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¿Por qué la vía al Llano sigue siendo un gran desafío para Colombia? Desde el Meta piden que sea una prioridad nacional
Autoridades y expertos advierten que garantizar la conectividad y el buen funcionamiento de la vía al Llano es clave para impulsar el desarrollo económico del oriente colombiano.
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Con la mirada puesta en el ordenamiento territorial y la sostenibilidad, SEMANA por Colombia llegó a Villavicencio para escuchar a expertos y autoridades sobre los retos de planificación que enfrenta la Orinoquía.

El encuentro, enmarcado en el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) 2050, contó con la participación de William Medina Caro, director del Departamento Administrativo de Planeación Departamental del Meta, quien explicó que se trata de “una apuesta sobre lo que debe ser el progreso regional, con una planificación concertada que busque el equilibrio entre desarrollo, sostenibilidad y equidad territorial”.
Medina detalló tres ejes estratégicos del plan. El primero se enfoca en el impulso productivo y competitivo, con 5 millones de hectáreas con potencial agrícola. El segundo busca aprovechar el valor natural y cultural del territorio. El tercero promueve un modelo de ciudad orientado a cerrar brechas sociales. Sin embargo, advirtió que “uno de los retos más grandes es la conectividad. El tema del río Meta, el aeropuerto y el transporte férreo, la conexión intermodal. No podemos seguir dependiendo de una sola infraestructura que nos conecta con el resto del país”. Recordó que avanzar en ese sentido exige decisiones y el compromiso del Gobierno nacional.
El debate sobre el futuro del Meta llevó inevitablemente a hablar de la vía al Llano, la principal conexión entre Bogotá y los Llanos Orientales. Es el punto donde se concentran los mayores desafíos de infraestructura. Su importancia estratégica para la economía y el desarrollo social es indiscutible, pues representa una arteria esencial para el transporte de bienes, alimentos y combustibles, además de fortalecer el tejido productivo de la región.
Sin embargo, su fragilidad geológica y la falta de inversión sostenida han develado los vacíos estructurales que enfrenta el país en materia de infraestructura.
De acuerdo con Ricardo Postarini, gerente general de Concesionaria Vial Andina (Coviandina), el corredor tiene en realidad un único tramo crítico, que se extiende entre el kilómetro cero y el 85. “Ayer fue el 58, mañana puede ser el 42 o el 37. Siempre vamos a tener el problema de que, como es una cordillera joven, hay que estar atentos a todos los puntos”. A pesar de las dificultades, destacó el túnel Buenavista, “premiado como el túnel más moderno de Latinoamérica; es motivo de orgullo para los llaneros”.
El directivo también hizo un llamado a reconocer la magnitud de la obra y la necesidad de mayor presencia estatal. “Lamentablemente, el Llano está abandonado por el Gobierno, no solo por este, sino por los anteriores. No se ha avanzado en la vía Buenaventura-Puerto Carreño, que costará varios centenares de billones. Lo primero que hay que hacer es tratar de que el corredor Bogotá-Villavicencio funcione plenamente. Le estamos pidiendo a la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) que se nombre un gerente de la vía. Se deben evitar esos paros, que perjudican al campesino y a la gente que quiere sacar su producto hacia otras regiones”.
Por su parte, Jhorman Saldaña, director de la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Área de Manejo Especial La Macarena (Cormacarena), resaltó la importancia de la infraestructura vial como motor del desarrollo, pero también la necesidad de incluir a las comunidades y garantizar equilibrio ambiental. “Las vías se deben trabajar con la comunidad y deben incluir una compensación ambiental. Hemos concientizado a la población y, en una zona que antes estaba dominada por grupos armados, le hemos ganado terreno a la guerra. Lo que viene para los municipios es un desarrollo muy fuerte”.
El debate también abordó la urgencia de diversificar los modos de transporte y de consolidar un esquema de financiación viable. Medina insistió en que las inversiones en conectividad de alcance nacional deben involucrar al Gobierno central y al sector privado. “Debe haber una apuesta de país para esta región de la Orinoquía. De lo contrario, se vuelve infinanciable ese programa de ejecución”.
El foro cerró con un llamado a la acción por parte de Saldaña. “La única forma de que realmente podamos desarrollar ese territorio, que es la última frontera agrícola, es perdiendo el miedo y tomando decisiones. De lo contrario, no va a pasar nada. Y eso nos toca a nosotros como llaneros y, como lo dice el himno, como centauros indomables”.
