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La nueva cabeza del IDU heredará 38 obras en construcción, 20 proyectos listos para contratar y 38 diseños definitivos para abrir licitaciones. | Foto: ISTOCK

BOGOTÁ

El cargo de los 20 billones de pesos

Muchos han hablado del gabinete de Bogotá, pero nadie del puesto más importante: la dirección del IDU, que maneja un presupuesto de inversión superior a la suma de los de Medellín, Cali y Cartagena. ¿Quién tendrá a su cargo ejecutar las obras y garantizar que no haya escándalos de corrupción?

18 de enero de 2020

Hasta ahora, la mayoría de los nombramientos de la alcaldesa Claudia López han tenido buen recibo. Una mezcla de academia con experiencia da a entender que las entidades de la Alcaldía de Bogotá quedaron en buenas manos. Sin embargo, la tarea no ha concluido y la mandataria tiene por delante el principal desafío: escoger la dirección del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU). No se trata de una entidad cualquiera. En primer lugar, manejará en los próximos cuatro años casi 20 billones de pesos, recursos que superan los que tendrán ciudades como Medellín, Cali, Barranquilla, Cartagena y Bucaramanga.

En segundo lugar, quien llegue a esta entidad, que en el pasado tuvo un enorme desprestigio porque allí orquestaron el carrusel de la contratación de Samuel Moreno, deberá ser prenda de garantía en materia de ética, moral y transparencia. Y en tercer lugar, allí no podrá llegar nadie a improvisar. El IDU requiere de una persona con una gran capacidad de ejecución, pues hereda 38 obras en marcha, 20 proyectos listos para contratar y 38 obras con diseños adjudicados, que significarán un revolcón en infraestructura en la capital del país.

Por el poder que tiene el IDU, que puede superar al de un ministerio, en el pasado la corrupción hizo de las suyas. El caso más nefasto fue el mencionado carrusel, cuando la entidad quedó a merced de una organización criminal que aprovechó las obras de la llamada fase III de TransMilenio (las troncales de la calle 26 y la carrera Décima) y las de mantenimiento vial. La plana directiva del IDU, encabezada por Liliana Pardo, terminó en problemas judiciales, al igual que varios constructores como los primos Nule, Julio Gómez, Emilio Tapia y Andrés Jaramillo. Pardo está hoy prófuga de la justicia y con circular de Interpol. Samuel Moreno, su hermano Iván Moreno y los contratistas terminaron en la cárcel.

Por ese motivo, quien llegue no podrá bajar la guardia contra la corrupción. Muchos esperan que no tenga filiaciones políticas y que definitivamente carezca de conflictos de interés con el complicado mundo de los contratistas e interventores. Además, deberá tener capacidad de diálogo con el Gobierno nacional y con el Concejo, ya que esas instancias aprueban los dineros para las obras de infraestructura. También, y no menos importante, deberá dialogar con la ciudadanía para socializar las obras, pues en los próximos años se convertirán en realidad muchos proyectos estructurados en la alcaldía de Enrique Peñalosa.

La alcaldesa López se la iba a jugar para semejante puesto por Orlando Molano, exdirector del Instituto de Recreación y Deportes (IDRD). Dos virtudes lo hacían un buen candidato: su capacidad de ejecución y su estrecha amistad con la mandataria. López confía en Molano desde que se conocieron hace 20 años en la primera alcaldía de Peñalosa. De las 2.500 obras que dejó la anterior administración, más de 1.000 fueron intervenciones en parques que Molano sacó adelante.

Pero concejales y congresistas del Polo Democrático y la Alianza Verde vetaron su nombre. Según conoció SEMANA, ellos presionaron a la alcaldesa para que al IDU no llegara otra persona del entorno peñalosista. Fuentes dicen que a Claudia le armaron una “guerra civil”. En la Empresa Metro, la mandataria ya había ratificado a Andrés Escobar y en TransMilenio promovió como gerente a quien venía desempeñando la subgerencia técnica: Felipe Ramírez. Así mismo, a cargo del talento humano mantuvo a Nidia Rocío Vargas. Por eso, una persona más de Peñalosa no cayó bien en las filas del Polo y los verdes.

