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El caso de Diego Alvarez

Incredulidad por las primeras conclusiones de la investigación sobre el crimen contra el actor Diego Alvarez.

20 de diciembre de 1993

EL MARTES DE LA SEMANA pasada los colombianos se sorPrendieron al conocer los resultados de las pesquisas preliminares sobre la muerte de Diego Alvarez, ocurrida el 30 de abril de este año. La primera fue que el deceso del actor se produjo no por suicidio, como se había considerado inicialmente, sino por asesinato.
A esta conclusión llegaron los investigadores por una grabación que apareció en el mismo lugar de los hechos, el apartamento de Bogotá donde vivia el actor.
Esa grabación, que fue escuchada por muchas personas en el momento en que la Fiscalía hacía sus primeras averiguaciones en el lugar, contenía los últimos momentos de la vida de Alvarez, cuando los asesinos lo lanzaron por la ventana del tercer piso hacía la calle. Es un misterio la forma como se activo el contestador telefónico en la escena del crimen, pero los investigadores consideraron ese y otros indicios como la demostración de que en el episodio hubo manos criminales.
El sonido ambiental de la cinta recoge el momento en que Alvarez les pide a sus agresores que no lo mate continuación se escucha un gemido, y segundos más tarde un grito de horrorantes de que su cuerpo salga despedido por el ventanal, entre un estruendo de vidrios rotos.
Si conocer lo anterior causó sorpresa, porque le cambió el curso a hipótesis generalmente aceptada que la muerte de Alvarez había sido un suicidio, las otras conclusiones las que llegó la Fiscalía en su primera etapa, más que asombro, generaron incredulidad. La razón: las órdenes de captura se produjeron contra su compañera Marcela Vásquez Pombo y algunos de sus más íntimos amigos, a quienes se acusó como presuntos autores intelectuales asesinato del artista.
Por la reserva del sumario no trascendió a la luz pública cuáles fueron las causas por las que el Fiscal que lleva el proceso dictó esas medidas de aseguramiento; pero todo indica se debieron a las condiciones en que pudieron haber incurrido en sus declaraciones ante los investigadores que llevaban el proceso. Lo que muy pocos parecen dispuestos a creer es que Alvarez haya sido asesinado por algunas de las personas que más le querian.
Los presuntos sindicados, con excepción de la señora -quien estaba dirigiendo en ese momento la grabación de un capítulo de la telenovela En cuerpo ajeno- estaban en una fiesta en el mismo edificio del crimen.
Alli se enteraron de la tragedia unos minutos después de que sucediera, cuando los vecinos llamaron a su puerta para avisarles lo que acababa de ocurrir. Aunque se acepte en gracia de discusión que ellos pudieran haber tenido la intención de asesinarlo, no parece muy claro por que ellos mismos fueron quienes avisaron a las autoridades y permanecieron en el lugar. Por otra parte, tanto ellos como Marcela estuvieron siempre dispuestos a colaborar con la investigación, y en las múltiples declaraciones que rindieron siempre lo hicieron de manera espontánea y sin que consideraran necesaria la participación de un abogado.
Su objetivo era que hubiera claridad, y que la muerte de Alvarez no quedara impune, como la mayoría de las que suceden en Colombia. En resumen, jámas se sintieron acusados.
¿Y quienes son esos acusados?:
Sergio García, un director de fotografía especializado en París, que se ha dedicado en los ultimos años a trabajar con el director Jorge Alí Triana, inclusive en Crónica de una generación. Iván Martelo, un conocido diseñador especializado en ambientación de dramatizados; entre sus trabajos está La casa de las dos palmas. Carlos Esteban Olarte, un músico con formación académica adquirida en Londres. Diego Mejía, un conocido publicista dueño de su propia agencia. Y Juan Carlos Delgado, un cineasta que estudió en Bulgaria, especializado en realización de documentales, uno de los cuales registró el Festival de Teatro de Bogotá de 1991. Todos ellos eran amigos o conocidos de AIvarez desde hacía muchos años.
Capítulo aparte es la historia de Marcela Vásquez Pombo, quien compartió los últimos 10 años de la vida de Diego Alvarez, en una unión que sus amigos describen como muy armónica. La señora Vásquez, quien estudió educación preescolar, se dedicó, como varios miembros de su familia, al cine y a la televisión, donde llegó a convertirse en una de las pocas mujeres que han dirigido un dramatizado en este país.
Ampliamente conocida y respetada en el medio no ha sido posible encontrara alguien que acepte que pueda ser culpable de lo que hoy se le acusa. Por todas estas razones, decenas de directores y artistas han formado varios cómites de trabajo y han conseguido casi todo para la defensa legal de los acusados.
Buena parte de la estupefacción frente a los autos de detención expedidos la semana pasada por parte de la Fiscalfa tiene que ver con que, durante los siete meses de las pesquisas, estas apuntaron hacía un grupo de delincuentes conectado con la distribución al menudeo de drogas y con quienes Alvarez había tenido problemas por su hábito.
Y ahora parece que esos delincuentes han pasado de acusados a acusadores, lo que hace temerpor la existencia de un montaje del que estarían siendo víctimas la viuda de Alvarez y sus amigos más cercanos, cuyas declaraciones desde el principio de la investigación habían llevado a las autoridades a sospechar del grupo de vendedores de drogas como posibles autores del crimen.
Todo esto tendráque aclararse muy pronto, porque tanto el medio de la televisión como el público interesado en el caso por la misma notoriedad de la víctima sólo esperan que el asesinato de Alvarez no conduzca al final a una enorme injusticia.