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Rodrigo Londoño Echeverri, Timochenko, quien fuera el último jefe del secretariado de las Farc y hoy el máximo dirigente del Partido Comunes, pidió perdón por los secuestros.
Rodrigo Londoño Echeverri, Timochenko, quien fuera el último jefe del secretariado de las Farc y hoy el máximo dirigente del Partido Comunes, pidió perdón por los secuestros. | Foto: Comisión de la Verdad.

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“Esperamos que alguna vez nos puedan perdonar por tan incalculable daño infligido”: Timochenko

Rodrigo Londoño Echeverri, quien fuera el último jefe del Secretariado de las FARC y hoy el máximo dirigente del partido Comunes, pidió perdón por los secuestros. Su petición contrastó con las tímidas reacciones de arrepentimiento de los otros miembros de las FARC.

23 de junio de 2021

Una de las citas y compromisos más importantes de las FARC, hoy partido Comunes, es la reparación de las víctimas y el compromiso de decir la verdad. Para eso se dieron cita hoy ante la Comisión de la Verdad, en donde tenían que poner cara a los secuestrados y a sus familias, pedirles perdón. Esa era la petición. Pero no estuvieron a la altura, solo Rodrigo Londoño Echeverri, alias Timochenko, lo hizo abiertamente y con muestras de arrepentimiento. Los demás exmiembros de las FARC lo hicieron con timidez e incluso convirtieron la cita en un escenario para hacer solicitudes.

Timochenko, por su parte, reconoció que el conflicto generó mucho daño, pero uno de los más complejos y dolorosos para las víctimas y sus familias fueron los miles de secuestrados que estuvieron en poder de las FARC. Muchos de ellos no regresaron con vida o, después de liberados, siguieron siendo acosados por esta guerrilla.

“Tenemos que reconocer que con la comisión del delito del secuestro ocasionamos inmenso dolor a los secuestrados, esposas y esposos, padres, hermanos, hijos, nietos y a todas las personas ligadas afectivamente ellos. La desaparición repentina de su ser querido, su ausencia insoportable, la desestabilización y angustia familiar derivadas del secuestro. La amarga pena impuesta a ellos fueron consecuencia directa de nuestro actuar y así lo reconocemos sin vacilar”, dijo Timochenko al pedir perdón.

”Este escenario tiene una connotación muy especial, porque entre todos estamos tratando de construir la verdad de lo que nos pasó, para que nos sirva de base y no lo volvamos a repetir”, así empezó su discurso Timochenko. Pero fue directo al delito del secuestro del cual manifestó que “reconocemos que muchas de las personas secuestradas fueron sometidas a tratos indignos de su condición humana, padecieron agresiones físicas y morales, que aumentaron innecesariamente su sufrimiento. Un alto número de las personas secuestradas terminaron perdiendo la vida estando en poder de nosotros, y lo que es peor, sepultadas en algún lugar de la geografía rural, que dadas las circunstancias de movilidad permanente y confrontación armada, resultan difíciles de determinar con precisión”, agregó el ahora jefe del partido Comunes.

La declaración de Timochenko fue la última que dieron los miembros de las FARC. Los anteriores, Abelardo Caicedo, Julián Gallo y Pastor Alape también tomaron el micrófono, pero fueron más tímidos con su arrepentimiento. Incluso, desde la galería les pidieron reconocer los errores y pedir un perdón sincero, pero, por ejemplo, en el caso de Julián Gallo, se negó a hacerlo, asegurando que ya lo había pedido y no no era un un show mediático. En síntesis, no lo hicieron.

Pero las palabras de Timochenko en alguna media amainaron la falta de arrepentimiento de sus compañeros. “Reconocer la realización, por parte de nuestra organización, de incontables secuestros durante 50 años, también envuelve la responsabilidad por las acciones violentas, que con el fin de privar de la libertad a las personas, afectaron sin duda a terceros cercanos a ellas, así como aquellas que se cumplieron durante su cautiverio con el fin de intimidar o impedir su fuga que innegablemente debieron causar sufrimiento a los secuestrados”, dijo.

Y agregó: “Por eso mismo nos presentamos aquí con la frente inclinada, el corazón en la mano y la decisión sincera de pedir perdón por todas las conductas que reconocemos. A las víctimas del secuestro que obtuvieron la libertad, a sus familiares y seres queridos, a los que sufrieron el peso de la privación injusta de la libertad, les expresamos desde lo más hondo de nuestro ser que lo sentimos de verdad y que esperamos que alguna vez nos puedan perdonar por tan incalificable daño infringido (sic)”.