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REVISTA IMPRESA

Hay que dejar de maltratar la labor docente

Mayo, mes del maestro, es una fecha para hacer un alto en el camino y reconocer a los profesores su importantísima tarea como forjadores de las nuevas generaciones.

23 de mayo de 2017

Simón Bolívar dijo alguna vez que “el objeto más noble que puede ocupar el hombre es ilustrar a sus semejantes”. Y no se equivocó: ser docente es una de las labores más honorables, exigentes y sacrificadas que existen, porque en sus manos está la ardua tarea de formar a las generaciones que vendrán para hacer de este un mundo menos desigual, más tolerante, respetuoso y equitativo. La responsabilidad es considerable.

¡Feliz día, maestros!

La materia prima del profesor es el ser humano. No son los rankings, no son las condecoraciones, no son los intereses personales; es el estudiante como individuo. El docente es una especie de escultor armado con conocimientos y experiencias de vida y con la misión de moldear personas íntegras con las capacidades necesarias para enfrentarse a las adversidades que el futuro les depara. Después de los padres, nada influye más en el carácter y el desarrollo de un menor de edad que un buen profesor.

Sin embargo, según muchos maestros, especialmente los que trabajan en las regiones, la docencia es uno de los trabajos más desagradecidos del mundo. La mayoría de profesores consultados en zonas tan apartadas como Putumayo o Caquetá aseguran que “trabajan con las uñas” y sin apoyo alguno del gobierno.
Otro de los factores que prueban la falta de valoración de la profesión es que la carrera docente tiene poca demanda. Y, de hecho, los mejores bachilleres no quieren ser profesores, ni siquiera lo conciben.

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Tiene sentido: deben afrontar jornadas laborales extenuantes con 40 niños en promedio en el aula y las agresiones y amenazas de estudiantes y de sus familias. También soportar que la institución a la que representan les cuestione.

El Ministerio de Educación (MEN) señaló que, solo entre enero y agosto de 2016, 413 profesores denunciaron haber sido víctimas de matoneo por parte de sus alumnos. La Asociación Distrital de Educadores alertó en su último informe que cada vez son más los docentes aquejados de problemas de salud mental a causa del estrés que les genera su trabajo y la relación con sus alumnos. Entre julio y diciembre de 2014 se registraron 5.096 consultas para medicina laboral solo en Bogotá, la mayoría por causas de ansiedad y depresión.

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La responsabilidad que recae en la labor docente y la repercusión que tiene en el devenir de una nación debería ser razón suficiente para garantizar a estos profesionales, por un lado, unas condiciones laborales, salariales y de salud dignas, y, por el otro, reconocimiento. Por todo ello, y con motivo de la celebración el 15 de mayo del Día del Maestro, es el momento de reivindicar la figura de estos profesionales que Colombia lleva décadas sin valorar lo suficiente. De ellos depende que las nuevas generaciones se forjen en los valores de ética, resiliencia, pensamiento crítico y tolerancia que el país necesita.

Esta editorial forma parte del número 24 de la revista Semana Educación. Si quiere informarse sobre lo que pasa en educación en el país y en el exterior suscríbase ya llamando a los teléfonos (1) 607 3010 en Bogotá o en la línea gratuita 01 8000 51 41 41.

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