Muchos esperan que no tenga filiaciones políticas y que definitivamente carezca de conflictos de interés con el complicado mundo de los contratistas e interventores.

Claudia ha tratado de guardar equilibrio con las fuerzas políticas y la exconcejal del Polo Xinia Navarro, por ejemplo, es hoy la secretaria de Integración Social. Exfuncionarios de Petro también están en el gabinete, como Blanca Inés Durán en el IDRD, y David García al frente de la Orquesta Filarmónica.

De la búsqueda del nuevo responsable del IDU no hay novedades. La alcaldesa le ofreció el cargo a Dimitri Zaninovich, exdirector de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), pero no aceptó. Tampoco se han conocido más nombres que deberán pasar por una firma cazatalentos. “Deberá tener criterio para armar buenos equipos, ser buen administrador de lo público, capacidad para trabajar bajo presión y mantener el aplomo caminando siempre en una línea de riesgo”, aseguró la concejal María Fernanda Rojas, de la Alianza Verde y quien dirigió el IDU en el gobierno de Petro.

Mientras aparece el indicado, está encargado Isauro Cabrera, quien hace unos meses era el director de Planeación de la entidad. La alcaldesa explicó que por ahora no habrá director en propiedad, pues para ella la administración pasada tiene la responsabilidad de firmar en los próximos días el contrato de construcción de TransMilenio en la avenida 68, una obra que ha estado en medio de la polémica.

En campaña, la hoy alcaldesa dijo que por esta vía haría un tren ligero e incluso propuso que los recursos asignados fueran a una bolsa para hacer “más metro”. Pero ya la Financiera de Desarrollo Nacional dijo que la troncal de la 68 es prioritaria y alimentadora del metro.

El IDU no solo tendrá a cargo la troncal de la avenida 68. Ya están en construcción vías como la avenida Guayacanes; los puentes de la 127 sobre la Boyacá y la extensión hasta la avenida Rincón; la calle 183 entre la Autonorte y la Boyacá; y la calle 153, entre la Novena y la 19. Este año deberá comenzar la construcción de la ALO sur; la avenida Novena, entre las calles 170 y 193; la avenida Boyacá, entre las calles 170 y 183, además de ampliaciones de estaciones y portales de TransMilenio y 16 obras de la nueva valorización. Estas últimas son claves, pues los ciudadanos pagaron un billón de pesos para financiarlas.

El IDU dejó atrás su oscuro pasado gracias a las alcaldías de Petro y Peñalosa, con directores como María Fernanda Rojas, William Camargo y Yaneth Mantilla.

La persona que llegue al IDU también tendrá que definir qué hacer con la troncal de TransMilenio por la carrera Séptima, en la que el Distrito ya invirtió 287.000 millones de pesos en comprar predios y que está lista para ser adjudicada. También deberá resolver el futuro de otros proyectos como la troncal de la avenida Ciudad de Cali o la extensión de las Américas para que conecte con la calle 26 y la NQS. Así mismo, tendrá que ver qué sucede con otros cables aéreos, ya que Claudia prometió el de San Cristóbal. También tiene que velar por el mantenimiento de las vías y la construcción de espacio público para peatones y ciclistas.

Yaneth Mantilla, la saliente directora del IDU, señaló que el funcionario que la reemplace recibirá de herencia los diseños definitivos. En ese sentido, quien tome las riendas de la entidad deberá pasar a las fases de licitar y construir. De no hacerlo, podría incurrir en detrimento patrimonial.

También tendrá el desafío de estructurar las alianzas público-privadas para conectar a Bogotá con la región, y para articular la ciudad con el Regiotram de Occidente. También deberá sacar adelante la transformación del IDU en una Agencia Distrital de Infraestructura, a imagen y semejanza de la ANI en el orden nacional.

El IDU dejó atrás su oscuro pasado gracias a las alcaldías de Petro y Peñalosa, con directores como María Fernanda Rojas, William Camargo y Yaneth Mantilla. Esta última reconoció que es una entidad muy difícil y que los pliegos tipo sirvieron como estrategia clave para evitar la corrupción. Sin embargo, dijo que en ese cargo “hay que estar a cuatro ojos para que no te metan goles”. n