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Alejandra Carvajal, columnista

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Democratización: la destrucción de Colombia

La materialización de este tipo de propuestas haría que nuestras instituciones y tejido social puedan colapsar.

22 de marzo de 2022

El manto de duda generado sobre las recientes elecciones de Congreso y consultas ha generado muchos interrogantes. El reconteo de votos ordenado por el registrador es necesario, pues hasta ahora solo al Pacto Histórico le han aparecido votos. La vicepresidenta de la República, Marta Lucía Ramírez, había denunciado en su momento las posibilidades de fraude, generando luego de la aparición “milagrosa” de más de 500.000 votos únicamente a favor del Pacto Histórico una gran preocupación de los votantes.

Para muchos, la “democratización” de las elecciones en un hecho, sin embargo, no es lo único inquietante. Sorprende cómo desde distintos lugares del país reportan el pago de entre 70 y 100.000 pesos diarios para las personas que trabajaron en varias campañas del Pacto Histórico. No les decían expresamente que les compraban el voto, solo los empleaban y les daban diariamente esta suma, durante semanas. La pregunta es ¿de dónde sacaban tanto dinero?, ¿sería esta una insinuación para que a cambio de trabajo dieran su voto?, ¿Maduro ya les empezó a girar?

Piedad Córdoba se declaró abiertamente chavista, ahora petrista. A pesar de los múltiples señalamientos en su contra, ahora es senadora electa por el Pacto Histórico. El general Hugo Carvajal, en su momento muy cercano a Hugo Chávez, ha señalado en varias ocasiones que la dictadura venezolana hizo transacciones millonarias a Gustavo Petro. De ser así, ¿qué nos indica que en la actualidad no las estén haciendo? y ¿Qué tanto tendrá que ver Piedad Córdoba en ello? Según varias fuentes consultadas, no es normal el dinero que algunos miembros del progresismo están derrochando en las regiones. Entonces, ¿de donde sale?

Esa sería claramente una forma de expropiarnos la democracia, en nuestras narices. No solo eso pretenden quitarnos. Lo mismo planean hacer con nuestras pensiones, sustrayendo nuestros ahorros, para invertirlos en un modelo que fracasó en Argentina, Holanda y Francia. ¿Es eso lo que queremos?

Otra “democratización” que me ha llamado la atención es la de los hoteles que se encuentran ubicados en las playas de la Boquilla, en Cartagena. De manera precisa, estoy hablando de los hoteles Las Américas, Radisson, Sonesta y Holiday Inn, entre otros. De acuerdo con el candidato presidencial del progresismo, estas tierras hay que “democratizarlas” porque son improductivas. Miles de turistas llegan anualmente de distintos lugares del mundo deslumbrados por nuestra ciudad amurallada, así como por el confort que estos hoteles ofrecen. Si la propuesta es sustituir las exportaciones de petróleo por ingresos provenientes del turismo y del aguacate hass, ¿acabar con el turismo de la ciudad, valga la redundancia, más “turística” de Colombia es la manera?

Arguye Petro que estas tierras pertenecían a comunidades afro a las que les fueron arrebatadas. Si esto fuera así, deberá ser un juez de la República quien lo decida; ¿o acaso estamos hablando desde ya de sustitución de poderes, subsumiendo el Ejecutivo todos los demás?

Cuando exista claridad en los conteos, sabremos si nos “democratizaron” las elecciones o no. Entre tanto, es claro que no solo la tierra, sino las pensiones y parte de la industria hotelera lo serán. A mis lectores solo me resta decirles, cuiden su casa, no sea que en un futuro no muy lejano sea declarada improductiva y se queden sin ella. Pero eso sí, jamás será expropiación, simplemente “democratización”.

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