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Stacey Abrams, Lupe Valdez y Debra Haaland son tres de las candidatas que podrían hacer historia en estas elecciones. | Foto: Tomadas de Twitter

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Reivindicación femenina y de minorías: lo que pueden definir las elecciones de EE.UU.

En una elección atípica, las mujeres, los negros y los indígenas buscan espacios de poder en la política representando a comunidades como la de Coer d’Alene, los transgénero o latinos.

6 de noviembre de 2018

Stacey Abrams podría convertirse en las elecciones del martes próximo en la primera gobernadora afroamericana de Estados Unidos. Obtuvo la nominación del Partido Demócrata en el estado de Georgia y tiene ahora buenas posibilidades de hacer historia. 

No es la única sino apenas una más en un larguísimo listado: el protagonismo de las mujeres en las próxima ronda electoral no tiene parangón en casi dos siglos y medio de democracia. 

Según los analistas, es la novedad más interesante que asoma en el terreno electoral y un fenómeno que puede modificar radicalmente el mapa político de Estados Unidos. 

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“La posibilidad de que más mujeres sean candidatas y accedan a cargos públicos es un hecho central”, dijo en diálogo con la Agencia Anadolu el analista político Erick Langer. 

Señaló que la gran mayoría pertenece al Partido Demócrata y si logran movilizar a los votantes es posible que cambien el curso de la elección. 

“El 56 por ciento del electorado es femenino”, recordó el especialista de la Universidad de Georgetown. “Y Donald Trump no es una figura que atraiga especialmente el voto de las mujeres”, agregó. El presidente norteamericano podría ser el gran derrotado este martes.

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Más alternativas femeninas

Michelle Luján Grisham compite en Nuevo Mexico también por el cargo de gobernadora, y otro tanto hace Lupe Valdez en Texas, con la particularidad de que esta última sería, en caso de ganar, la primera mandataria latina y gay.

La lista sigue: Debra Haaland, también de Nuevo Mexico, podría convertirse en la primera legisladora de origen indígena, integrante de la tribu Pueblo of Laguna. Y Paulette Jordan, también de raíces indígenas, oriunda de la comunidad de Coer d’Alene, fue la primera mujer en obtener la nominación como candidata a gobernadora en el estado de Idaho.

Ambas, además, son demócratas y apuestan a que el tsunami de candidatas marque el 6 de este mes un punto de inflexión en un país donde la primera línea de la política -con pocas excepciones- ha estado dominada tradicionalmente por los hombres. 

Ya no es tan así. En el tren de “primeras veces”, Ihlan Omar, de Minnesota, y Rashida Tlaib, de Michigan, parecen bien encaminadas a ser las primeras legisladoras musulmanas en la Cámara de Representantes. Y la republicana Cindy Hyde-Smith podría ser la primera mujer en ser elegida para el Congreso por el estado de Mississippi.

Con 28 y 29 años, respectivamente, Alexandria Ocasio-Cortez y Abbey Finkenauer romperían a su vez con otro tipo de barrera: serían las mujeres más jóvenes en la historia norteamericana en acceder a una banca legislativa. 

Y los nombres de esta verdadera revolución femenina siguen: Jahana Hayes, Martha McSally, Ayanna Pressley, Christine Hallquist, Kyrsten Sinema, Marsha Blackburn, entre otras.

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Hallquist, una Demócrata de Vermont, es además la primera candidata transgénero a una gobernación.  Lo que trajo el “Yo también”.

La reivindicación femenina irrumpió con fuerza en el último año. De hecho, el movimiento #MeToo definió 2017 quizá más que ningún otro fenómeno social. Ahora el ascenso de las mujeres a lugares de poder podría convertirse en un hecho central de 2018. 

“Este año quizá todas dijimos por separado que es tiempo de dar un paso más”, dijo Haaland, la candidata indígena de Nuevo México, en una entrevista reciente. 

Pero la revolución en ciernes también tiene como protagonistas a otros sectores hasta ahora excluidos de la política mayor. 

Abrams, en el sureño estado de Georgia, tiene su correlato masculino en la vecina Florida, donde Andrew Gillum buscará convertirse en el primer gobernador afroamericano del estado. 

Luego de décadas de gobiernos republicanos, también este hecho sería un cambio de época en una elección que se anuncia atípica en muchos sentidos. 

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De hecho, varios récords quedarán hechos trizas. Los cálculos indican por ejemplo que podrían triplicarse los congresistas de origen indígena. En la actualidad son solo dos los legisladores que se presentan como “native americans”.

Además, si se combinan los niveles federal y estatal, son más de 400 los candidatos LGBTI que aspiran a distintos cargos electivos. Por ejemplo, Jared Polis espera convertirse en gobernador de Colorado y ser el primer hombre gay en ganar una elección para ese puesto. El candidato se desempeña como representante a la Cámara por el Partido Demócrata desde 2009.

Casos como el de Polis nunca fueron tan numerosos en la historia estadounidense y su posible acceso a posiciones de poder podría modificar sustancialmente el diálogo político en un país que comienza a darle voz a sectores y minorías largamente postergados. 

Con información de Anadolu..