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Inicia juicio con Óscar Iván Zuluaga y su hijo David por el presunto ingreso no reportado de dineros de Odebrecht a la campaña presidencial

El excandidato a la Presidencia por el Centro Democrático y su hijo, quien fue el gerente de la campaña, deberán ponerle la cara a la justicia luego que Daniel García Arizabaleta, confesará que sí recibieron dinero de la multinacional.

11 de abril de 2024

Diez años después de la reñida disputa por la Presidencia de la República entre Juan Manuel Santos y Óscar Iván Zuluaga, en la que, al parecer, las dos campañas recibieron el respaldo ilegal de la multinacional brasileña de la construcción Odebrecht, Zuluaga, el candidato del Centro Democrático, y su hijo, David, quien era el gerente de campaña, serán acusados por la Fiscalía, en lo que será el inicio del juicio contra ellos.

La Fiscalía imputó al excandidato presidencial los delitos de falsedad en documento privado, tres casos de fraude procesal y enriquecimiento ilícito de particulares, mientras que a su hijo, David, el delito de fraude procesal.

La confesión de Zuluaga. Parte I | Semana Noticias

“Las evidencias dan cuenta de que Óscar Iván Zuluaga sabía que recibir financiación de fuentes internacionales era ilícito, y presentó ante la autoridad electoral los informes de ingresos y gastos de primera y segunda vuelta sin reportar la contribución económica de Odebrecht. Así obtuvo por concepto de reposición de votos más de 25.291 millones de pesos”, dijo la Fiscalía al momento de confirmar la acusación.

Desde que estalló el escándalo de Odebrecht, el candidato Zuluaga y su hijo David habían sostenido que no recibieron ningún tipo de apoyo de la firma constructora, pero hubo un testimonio que resultó demoledor. El del exdirector de Invías, Daniel García Arizabaleta, muy cercano a los Zuluaga, quien se sintió traicionado, y en medio de una investigación en su contra, aceptó un acuerdo de colaboración con la Fiscalía en la que confesó que la campaña del Centro Democrático sí había recibido dinero.

Arizabaleta acompañó su afirmación por dos demoledores audios con Zuluaga, revelados en su totalidad por SEMANA, que se convierten en una confesión del dinero recibido, aunque el candidato Zuluaga, su hijo David y su abogado, David Espinosa, se la juegan por la inocencia y, por eso, no aceptaron cargos.

La confesión de Zuluaga. Parte II | Semana Noticias

Los audios

Un primer episodio muy revelador de los audios muestra cómo Zuluaga le contó a García Arizabaleta que le confesó toda la verdad a un sacerdote, a quien le dijo que era culpable y sabía lo que hacía.

“El padre Arturo es un sacerdote muy especial. Cuando arranca todo esto, fui a donde él. Lo conocimos porque fue quien trajo a Emaús, él formó a las primeras personas de Emaús, a mi señora. Él es un padre que tiene su congregación propia y tiene una casita ahí en la 85 antes de llegar a la paralela. Entonces, su casa es su iglesia, es un sitio de oración y de diálogo especial”, le cuenta Zuluaga a García Arizabaleta, quien solo exclama: “Pero qué bonito”.

El excandidato continúa: “Por eso quería que nos viéramos allá, porque yo quisiera que usted charlara con él”. García acepta la invitación. “Pues yo voy a hablar con él…”. En ese momento, el diálogo se torna más revelador. Zuluaga dice: “Yo fui y le dije ‘padre, dígame una cosa, yo qué debo hacer’. Le conté la verdad de las cosas”. Sorprendido, García le pregunta: “¿Le contó toda la historia?”.

Zuluaga no dudó en decirle que sí. “Le dije: ‘padre, yo lo sabía, esto ocurrió así, yo quiero que me diga qué debo hacer, desde la luz, yo soy un hombre de fe, católico’, y me dijo algo sabio, y por eso quería que usted hablara con él. Me dijo: ‘uno tiene que protegerse a sí mismo ante la maldad de los demás. A usted nada lo obliga a no protegerse y proteger a su familia’. Incluso me lo dijo: ‘Eso está en la fe, habla de la restricción mental, usted no tiene por qué inmolarse’ “.

