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Jorge Armando Otálora | Foto: Archivo SEMANA

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Jorge Armando Otálora, cada vez más solo

El defensor del Pueblo se queda sin aire luego de perder el respaldo del Partido Liberal, de congresistas y del Colegio de Defensores del Pueblo. 'El Tiempo', en su editorial, también pide su renuncia.

26 de enero de 2016

Aunque a Jorge Armando Otálora le quedan casi siete meses como jefe de la Defensoría del Pueblo, su permanencia en el cargo cada vez se vuelve insostenible. Desde cuando se conocieron las denuncias de presunto abuso sexual a su exsecretaria privada, cada vez más se suman las voces de quienes exigen su renuncia.

Otálora es una de esas personas que han sabido escalar en el sector público. Empezó a ser conocido en la década de los 90. Fue procurador delegado y fiscal anticorrupción. En el 2005 fue recomendado al cargo de vicefiscal general, en la administración de Mario Iguarán.

Luego, en el 2007, Otálora fue recomendado para ser magistrado de la Corte Suprema de Justicia, pero no fue elegido. Dos años después, en el 2009, fue ternado por el presidente Álvaro Uribe para ser magistrado de la cuestionada sala disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura. La U, el Partido Liberal y Cambio Radical terminaron por elegirlo.

Dos años después renunció a esa dignidad. El 13 de agosto fue ternado por el presidente Juan Manuel Santos para ser defensor del Pueblo. El Partido Liberal trabajó por su postulación y el entonces jefe del partido, Simón Gaviria, prácticamente consolidó su elección. El 21 de agosto del 2012, su nombre arrasó en la Cámara de Representantes: 126 votos lo impulsaron.

Se puede decir que Otálora ha tenido fortuna. Recomendaciones y respaldo político nunca le han faltado. Pero esos mismos son los que hoy lo abandonan, tras conocerse las graves denuncias de su exsecretaria privada sobre un presunto acoso sexual. El alto funcionario se queda solo y sin oxígeno.

El lunes, su partido, el liberal, no tuvo otra salida que quitarle su respaldo. Pese a reconocer la gestión de Otálora como defensor del Pueblo, Horacio Serpa, jefe de la colectividad, consideró que el escándalo afecta a la Defensoría del Pueblo. Organizaciones como la Casa de la Mujer exigieron su renuncia inmediata. El Colegio de Defensores del Pueblo también se sumó a esta exigencia.  

Y por si fuera poco, este martes el duro editorial del diario El Tiempo simplemente sentenció que su permanencia en el cargo es “insostenible”. Él, sin embargo, dice que no renuncia, entre otras cosas porque la situación hace parte de la esfera de su vida íntima y que en nada ha afectado a la institución que representa.

“Las fotografías y los contenidos de las conversaciones hacen que pueda ser considerada burda, truculenta e incompatible con las expectativas que los colombianos tienen de la institución responsable de velar por el respeto de sus derechos fundamentales. (…) Así, pues, sumados todos los cuestionamientos y testimonios ventilados, incluido el del propio Otálora, ya referido, que lo deja mal parado, estos se traducen en razones de peso para considerar que es hora de un relevo”, son apartes del editorial del diario capitalino, uno de los más influyente del país.

El caso de Otálora se traslada a la justicia. La Procuraduría tendrá que evaluar las denuncias, ya conocidas, por presunto acoso laboral, y determinar si hubo irregularidades disciplinarias. La Fiscalía, por su parte, deberá ocuparse de la denuncia por acoso sexual.

Mientras tanto, los siete meses que se le vienen a Otálora, en caso de que no se margine del cargo, podrían afectar el reto de la Defensoría en un año crucial, en el que se firme la paz. El presidente Juan Manuel Santos, quien lo postuló, aún no se pronuncia sobre la situación, aunque su silencio no se puede considerar un respaldo.

La Constitución no contempla ningún mecanismo de destitución, pero el ambiente que respira, en el que cada vez más se queda solo, determinará si se queda o no para cumplir con el período al cual fue elegido, que termina en agosto próximo.