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Camilo Torres Martínez, alias ‘Fritanga’, saludó antes de ser extraditado. | Foto: EFE

JUDICIAL

El proceso que ‘Fritanga’ no le pudo ganar al Inpec

Antes de ser extraditado, Camilo Torres tenía la esperanza de ‘tumbar’ al general Gustavo Ricaurte.

25 de abril de 2013

Antes de montarse en un avión de la DEA rumbo a Estados Unidos, donde deberá responder por decenas de toneladas de coca enviadas a ese país, Camilo Torres Martínez, alias ‘Fritanga’, quedó con una desazón: no le pudo ganar un proceso por presunto tráfico de influencias al director del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec), general Gustavo Ricaurte.

La historia se dio hace varios meses cuando Ricaurte advirtió, a través de una carta al Ministerio de Justicia, sobre el problema en el que se habían convertido ‘Fritanga’ y el también narcotraficante Andrés Arrollabe, alias ‘La Máquina’.

Para el Inpec, los dos narcotraficantes tenían con los pelos de punta a la guardia de las dos cárceles donde estuvieron detenidos porque en todo momento pretendieron violar el régimen penitenciario.

El narcotraficante de origen chocoano fue trasladado de la cárcel La Picota a la de Girón (Santander) para evitar una posible fuga detectada por un grupo de inteligencia. Ya en Girón, ‘Fritanga’ protagonizó otro escándalo: el 30 de octubre del 2012, cuando se conoció que quiso hacer una fiesta para celebrar su cumpleaños. Pretendía que le permitieran el ingreso de un pastel para 30 personas y un equipo de sonido profesional.

Pero además quiso ingresar por la vía ilegal un colchón ortopédico. Por eso fue enviado a la cárcel de máxima seguridad de Valledupar en noviembre pasado. Ante tanto problema, el 22 de noviembre del 2012 el general Ricaurte le envió un oficio a la ministra de Justicia, Ruth Stella Correa, que en virtud de sus funciones mediara para averiguar ante las autoridades competentes, la posibilidad de agilizar el trámite de extradición de Fritanga, de máquina, de Diego Rastrojo, del ‘Loco’ Barrera y de alias ‘Sebastián’, entre otros.

El director del Inpec explicaba en esa comunicación que estos extraditables pretendían fracturar la estabilidad de los establecimientos y podían vulnerar la seguridad de la guardia. El documento tenía el carácter de “reservado y urgente”.

Hasta ahora nadie sabe cómo ese documento llegó a manos de uno de los abogados de ‘Fritanga’ y de ‘Máquina’, quien no dudó en interponer una denuncia contra el general Ricaurte por el presunto delito de tráfico de influencias. Con esto pretendía torpedear, e incluso, tumbar a Ricaurte por medio de argucias jurídicas.

La denuncia llegó a la Fiscalía Delegada ante la Corte Suprema de Justicia, pues por el rango de general, tenía la competencia para investigarlo como en efecto sucedió.

Pero precisamente este miércoles, cuando ‘Máquina’ y ‘Fritanga’ se alistaban para montarse en un avión de la DEA que los llevaría a Estados Unidos, el fiscal del caso cerró la investigación con el contundente argumento de una ‘atipicidad de conducta’. Esto en términos sencillos significa que el oficial no incurrió en ninguna acción indebida.

La tristeza de los dos capos se hizo evidente porque tenían la plena convicción de que antes de irse en extradición podían tumbar al oficial que les hizo la guerra por su mala conducta. La gran pregunta es ¿Cómo un documento reservado, que solo tenía el Ministerio de Justicia, llegó a manos de los abogados de los narcos extraditados?