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Un hombre vota durante el desarrollo de las elecciones de medio término, este martes 6 de noviembre, en Fairfax, Virginia, Estados Unidos. | Foto: Yasin Öztürk - Agencia Anadolu

ELECCIONES EN ESTADOS UNIDOS

¿A quién beneficia el bajo índice de participación electoral en EE.UU.?

En las elecciones de medio término de este martes, en las que se elige parte del legislativo y algunos gobernadores, los expertos estiman que la votación se ubicará entre el 35 y el 45% del padrón electoral.

6 de noviembre de 2018

La participación electoral en Estados Unidos es una de las más bajas del mundo desarrollado, también, el eje de un acalorado debate que se renueva con cada elección, sin que se haya encontrado solución a los constantes cuestionamientos al sistema que deja a muchos al margen del proceso electoral.

Solo el 55 por ciento de las personas habilitadas para votar lo hicieron en las elecciones presidenciales de 2016, en las que Donald Trump derrotó a su rival Demócrata, Hillary Clinton. 

Y en las votaciones de medio término de este martes 6 de noviembre, en la que sólo hay una renovación legislativa y algunos estados eligen gobernador, este porcentaje suele ser menor. Los expertos estiman que se ubicará entre el 35 y el 45 por ciento del padrón electoral.

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¿Las minorías no votan?

Este rasgo característico del sistema electoral norteamericano no tendría mayores consecuencias si no se viera alterada la representación proporcional de los distintos grupos que componen la sociedad estadounidense. Pero lo que ocurre en la práctica es que las minorías -negros, latinos, asiáticos y sectores de menos recursos en general- son las que registran índices más bajos de participación.

Por eso, uno de los grandes desafíos que enfrentan Demócratas y Republicanos ante cada elección es el de movilizar a sus bases y lograr que acudan a votar en un país donde hacerlo no es obligatorio. Toda la maquinaria partidaria, con sus multimillonarios recursos, está enfocada en ese objetivo, y esto es especialmente cierto para el Partido Demócrata, de mayor penetración entre sectores que menos votan. 

Claro que cada uno quiere movilizar sólo a su base y no a la del rival. “Como las minorías suelen votar a favor de los Demócratas en una proporción que va de 9 a 1 entre los afroamericanos y de 7 a 3 entre los latinos, a los Republicanos no les conviene que la participación de las minorías avance demasiado”, explicó a la Agencia Anadolu el analista político Mark Jones, especialista de Rice University, en Texas. 

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Trump parece haber asumido el reto electoral de este martes como si se tratara de un plebiscito sobre los dos primeros años de su gestión. Embarcado en un esfuerzo desenfrenado por salir airoso de la elección, logró imponer en el centro del debate público los temas que más inquietan a los votantes Republicanos, como la inmigración, el derecho a la ciudadanía y la seguridad nacional. El objetivo es incentivar el voto entre sus seguidores.

Un complejo sistema electoral
Las razones de la baja participación electoral en Estados Unidos son variadas y profundas, y tienen que ver con la complejidad del sistema y la necesidad de registrarse previamente. Es decir, el votante debe tramitar su inclusión en el padrón electoral si quiere participar, lo que supone una primera barrera. 

Además, las reglas para registrarse varían sustancialmente de un estado a otro, con fechas límite para hacerlo que pueden ser meses antes o el mismo día de la elección, según el distrito y la exigencia de documentos que también difieren en cada caso. 

Como en Estados Unidos no existe un documento nacional de identidad con fotografía como en otros países pero sin embargo es requisito en algunos estados para poder votar, el registro de conducir suele ser el documento más utilizado. O en su lugar el pasaporte. Pero no todo el mundo conduce o tiene automóvil y no todos viajan al exterior y por lo tanto tienen pasaporte. Más aún, un cambio de domicilio, un matrimonio o un divorcio pueden ser un impedimento a la hora de emitir el voto. 

Los críticos de este enmarañado sistema, con sus complicaciones administrativas y disparidades de un estado a otro sostienen que las minorías y los sectores de menos recursos son los que se ven más afectados, lo que a su vez se ve reforzado por el hecho de que por ley las elecciones deben celebrarse el primer martes de noviembre, un día laboral en el que muchos no pueden dejar sus lugares de trabajo para acudir a los centros de voto. 

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Cifras reveladoras 

Los críticos hacen notar, además, que los estados más conservadores, como Georgia, Florida, Texas o Carolina del Sur y Carolina del Norte, son los que imponen más restricciones. 

Algunas cifras son reveladoras. Si en promedio la participación a lo largo de los últimos 30 años se ha mantenido entre el 55 y el 60%, un examen más detallado de ese porcentaje muestra disparidades importantes. 

En 2016, por ejemplo, año en que votó un excepcional 61,4%, entre los blancos lo hizo el 65,3; mientras que entre los negros ese índice llegó a 59,6% y fue menor aún entre los grupos poblacionales: asiáticos (49,3) y latinos (47,6).

Cada punto porcentual representa cientos de miles de personas. Entre los latinos, por ejemplo, ese 47,6% de participación equivale a 12,7 millones de votantes. Y fueron otros 14 millones los que no acudieron a las urnas. “El Partido Demócrata ha hecho algunos esfuerzos para movilizar a los latinos en particular, pero el impacto ha sido hasta ahora dispar”, señaló Mark Jones.

De acuerdo con las cifras definitivas del último escrutinio, el conjunto de votantes negros, latinos, asiáticos y otras minorías representaron en 2016 el 26,7% del total, un porcentaje que podría crecer significativamente si estos grupos mejoraran su índice de participación.

“En algunos estados, como California y Colorado, los latinos tienen mucha simpatía por el Partido Demócrata, al que entregan hasta tres cuartas partes de sus votos.

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Pero en otros, como Texas y Florida, ese reparto del voto latino es más parejo, con 3 de cada 5 votos para los Demócratas y 2 de cada 5 para los Republicanos. Los Demócratas algunas veces prefieren utilizar sus recursos para movilizar a grupos que le dan un mayor apoyo a sus candidatos”, observó el experto de la Universidad Rice.

De Agencia Anadolu