Transformación social
Una apuesta solidaria que busca dignificar y visibilizar la labor de las cuidadoras
La Fundación Solidaridad por Colombia destaca el impacto de ‘Ali-Hadas para Más Bien-estar’, una estrategia de la Alcaldía de Bogotá y la Secretaría de Salud que fortalece a más de 600 personas cuidadoras, convirtiendo su labor cotidiana en liderazgo social y participación comunitaria.
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Durante décadas, miles de personas cuidadoras en Bogotá han sostenido silenciosamente a sus familias: mujeres —y algunos hombres— que atienden a adultos mayores sin movilidad, familiares con discapacidad o enfermedades crónicas, muchas veces sin descanso, reconocimiento o redes de apoyo. Para María Carolina Hoyos Turbay, presidenta de la Fundación Solidaridad por Colombia, estas historias son una herencia viva. “En mi propia familia vi de cerca la entrega de mis tías al cuidado de mis abuelas; ahí entendí que el cuidado es una fuerza silenciosa que sostiene hogares enteros”, afirma.
Esa misma fuerza es la que impulsa hoy Ali–Hadas para Más Bien-estar, una estrategia liderada por la Alcaldía Mayor y la Secretaría de Salud que acompaña a más de 600 personas cuidadoras en las 20 localidades de la ciudad. Su propósito es claro: reconocer el cuidado como un rol esencial para la salud pública y fortalecer las capacidades de quienes lo ejercen.
El programa se basa en tres módulos formativos que combinan aprendizaje vivencial, herramientas de liderazgo y rutas de participación ciudadana.
El primero reconoce el cuidado como una fuerza transformadora en lo familiar y comunitario. El segundo enseña los mecanismos de participación distrital y la importancia de la gobernanza, y el tercero traduce la experiencia del cuidado en propuestas para el bienestar colectivo.
Los resultados muestran el alcance del modelo: 60 talleres en toda la ciudad, tres por localidad, un curso de vocería con 32 mujeres y un impacto significativo en territorios como Ciudad Bolívar, Tunjuelito y Chapinero. Para Hoyos, esta apuesta marca un precedente en la región. “Bogotá dio un paso que muchos países aún no se atreven a dar: reconocer que el cuidado no es un deber femenino, sino un desafío social que exige corresponsabilidad”, resalta.

La Fundación Solidaridad por Colombia, con más de 50 años de experiencia en intervención social, es aliada estratégica en este proceso. Desde su trayectoria, la entidad aporta un modelo orientado a fortalecer la autonomía emocional, la participación comunitaria y la construcción de entornos protectores. “Sabemos que cuando una persona cuidadora recibe herramientas, toda su familia y su territorio cambian con ella”, señala Hoyos.
El llamado, dice, es colectivo. “Ninguna sociedad puede sostenerse sobre los hombros exhaustos de sus cuidadoras; por eso, fortalecerlas no es un gesto simbólico, es una decisión de futuro”. Y agrega: “Este es el momento de reconocer, dignificar y acompañar el cuidado como un liderazgo que transforma comunidades enteras”.
Con iniciativas como esta, la ciudad avanza hacia una visión en la que el cuidado deja de ser invisible y se convierte en una fuerza capaz de reconstruir tejido social, impulsar la participación y abrir nuevas oportunidades de bienestar para miles de familias bogotanas.
