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Donald Trump habla sobre la crisis en Venezuela.

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Trump refuerza la presión sobre Maduro y hace campaña para 2020

Hoy empezó una semana tensa para Venezuela con un mensaje del presidente Donald Trump en la Florida para presionar el ingreso de la ayuda humanitaria.

18 de febrero de 2019

El límite que impuso Juan Guaidó para la entrada de la ayuda humanitaria a Venezuela es el sábado 23 de febrero, justo un mes después de aquella gigantesca marcha de la oposición en las calles de Caracas en la que se autoproclamó presidente interino. En las cuatro semanas que separan un evento de otro, el presidente de la Asamblea Nacional ha logrado meterle presión al gobierno de Nicolás Maduro con ayuda de aliados como el Grupo de Lima y Estados Unidos.

Esta semana será crucial en ese sentido. Toneladas de ayuda humanitaria han sido colocadas en la frontera, a la espera de poder ingresar al país a pesar de la oposición de parte del régimen de Maduro, para quien esa ayuda no es más que un caballo de Troya cuyo objetivo final es ser la punta de lanza de una intervención militar liderada por Estados Unidos. 

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Hoy el discurso de Donald Trump en la Universidad Internacional de Florida tenía dos intenciones. Por un lado, seguir cerrando el círculo sobre Maduro y, por otro, movilizar al electorado latino de cara a las elecciones del próximo año.

En cuanto a la presión a Venezuela, hizo un llamado a quienes todavía apoyan el régimen para que se pongan del “lado correcto”. “Tengo un mensaje para los funcionarios que apoyan a Maduro… pueden elegir la amnistía que ofrece Guaidó y vivir tranquilos con sus familias. No deben seguir las órdenes impartidas por Maduro de impedir la ayuda”. Dijo, al tiempo que lanzó una amenaza a los militares: “queremos restituir la democracia y las fuerzas militares tienen un papel en esa tarea. Si eligen el camino de apoyar a Maduro no encontrarán refugio en ninguna parte, perderán todo”. Pero más allá de esas palabras, el mandatario no adelantó señales de un plan concreto para hacer que la ayuda llegue a los más necesitados.

Hasta el momento los llamados para disuadir a los militares, quienes en la práctica son los que sostienen al régimen, no han tenido efecto. A pesar de que la semana pasada el asesor de Seguridad Nacional John Bolton insinuó que la Fuerza Armada ya estaba en conversaciones con la oposición para deponer a Maduro, en la práctica solo se han producido deserciones aisladas. La postura que asuma el ejército el sábado cuando se intente el ingreso de la ayuda será el termómetro para saber qué tan fuerte es su lealtad a Miraflores.

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Horas antes del discurso de Trump, Diosdado Cabello, el emblemático líder del chavismo y presidente de la Asamblea Nacional Constituyente hizo un llamado a las “fuerzas revolucionarias” a salir a defender la revolución el próximo 23 de febrero. Esas declaraciones hacen temer el estallido de más violencia en el país. Hace una semana el propio Guaidó había sugerido en declaraciones a la prensa la posibilidad de enfrentamientos entre las dos facciones.

Mientras los ánimos siguen caldeándose, Trump se ratificó hoy en la idea de que todas las posibilidades están sobre la mesa, en alusión a una posible intervención militar. Aunque la mayoría de análisis descartan que efectivamente en Washington se esté movilizando en ese sentido, el gobierno ha mantenido la idea como instrumento de presión a Caracas. 

Por otro lado, la intervención de Trump más allá de ser un instrumento de presión, puede ser leído como un acto de campaña. Florida en uno de los llamados estados bisagra (swing states) en donde los apoyos a republicanos y demócratas no están claramente marcados y cambian de elección en elección. Con una gran población de exiliados cubanos y venezolanos ese tipo de discursos contra un régimen en particular (el venezolano), y una ideología en general (el socialismo), podrá significarle muchos votos a Trump en las presidenciales de 2020, en donde no parte como favorito, a pesar de que en las toldas demócratas todavía no hay candidato definido.

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No es casualidad que la palabra que más repitió Trump fue socialismo, al que se refirió como el peor mal del hemisferio. Su nueva cruzada, la que espera lo deje repetir mandato, es acabar con él. En ese empeño, espera que la caída de Maduro sea el impulso inicial de un efecto dominó que terminaría con lo que desde su gabinete han bautizado como “la troika de la tiranía”: los regímenes de Venezuela, Cuba y Nicaragua.

“Años de socialismo han llevado a Venezuela al borde de la ruina… lo que el socialismo ha hecho en venezuela es lo mismo que los socialistas y comunistas han hecho donde han llegado a gobernar”, aseguró. 

En los próximos meses se verá a Trump repitiendo ese discurso una y otra vez y tratando de identificar la agenda demócrata con los males socialistas. Y Venezuela será el ejemplo perfecto que tomará para decir que él no permitirá que eso ocurra en su país.  “Estados Unidos nunca será una nación socialista, esto nunca nos ocurrirá a nosotros”, dijo hoy.