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| Foto: AFP

ELECCIONES

Lo otro que está en juego en Estados Unidos

En las elecciones también se decide quién controlará el Senado y la Cámara durante los próximos dos años.

8 de noviembre de 2016

Aunque la atención de medio mundo está puesta en el conteo estado por estado de las elecciones presidenciales, este martes también está en juego la composición del Senado y de la Cámara de Representantes de Estados Unidos.

La cosa no es de poca monta. Junto al próximo presidente de Estados Unidos, hoy también se renueva la totalidad de los 438 escaños de la Cámara de Representantes y 34 de los 100 que componen el Senado.

Y aunque todo indica que los republicanos van a conservar el control de la Cámara, como en efecto apuntaban las primeras proyecciones, la pelea por el Senado está abierta. Los cinco sondeos más recientes muestran un empate en las cinco contiendas que decidirán si los demócratas les arrebatan a sus contrincantes el control de esa entidad. Según el portal especializado FiveThirtyEight, los demócratas tienen un 38 % de posibilidades de conseguirlo.

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Si los sondeos se cumplen y si Hillary es elegida presidenta de Estados Unidos, tendría un margen de gobernabilidad mucho mayor que el de Barack Obama, a quien el Senado le obstruyó la mayoría de sus iniciativas. De hecho, acciones clave de su mandato –como el acercamiento con Cuba– solo fueron posibles gracias a sus acciones ejecutivas. Es decir, a leyes que no necesitan la aprobación del Congreso.

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Pero que podrían ser revertidas por el próximo presidente. Y justamente, Donald Trump ha dicho que de ser presidente, lo primero que haría durante su mandato sería justamente deshacer las medidas que Obama adoptó de esa manera.

A su vez, si el magnate consigue la Presidencia, el control del Senado sería la única baza con la que contarían los demócratas para ralentizar la entrada en vigor de las políticas del republicano.

Sin embargo, si Hillary tiene que enfrentarse a un Senado republicano, es predecible que la historia de la administración de Obama se repita, y que tenga que gobernar a punta de acciones ejecutivas.

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A su vez, es predecible que esa entidad bloquee el nombramiento del noveno juez de la Suprema Corte, como lo ha venido haciendo en abierta oposición a Obama, quien hace meses postuló a su nominado.