelo, iniciativas como la campaña “Todo por Descubrir” buscan posicionar más de 190 atractivos y servicios locales en la ruta, consolidando al corredor como un espacio de turismo cultural.
Con la puesta en operación de nuevas unidades funcionales en 2025 y la consolidación de alianzas público–privadas, el proyecto se perfila como un caso emblemático de cómo la infraestructura puede convertirse en un motor de desarrollo económico sostenible.