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CONCIERTO
Underworld: los brujos británicos y el hechizo de su mundo sensorial
En Halloween, el viento sabanero propagó las vibraciones del arrollador espectáculo. El dúo británico mezcló clásicos maravillosos con una fuerte cuota de pistas nuevas y absorbentes. Mientras se bailó, reinaron la fiesta y la comunión, y nadie tuvo frío.
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La noche de Halloween en Bogotá tuvo una descarga doble y notable de punk en Chapinero. En el norte, si bien más músicos animaron la fiesta Comunión, hubo un rey definitivo: Underworld. Desplegó un show para el cual ‘atmosférico‘ se queda muy corto, desencadenó una fiesta que, en idioma Spinal Tap, llegó a 11/10.
Promesa cumplida la de los británicos: maravillaron, no se repitieron, mezclaron etapas y matices de su sonido. Todo esto acompañados de unas luces en la clave óptima, siempre en la tonalidad cromática perfecta, jugando con una pantalla con forma de franja extendida en la que la silueta imantada de Karl Hyde delineaba sus movimientos. Los destellos de luz siempre en juego y movimiento y rotación con los compases, a tono con las variables del sonido. Sobrecogedor, aún más desde su minimalismo. No es cuánto se tenga, es cómo se use.

Una atmósfera, una experiencia, un baile inevitable. Underworld es mucho más. Foto: @mathvalbuenaph
Quienes los habían visto antes, en el Estéreo Picnic X este abril o en otro lugar, sabían a qué se atenían. Fue espectacular, inmersivo, con un sonido tan claro que corrtaba la respiración. Underworld no tiene como decepcionar, exceptuando un apagón, o algo así, que se les salga de las manos. El concierto de este Halloween fue una muestra contundente de lo que hacen y de cómo nunca se anclaron al pasado. Lo creado antes fue enorme y lo sigue siendo. Por ahí arrancaron, con dos de sus más grandes tracks, Two Months Off...
You bring light in
You bring light in
You bring light in
You bring light in
... y Dark Train, un júbilo para los seguidores de Trainspotting e himno de la gran música electrónica.
Luego soltaron, con confianza y contundencia, una tanda de pistas recientes; creaciones enmarcadas en su proyecto Drift, que van de lo contemplativo-bailador (This Must Be Drum Street), a lo reflexivo (Listen to Their No), a lo casi candy (Always Loved a Film) y a lo duro (Another Silent Way).

Una silueta, una voz, una fuerza natural, Karl Hyde pinta sobre lo que Rick Smith crea. Foto: @mathvalbuenaph
La música de Rick Smith no envejece. A la vez, lo nuevo que presenta es refrescante, emocionante e intemporal. Y Hyde baila encima y pinta matices con su voz y sus melodías. Toca el espíritu, agita la determinación.
Para la muestra, la arrasadora Border Country.

Al final vinieron descargas brutales y clásicas como Rez, King of Snake, y claro, Born Slippy .NUXX, que los propulsó a la fama mundial a mediados de los años noventa, cuando Danny Boyle la incluyó en su película Trainspotting. El espectáculo y la fiesta fueron tan impresionantes que hubiera podido no sonar su himno y quejarse hubiera sido descarado. Pero sonó, y fue genial, y cerró otra inolvidable entrega del dúo en Bogotá en este 2019. Afortunada ciudad que recibió a ‘tamaña‘ experiencia electrónica dos veces ya.
El setlist, aquí
Postales del resto de la ‘Comunión‘

N Hardem dejó una muy grata impresión. Foto: @mathvalbuenaph

Digitalism no gozó del sonido más claro, y su show no llenó expectativas. Foto: @mathvalbuenaph