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MUNDO

Cómo internet cambió el mundo

Internet revolucionó nuestras costumbres y nuestra forma de ver las cosas. Pero nos obliga a ser responsables.

25 de agosto de 2012

ELUNIVERSO EN UNA NUBE
 
Internet revolucionó nuestras costumbres y nuestra forma de ver las cosas. Pero nos obliga a ser responsables.
 
Por Hugo Sin Triana / Ingeniero de sistemas. En 1994 conectó el país a internet.
 
Si le preguntamos a un adolescente cuál ha sido el impacto de internet en su vida, responderá: ‘¿De qué habla?’. Para otros la pregunta sí tiene sentido. Quienes pasamos de la máquina de escribir al procesador de palabras, de la carta manuscrita al e-mail, del disquete a la ‘nube’, responderíamos que internet cambió el mundo. Dejamos de hacer muchas cosas. Cambiamos las filas, por ejemplo, para hacer pagos por computador, tableta o celular. Ha cambiado nuestra relación con el gobierno y con los negocios. Para ir de compras hacemos nuestros propios ‘estudios de mercado’ o adquirimos todo desde el escritorio. Trabajamos en casa o asistimos a una clase sin saber dónde está el maestro. Los educadores se han transformado: son guías para que convirtamos en conocimiento la información disponible en la red. Seremos testigos de la desaparición del teclado y el mouse, y de cómo todo estará en la ‘nube’ para constante consulta. Veremos neveras que harán el mercado, gafas que nos mostrarán lo que queramos. Abundarán los crímenes cibernéticos. Y el mundo estará más globalizado.
 
CIBERGUERRA
Arrojando la piedra digital
Por Jeffrey Carr / Asesor en seguridad cibernética y autor del libro Inside Cyber Warfare
 
Si hace un tiempo alguien hubiera dicho que algún día una nación débil podría perjudicar a una más fuerte sin usar un ejército, tal profeta habría terminado en un manicomio. Hoy este escenario es probable gracias a nuestra dependencia de las redes digitales. Mientras más grande y poderoso es un país, más vulnerable es a un ‘ciberataque’. Internet no fue concebido para estos riesgos de seguridad. La infraestructura crítica de los Estados se basa en códigos digitales viejos que no podemos remplazar. Algún día un grupo de anarquistas se levantará como el David de La Biblia y le arrojará una piedra a ese Goliath que hemos criado: la debilidad de nuestras redes.
 
REDES SOCIALES
El nuevo arte de disentir
Por Niklas Hofmann / Corresponsal digital del diario Süddeutsche Zeitung y de las cadenas ZDF y Deutsche Welle
 
Cuando nací, en 1979, Radio Free Europe emitía desde Múnich sus programas en los países del Pacto de Varsovia: Estados Unidos transmitía y el Bloque Oriental escuchaba. Hoy la realidad es diferente. Bien es verdad que la Primavera Árabe no fue exclusivamente una ‘revolución de Facebook’, pero mostró cómo se puede utilizar la red para burlar a un régimen. La iniciativa Konny 2012 demostró cuán rápidamente millones de personas pueden comprometerse con una ‘causa justa’. Estas esferas públicas ad hoc tendrán una influencia cada vez mayor. Los jugadores políticos llevan tiempo adaptándose. ‘El arte de gobernar en el siglo XXI’ es el título del plan que estipula cómo deben comportarse los diplomáticos estadounidenses en las redes sociales. Facebook y compañía se han convertido en la arena de la carrera política internacional.
 
STEVE JOBS
El hombre de la manzana
Por Vladdo / Caricaturista de SEMANA
 
Se cumplen cinco años del iPhone y poco más de diez del iPod. ¿Cómo serían nuestros días sin Apple? Steve Jobs se hizo esa pregunta antes que nosotros, con la diferencia de que siempre tuvo la respuesta. Hablar de Jobs en mil caracteres es como resumir Cien años de soledad en un par de cuartillas. Pero lo hago motivado por la admiración que sentí toda la vida por él, aun antes de saber quién era –por allá en 1983 cuando estrené mi primer computador: un Apple IIc, de sobrio teclado y pantalla verde–. Del fundador de Apple se pueden decir muchas cosas –unas buenas, otras no tanto–, pero la que lo define es una: la innovación. Sin su visión, su curiosidad, su tozudez, su soberbia y su perfeccionismo, Apple no sería lo que es. Y nuestras vidas tampoco.

ZUCKERBERG
El arquitecto del nuevo mundo
Por María Paula Laguna / Redactora de SEMANA
 
Mark Zuckerberg conectó al mundo. Cuando era un estudiante de Harvard de 20 años creó Facebook. En casi una década, pasó a ser el dueño de un directorio universal con 900 millones de usuarios, una mina de información para gobiernos y anunciantes. Esta hazaña lo hizo una de las personas más poderosas del planeta. Su logro es haber tenido la lucidez para alcanzar sus metas a tan corta edad. Zuckerberg no solo es producto de su generación, sino arquitecto de ella, como lo explicó Time en 2010, cuando lo coronó personaje del año. Ni la fama ni el dinero le llegaron casualmente. Uno de sus lemas es la máxima de Virgilio que aparece en su perfil: "La fortuna favorece a los audaces".
 
WIKILEAKS
Sobreestimado
Por Georg Mascolo/ Director del semanario alemán Der Spiegel
 
¿Qué cambió WikiLeaks? No mucho. Nuestro trabajo con esta organización en 2010 en las redacciones de The Guardian, The New York Times y en nuestras oficinas fue emocionante y formadora. Pero se exageró: ¡El fin del periodismo! ¡El fin de la diplomacia! Nada de eso. Hoy no se dice mucho de WikiLeaks salvo los titulares sobre su fundador, Julian Assange. La información de Washington, disponible en internet, aún sirve para historias periodísticas en todo el mundo. Cada cable del Departamento de Estado es público. ¿Es esto positivo? No. Quienes apoyamos las revelaciones sobre Irak, Afganistán y la diplomacia estadounidense protegimos informantes con el fin de que no sufrieran represalias. Hoy cualquiera puede ver esta información, pues WikiLeaks perdió el control sobre sus archivos. Nunca imaginé que esta historia terminara así.
 
ANONYMOUS
Rebeldes sin rostro
Por Fabián Cristancho / Redactor de Semana.com y administrador de las redes sociales de SEMANA
 
Se hizo famoso al atacar la secta de la Cienciología en 2008. Desde entonces, las operaciones de Anonymous no cesan. Ha golpeado gobiernos y multinacionales, al FBI, los Zetas y las Farc. Dice estar en todo el mundo y en ninguna parte. Es cierto: no tiene líderes y sus supuestos voceros son desmentidos por sus, también supuestos, compañeros. El logo de un hombre sin cabeza corresponde al sueño de una revolución por medio de clics. Por ahora, Anonymous es rebeldía en la red: una máscara del anarquista Guy Fawkes –comercializado a raíz de la película V for Vendetta– similar al rentable Che Guevara. Dice que defiende causas populares, pero ¿ha beneficiado a la gente? Que ‘baje’ la página web del Senado no impide que los congresistas sigan legislando a su antojo. Hoy no pasa de ser una molestia para unos pocos.

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