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| Foto: Archivo particular

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Desconsuelo en Tierralta: ¿qué va a pasar con Brayan y Omar, los niños que presenciaron el asesinato de su madre?

Manuel Berrío, compañero sentimental de la mujer abaleada en frente de dos de sus hijos, le dijo a la Fiscalía que María del Pilar Hurtado no era la persona que aparecía en el panfleto de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia.

22 de junio de 2019

El momento es desgarrador. Brayan y Omar, dos mellizos de 12 años, lloran desconsolados en frente del cadáver de su madre que acaba de ser abaleada en plena calle. Los curiosos apenas salen a mirar.

Uno de los pequeños le pega a las paredes, a la puerta exterior de la casa. La impotencia lo invade. Alguien graba la escena desde un celular. Nadie se acerca a abrazarlo. Las palabras se quedan cortas para retratar el profundo dolor de este chico y de su hermano.

El asesinato ocurrió a las 6:50 de la mañana en el barrio 9 de agosto, de Tierralta, Córdoba. El crimen tiene conmocionado al país. La crudeza del asesinato se unió con el peor de los dolores: que menores de edad tuvieran que ser testigos de un acto tan atroz en contra de una madre.

De María del Pilar, la víctima 34 años, se han difundido versiones sin confirmar. Sin embargo, SEMANA habló con un funcionario que estuvo en el momento en que Manuel Berrío, su compañero sentimental, puso la denuncia en la Fiscalía.

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La mujer era madre de cuatro hijos varones, entre los que se cuentan los mellizos y dos más de 14 y 5 años. El hombre aseguró que María del Pilar no estaba dentro de la lista de un panfleto de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia que circuló en el pueblo. El papel amenazante nombraba a: “La gran gorda HP, mujer del chatarrero”.

Cuando llegó la amenaza, la misma María del Pilar indagó pues le pareció extraño. A Manuel no lo suelen conocer en el barrio como chatarrero. Él se dedica al reciclaje de cartón y plástico.

María del Pilar había conseguido recientemente un trabajo en un aserrío, donde armaba guacales para transportar papayas. Según Manuel su mujer no había recibido amenazas. Sin embargo, agregó, ella sí había marcado un lote que está en disputa por parte de algunos desplazados del municipio. Más del 50 por ciento de la población de Tieralta ha sido víctima del conflicto, muchos de ellos viven sin tierras, sin techo, explicó un miembro de la Defensoría del Pueblo.

La alcaldía del municipio emitió esta tarde un comunicado en el que desmintieron algunas versiones que han circulado en redes. El documento firmado por Willington Ortiz Naranjo, secretario de Gobierno, María Alexandra Ferraro, personera y David Quintero Ibarra, jefe de la Sijin, contradice a la asociación Cordoberxia, quienes habían afirmado que la señora Hurtado era una lideresa social y que estaba referenciada en el mencionado panfleto.

Sin embargo, desde la fundación afirman que en ningún momento han dicho que la víctima haya sido líder social y critican que trate de desviarse la atención, de lo que igual fue un crimen.

El documento también dice que la Policía Nacional abrió una investigación junto con la Fiscalía para establecer quiénes pudieron estar detrás del asesinato.

La Alerta Temprana de la Defensoría del Pueblo, con fecha del 25 de noviembre de 2018, relata que la situación de inseguridad en Tierralta ya era crítica hace algunos meses por cuenta de la presencia de varios grupos armados de la zona que se disputan el territorio, entre ellos las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, autores del panfleto.

El documento centra el riesgo de esta población en "la presencia de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) enfrentadas a estructuras armadas compuestas por exmiembros de las FARC-EP declarados en disidencia, y que al parecer se conforma de tres estructuras armadas articuladas entre sí que han empezado a presentarse a los campesinos por mensajes de voz, mensajes escritos y también de manera personal con el nombre de ‘Nuevo frente 18 – Román Ruiz - Cacique Coyará FARC-EP".

La Defensoría señaló que estas disidencias han iniciado un ciclo de hostilidades por el control de los corredores de movilidad que los frentes 5, 18 y 58 de las Farc tenían -entre las cuencas de los ríos Esmeralda y Tigre en Tierralta- antes de la firma del acuerdo de paz y los cuales fueron tomados por las AGC durante el desarme.