El excandidato se había desahogado con el padre Arturo (Uría) y le aconsejaba a García que hiciera lo mismo. “Esa fue una charla de una hora que me cambió a mí mucho la perspectiva, porque él me dijo: ‘Usted está rodeado de cuánta maldad (...)’. La semana pasada, cuando sale todo este problema otra vez, que la Fiscalía, que las pruebas, volví y hablé con él y le dije: ‘padre, ¿yo qué debo hacer?’. Y volvía y me insistía: ‘usted tiene que protegerse’ “.

En este momento del diálogo queda clara otra verdad, guardada por años desde la campaña presidencial de 2014 y después de que estalló el escándalo de Odebrecht. Hubo un pacto de tres. Zuluaga le dijo: “Le hablé (al padre) de usted”. García Arizabaleta le preguntó: “¿Qué le dijo?”.

“Le dije: padre, aquí hay un secreto que hemos tenido con Daniel y con mi hijo, un secreto de sangre que hemos compartido y él me dijo ‘no, no, no’. Por eso es que quería que fuéramos a hablar con él”. Tras escuchar a Zuluaga, García Arizabaleta se reafirma: “Yo quiero ir a hablar con él”. Zuluaga le refuerza: “Es aleccionador”. Pero García Arizabaleta le pone una condición: “Pero voy a hablar con él solo”. Zuluaga acepta, y de inmediato García Arizabaleta le pide: “Cuádreme la cita y le dice que voy a hablar con él”.

De inmediato, el excandidato le reitera lo importante que fue para él hablar con el padre Arturo. “Él me iluminó, Daniel, me habló de la restricción mental, que es un principio moral. Usted tiene que protegerse y tiene que proteger a su familia, jueputa, usted está rodeado de mucha maldad y le han hecho mucho daño, usted no tiene derecho a inmolarse. Uno, en principio, dice: ¿yo qué hago? Me dijo ‘no, no, no, protéjase, piense en usted, piense en su familia, usted tampoco tiene derecho a inmolarse’ “.

Zuluaga le dice a García Arizabaleta que, por esos consejos del padre, quería programar una reunión con él en la casa donde el religioso vive, cerca de la zona rosa de Bogotá.

En todas las conversaciones, Zuluaga expresaba una gran preocupación por la situación que vivían. Pero su mayor angustia era su hijo David. “Es que, Daniel, para mí es papá e hijo, la familia no resiste más esta mierda (...). El desespero es muy grande, la circunstancia para mí es muy difícil (...), esto es un infierno”.

Buscando tranquilizar a García Arizabaleta, Zuluaga le asegura que, si todo se descubre, él está dispuesto a responder ante la justicia. “Ahora lo que queda claro es, y por eso es bueno que usted hable con el abogado, desde ningún punto de vista esto tiene efectos administrativos, sancionatorios o penales, en el caso suyo. A quienes puede afectar es a David, representante legal, y a Óscar Iván, candidato”.

Y Zuluaga va más allá: “Yo creo que usted tiene que saber manejar este caso porque usted dice: ‘esa mierda, no dejarse arrinconar’. Para el único que tiene implicaciones es para mí y para David y tendré que asumir toda la responsabilidad si me toca en algún momento, por encima de todos, para proteger a David, para protegerlo a usted y para protegerlos a todos. Si tengo que asumir esa responsabilidad, porque es inevitable, la asumo, porque mi espíritu es ese”.

Y le insiste: “Mi sentido de la amistad, de la lealtad, es ese, y pienso también que si mañana tengo que asumir una responsabilidad, con eso estoy protegiendo a David, también lo estoy protegiendo a usted y a todos. No voy a eludir mi responsabilidad, ni me voy a esconder, ni voy a lavarme las manos con nadie. Yo no actúo así, o sea, tenga claro eso”.

Aún hoy, con pruebas irrefutables en su contra, Zuluaga no ha aceptado su responsabilidad y, por el contrario, sus abogados radicaron una tutela para tratar de tumbar el principio de oportunidad de García Arizabaleta.