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DESAPARECE LA RUANA

Símbolo de Colombia hasta hace poco tiempo, la ruana está de capa caída

30 de septiembre de 1991

SI EL VIEJO HIDALGO TODAvía viviera, no cabe duda de que estaría muy decepcionado al ver que cada vez son menos las capas que se rompen para ser ruanas. Y menos las manos que hilan y tejen esa típica prenda nacional. Definitivamente, la ruana está desapareciendo. Son pocos los que siguen usándola, sus registros de ventas van de mal en peor y sus fabricantes terminan hundidos por la crisis del negocio.
De todos los atuendos típicos, la ruana fué la que por más tiempo logró estar en el ropero de los colombianos. Y antes que el escudo o el himno, se convirtió en símbolo nacional. Tanto, que ha sido tema central de bambucos y poemas, y hasta terminó siendo el emblema de las cabineras de Avianca, que se hicieron famosas por su ruana roja. Durante sus cinco siglos de existencia, esta prenda fue de uso casi obligado en el país. Aunque no existen estadísticas oficiales, un conocedor consultado por SEMANA afirma que hace 40 años, por lo menos dos de cada tres colombianos tenían una ruana, mientras que hoy esa cifra no llega al 10 por ciento.
Es posible que para muchos la muerte de esta prenda sea difícil de creer sobre todo sí aún se tienen en la memoria los días en que los bogotanos salían muy gallardos a la calle con una fina ruana colgada sobre sus hombros. Pero hoy la realidad es diferente. No es sino observar viejas fotografías de algunas manifestaciones de Gaitán para darse cuenta de que un cambio muy importante ha tenido lugar en la indumentaria colombiana. Los hombres, por lo menos en Bogotá, tenían ruana y sombrero. Y las mujeres no salían a la calle sin llevar un pañolón. Estas fotos, comparadas con las de hoy, muestran que la onda de los revolcones también llegó a la ropa.
Pero este cambio no sólo se evidencia en las fotografías, sino en las cifras, SEMANA visitó las fábricas de los pueblos vecinos y consultó en más de 20 almacenes para comprobar la inminente extinción de la ruana. En promedio, cada establecimiento presenta una venta de cinco ruanas por mes. Una cifra demasiado baja, si se tiene en cuenta que años atrás ese número se doblaba diariamente. Las estadísticas que más sorprenden son las de Artesanías de Colombia, entidad que concentra el comercio de artículos típicos del país, en donde se registra un total de 153 ruanas vendidas durante los últimos cuatro años. De un tiempo para acá, la venta de las ruanas ha bajado en forma impresionante. Se puede afirmar que se ha reducido en más de un 90 por ciento, señala Eduardo Garzón, presidente de la Asociación de Artesanos de Bogotá. Y la situación resulta más insólita al descubrir que son más los extranjeros que los colombianos quienes las compran. De las pocas ruanas vendidas, la mayor parte van a parar a manos de turistas que buscan un curioso y ' típico recuerdo de su paso por este país. Igual situación se presenta en las tradicionales fábricas de Cundinamarca y Boyacá. Antes eran grandes negocios que vendían un elevado número de ruanas y ahora, según los propios dueños, pasan varios meses sin que se venda una sola de ellas. En Nemocón, por ejemplo, está desapareciendo una de las más conocidas fábricas que, años atrás, contaba con 150 empleados, que no daban abasto para elaborar el número de ruanas requeridas por las distribuidoras. Ahora, en ese mismo local, sólo trabajan dos personas. Los demás se fueron al negocio de las flores, porque aquí ya no hay nada por hacer, comenta el dueño de la fábrica.
Pero si en la ciudad la desaparición de la ruana es casi general, en los pueblos también está disminuyendo su uso. En ambas partes está siendo reemplazada por otros atuendos, especialmente por las sudaderas, que poco a poco se fueron apropiando del espacio que le pertenecía a la prenda muisca. Tal parece que en su extinción no hay cómo dar un paso atrás. Y van a ser muchos los colombianos que, junto con el Viejo Hidalgo, se estarán revolcando entre sus tumbas al ver cómo muere el más legendario símbolo nacional. Y lo que es seguro, ya no se podrá aplicar el famoso dicho de que en Colombia la justicia es sólo para los de ruana.