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Los indígenas respaldaron a Evo en sus anteriores candidaturas, pero con el tiempo su apoyo se redujo y esta semana algunos protestaron junto a grupos estudiantiles contra la nueva postulación. | Foto: Afp

BOLIVIA

Evo Morales: de reelegido a rechazado

El Tribunal Electoral de Bolivia habilitó en un polémico fallo la cuarta candidatura de Evo Morales. Pero cada vez pierde más apoyo popular y miles protestaron contra la decisión. El presidente eterno está en la cuerda floja.

15 de diciembre de 2018

Bbolivia vivió una tensa semana. En Santa Cruz, capital económica del país, un grupo de estudiantes prendió fuego al Tribunal Electoral; en La Paz se vivieron tres días de lo que el defensor del pueblo, David Tezanos, calificó como un “atentado contra la paz”, y en el resto del país miles se unieron al grito de “mi voto se respeta, Bolivia dijo NO a Evo”.

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La decisión del tribunal, controlado por el Ejecutivo, que habilitó la candidatura del presidente Evo Morales para quedarse en el poder, anula el resultado del referendo del 21 de febrero de 2016, en el que el 51 por ciento de los votantes se negó a permitir la reelección. En ese entonces, el presidente intentó reformar la Constitución mediante el voto popular. Ahora, el tribunal asegura que Evo tiene un “derecho humano” de presentarse a elecciones. Como le dijo a SEMANA María Luisa Soux, historiadora emérita de la Universidad de San Andrés de La Paz, “se quebró uno de los fundamentos centrales de cualquier sistema democrático: el respeto a la Constitución”.

Y es que Morales se convirtió, con el pasar de los años, en un enorme peligro para la democracia. Su insistencia en permanecer otro periodo en el poder del país andino muestra su carácter autocrático. De hecho, explica su apoyo al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, que mira complaciente cómo la democracia de su país se despedaza, y al represivo régimen de Daniel Ortega en Nicaragua, donde murieron más de 300 personas en enfrentamientos con la fuerza pública este año.

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Lejos está Evo del líder cocalero que en 2005 llegó a la Presidencia para partir la historia de Bolivia en dos. Morales reorientó la política de su país y rompió el sistema racista y excluyente que imperaba desde la Colonia. Entre 2006 y 2012, su revolucionario modelo económico redujo la tasa de pobreza del 59,9 por ciento a menos del 40. Además, en la Constitución de 2009 declaró a Bolivia “Estado Plurinacional” para reconocer la gran diversidad de grupos indígenas. Pero hoy, como le dijo Soux a SEMANA, el presidente pasa por encima de los derechos indígenas y “entrega tierras a los migrantes, abre carreteras y concesiones petroleras en territorios indígenas, de tal manera que su discurso a favor de la Madre Tierra es hoy solamente eso, un dicurso”.

El desgastado apoyo a Evo, que hoy ronda el 30 por ciento, refleja su afirmado talante antidemocrático. El presidente barrió en las anteriores elecciones, con mayorías por encima del 60 por ciento. Hoy, Carlos Mesa, su principal contendor, lo supera con 34 por ciento en intención de voto.

Carlos Mesa, presidente entre 2003 y 2005, tiene el 34 por ciento de la intención de voto y es favorito para las elecciones del próximo año.

El presidente se presentará en enero a las primarias del partido Movimiento al Socialismo (MAS), donde seguramente obtendrá una abultada mayoría. De ahí en adelante tiene nueve meses más para convencer a los bolivianos de las ventajas de completar, en caso de salirse con la suya, 20 años en el poder. Pero también, como dice Soux, para explicar “la corrupción, la inexistencia de justicia, la impunidad de los miembros de su partido, los gastos inútiles de las autoridades, los contratos con sobreprecios y el desconocimiento de la voluntad de la mayoría”.

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Evo hoy se pregunta por la fórmula para permanecer en el poder y eso podría, para el profesor Marcelo Arequipa, de la Universidad Católica de Bolivia, “involucrar medidas para eludir las disposiciones de la Constitución”. Si gana, su gobierno se unirá definitivamente al eje de las dictauras disfrazadas de democracias, junto a Venezuela y Nicaragua. Pero si pierde, en un año el presidente eterno de Bolivia saldrá por la puerta de atrás, después de perder democráticamente unas elecciones en las que participó por decisiones judiciales amañadas.