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Se cae propuesta de sillas rojas preferenciales para mujeres en Transmilenio

El Concejo de Bogotá votó contra la propuesta que buscaba establecer el uso preferencial de las sillas rojas para las mujeres en TransMilenio, con el fin de combatir el acoso sexual que sufren en el transporte público. Una comisión accidental, encabezada por la concejala Gloria Elsy Díaz

17 de febrero de 2018

El Concejo de Bogotá votó contra la propuesta que buscaba establecer el uso preferencial de las sillas rojas para las mujeres en TransMilenio, con el fin de combatir el acoso sexual que sufren en el transporte público. Una comisión accidental, encabezada por la concejala Gloria Elsy Díaz, estudió la serie de objeciones que presentó la Alcaldía de Bogotá por inconstitucionalidad, ilegalidad e inconveniencia. Finalmente, el proyecto se hundió con 17 votos. “Aunque el proyecto no garantizaba la eliminación definitiva de estos comportamientos, es evidente que se convertiría en un mecanismo de mayor seguridad y tranquilidad para las usuarias. Una campaña de prevención y reducción de violencia hacia la mujer puede lograr cambios culturales”, dijo Díaz a SEMANA.

“Si la separación refuerza la noción de que las mujeres son débiles, entonces puede ser perjudicial”

La doctora Amy Graglia, socióloga especializada en desarrollo urbano y estudios de género, es una de las académicas que más ha estudiado el tema de las mujeres en el transporte público. SEMANA habló con ella.

SEMANA: ¿Plantear una segregación entre hombres y mujeres en el transporte público es una solución al acoso sexual?

AMY GRAGLIA: La segregación en el transporte público puede ser considerada inconstitucional cuando lo único que plantea es una separación entre los géneros, sin producir cambios legales y normativos. Si la separación refuerza la noción de que las mujeres son débiles, entonces puede ser perjudicial.

SEMANA: ¿Cuáles son las conclusiones respecto al tema del transporte exclusivo para mujeres que existe en algunas ciudades del mundo?

A.G.: En México usaron la separación para decir que las mujeres tienen el derecho de movilizarse con el siguiente argumento: ‘no nos estamos segregando porque seamos débiles, nos estamos separando porque ustedes, hombres, no nos están dando el respeto que merecemos’. El caso se usó para cambiar las leyes y tipificar el acoso y el abuso como un tema legal y real, lo cual generó un cambio.

SEMANA: ¿Por qué cree que en el transporte público algunos hombres se sienten en libertad de abusar sexualmente de las mujeres?

A.G.: Mi hipótesis es que el tema tiene que ver con la movilidad y con la posibilidad de las mujeres de tener acceso a dicha movilidad. Si el lugar clásico de la mujer dentro de la conciencia cultural se supone que es el hogar y ellas quieren salir de ese lugar y viajar a otro, a veces a lugares alejados o de noche, entonces parece que eso las convierte en blanco legítimo para el acoso.

SEMANA: ¿Cuál sería una buena medida para que las mujeres se sientan seguras al denunciar el acoso?

A.G.: En México en el transporte rosado ellas por primera vez pudieron dar legitimidad al tema del acoso sexual y pudieron demostrar que era real y necesitaba una atención legal específica. Cualquier movimiento que muestra que las mujeres no son inferiores, que no deben ser tratadas como si fueran más débiles o incapaces, ayuda a cambiar las percepciones y eso es lo que se necesita.