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Carolina Moreno | Foto: Carolina Moreno

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“No es lo mismo estar encerrado en tu país que a más de 18.000 kilómetros”

Para Carolina Moreno, caleña atrapada en Indonesia, la principal preocupación es el precario sistema de salud de ese país, muy poblado y con pocos médicos.

27 de abril de 2020

Esta caleña de 34 años, lleva más de un mes atrapada en Bali, Indonesia, por cuenta de la pandemia. En este momento tanto para ella, como para centenares de compatriotas que no lograron volver al país cuando el presidente Iván Duque prohibió los vuelos internacionales, su regreso es incierto. 

Había planeado este viaje por el sudeste asiático desde hace varios meses. Vivía en Argentina, donde estaba haciendo su especialización en psiquiatría infanto-juvenil, volvió a Cali, y desde allá emprendió el viaje de sus sueños en enero.

Hasta ahora China había anunciado la aparición de un nuevo virus respiratorio pero ella, al igual que el mundo entero, nunca se imaginó que el virus de Wuhan se convertiría en una tragedia en solo tres meses. Su viaje iba de enero a finales de mayo y en este último mes se iba a encontrar con su hermana que vive en Francia, para posteriormente regresar a Colombia. Sin embargo, sus planes le cambiaron y además, quedó encerrada a miles de kilómetros de distancia. 

“Mi familia me empezó a decir que buscara cómo devolverme pero yo estaba en Hoi An, una ciudad en Vietnam que ni siquiera tiene aeropuerto. Cogí un bus de 18 horas, llegué a Hanoi, la capital, para volar a Bali y en eso Duque suspendió la entrada de vuelos internacionales", le relató Carolina a SEMANA.

Averiguó y un tiquete le costaba 18 millones de pesos, que ella no podía pagar. "Además, eran vuelos de más de 48 horas con escalas interminables en muchos países que pedían visa. Irme a Francia donde mi hermana, también fue imposible porque la Unión Europea había cerrado fronteras. Por cualquier lado que lo veía era imposible volver”.

Así mismo, le daba pánico quedarse atascada en una de las escalas de los países árabes como Dubái por ejemplo, en donde como ella dice, los ahorros no le alcanzarían para vivir. 

Pero más allá de las preocupaciones obvias como la falta que le hace la familia o no poder estar encerrada en un lugar conocido, lo que más le angustia hoy a Carolina, como médica, es el precario sistema de salud que tiene el sudeste asiático. Indonesia, donde están ella y otros 34 colombianos, es el cuarto país más poblado del mundo con más de 260 millones de habitantes.

“La Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que se necesitan 24 médicos por cada 10.000 habitantes e Indonesia solo tiene 4 médicos por 10.000 habitantes. Italia tiene 40 por cada 10.000 y aun así se desbordó. En cuanto a las UCI, Colombia tiene 170 por 10.000 personas e Indonesia tiene 2,7. Si acá el virus se sale de las manos, sería terrible”, dijo Carolina. 

A la fecha, este es uno de los países con más casos en el sudeste asiático. Tiene un total de 8.211 contagiados, 689 decesos y 1.000 recuperados, y si bien ella sabe que no todos los casos de covid-19 necesitan UCI, sí es consciente que nadie está exento de tener complicaciones. Cada día que pasa es más evidente que el virus no discrimina y afecta tanto a adultos mayores como a jóvenes. 

A pesar de que en este país la cuarentena no es obligatoria, afirma que todos los colombianos que están en Indonesia no salen de sus hospedajes. Cerraron escuelas, lugares turísticos, algunos negocios y prohibieron todos los vuelos, pero las personas pueden salir con la debida precaución. Para ella, el estrés que viven puede provocar insomnio, depresión, alteración del sueño, y todo esto combinado podría afectarles el sistema inmune, por lo cual solo salen en caso de ser estrictamente necesario, como para abastecerse. 

En medio de la situación Carolina está bien. Duerme en la casa de una amiga e insiste en que no tiene reparos con el Gobierno colombiano o la embajada de Indonesia. No los culpa, pues es consciente de que se necesitan muchos trámites para repatriarlos, pero sí cree que deberían tener menos ‘trabas’, porque como ella dice, “cada día cuenta y no hay que esperar una fatalidad para que nos devuelvan”.

En su caso, la embajada ha sido muy receptiva y se siente respaldada por ellos. De hecho, recientemente la contactaron para preguntarle qué supermercado tenía cerca para comprarle mercado. “Nos hemos podido comunicar fácilmente, no hemos tenido problemas con las visas pues nos enviaron un documento que notifica nuestra situación así que tampoco fuimos a hacer trámites ni filas. Han estado muy pendientes, hacen reuniones virtuales para darnos apoyo psicológico y si a alguien que solo trabaja con computador se le daña, ellos mandan un técnico para arreglarlo”, cuenta. 

Pero centenares de colombianos en otros países de la zona no han corrido con su misma suerte. No solo porque no tienen el mismo respaldo que brinda la embajada de Indonesia, sino porque no están en las mismas condiciones. En Tailandia, por ejemplo, a muchos se les venció la visa y los empezaron a multar por día hasta que lograron ir a solucionar el problema para no quedar como ilegales.

Al ver esta situación, Daniel Cabrera, un bogotano atrapado en Myanmar, creó con otros cinco colombianos la iniciativa ‘Quiero regresar a casa‘. En esta página que crearon hace un par de días, ya hay más de 350 connacionales registrados en todas partes del mundo que luchan por conseguir un vuelo humanitario para regresar a Colombia. 

Si quiere conocer sobre esta iniciativa, haga click aquí.