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José Miguel Vivanco. | Foto: Archivo SEMANA

ENTREVISTA

“Uribe no puede pretender dar cátedra sobre justicia”: José Miguel Vivanco

El director de la División de las Américas de Human Rights Watch critica los beneficios jurídicos que le entrega Santos a las FARC, pero cree que fueron peores los que dio el anterior gobierno al paramilitarismo.

24 de septiembre de 2016

Semana.com: Usted es una de las voces más autorizadas en el trabajo por los derechos humanos en el continente y quizás una de las pocas que ha hecho públicos sus reparos al acuerdo entre las FARC y el Gobierno. ¿Qué le preocupa específicamente?

José Miguel Vivanco: Me preocupan numerosas disposiciones del acuerdo de justicia alcanzado en diciembre pasado. En primer lugar, discrepamos con que los responsables de crímenes de guerra y de lesa humanidad puedan evitar pasar siquiera un solo día en prisión si confiesan sus delitos.

Pero, además, nos preocupa que las sanciones alternativas del acuerdo están plagadas de vacíos y ambigüedades que pueden tornarlas en sanciones meramente nominales o de servicio a la comunidad. En segundo lugar, nos preocupa la definición de responsabilidad de mando incluida en el acuerdo, pues esta podría permitir que los generales y los comandantes eviten su responsabilidad por los crímenes cometidos por sus subalternos. En este sentido, un aspecto que nos preocupa es la extensión de los beneficios negociados en La Habana a los agentes del estado y el peligro que esto significa, entre otros, para la rendición de cuentas por casos de “falsos positivos”.

Semana.com: Es decir, casi todo el punto de justicia le preocupa…

José Miguel Vivanco: Efectivamente, creemos que el componente de justicia del acuerdo, en su redacción actual, no garantiza que haya justicia para las víctimas y dificulta las posibilidades de que Colombia alcance una paz genuina. Esto no quiere decir —como han querido sugerir, de forma oportunista, algunos opositores al proceso de paz— que no valoremos este acuerdo como una extraordinaria oportunidad para reducir los abusos que se han cometido durante el conflicto. De hecho, acabo de enviarle una carta al presidente Juan Manuel Santos para agradecerle por invitarme a la ceremonia de la firma del acuerdo y expresarle que hubiera sido un privilegio presenciar este evento porque se trata, sin lugar a dudas, de un momento histórico que puede abrir el camino hacia un mayor respeto de los derechos humanos en Colombia.

Semana.com: ¿Usted cree que como quedaron los acuerdos habrá castigo para quienes han vulnerado los derechos humanos?

José Miguel Vivanco: Es difícil creer que habrá un castigo serio para los máximos responsables de crímenes de guerra o de lesa humanidad que confiesen sus delitos. Esperamos que, luego del plebiscito, el Presidente Santos promueva una legislación de implementación que le de dientes a las modestas sanciones alternativas que se han acordado en La Habana.

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Semana.com: ¿Está de acuerdo con que no exista cárcel o privaciones de la libertad?

José Miguel Vivanco: No estoy de acuerdo con que se permita que aquellos que confiesan sus crímenes eviten pasar siquiera un solo día en prisión. El derecho internacional exige que las penas sean proporcionales a la gravedad de los delitos. Tratándose de las atrocidades indecibles que se han cometido durante el conflicto armado colombiano, es difícil creer que la falta de prisión guarde siquiera una proporcionalidad mínima con la gravedad de los delitos. Nosotros seguiremos abogando por penas de prisión, aunque esperamos que, a lo menos, se fortalezcan las “restricciones a la libertad” previstas en el acuerdo para que no sean una bofetada a las víctimas.

Semana.com: ¿Qué piensa de que crímenes cometidos por los militares como los falsos positivos puedan terminar en la Jurisdicción Especial de Paz?

José Miguel Vivanco: La inclusión de agentes del estado me parece, en términos jurídicos, muy problemática. Políticamente, pareciera que el gobierno utiliza estas concesiones para asegurar que los militares apoyen el proceso de paz. Pero, jurídicamente, esto es insostenible. Aquí el ejército, que no es una milicia, no está participando de ninguna transición; como, por ejemplo, la entrega de armas o la desmovilización a la que se compromete las FARC.

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Semana.com: ¿Por qué dice eso?

José Miguel Vivanco: En particular, la inclusión de falsos positivos me parece especialmente preocupante. El acuerdo prevé que la Jurisdicción Especial para la Paz tendrá competencia sobre delitos relacionados “directa o indirectamente” con el conflicto y el gobierno ha usado esta disposición para eludir la pregunta sobre si los responsables de falsos positivos se beneficiaran del acuerdo. Lo cierto, sin embargo, es que esto es altamente probable: los tribunales ordinarios de Colombia ya han determinado que cientos de casos de falsos positivos están relacionados con el conflicto. El acuerdo con las FARC facilitaría que generales que se encuentran bajo investigación por falsos positivos –como Mario Montoya Uribe o el actual comandante general Juan Pablo Rodríguez Barragán— eviten cualquier castigo genuino.

Semana.com: En el punto de justicia se acordó que en la nueva jurisdicción no aplicará la teoría de la autoría mediata ni de los aparatos organizados de poder. ¿Eso qué implicaciones va a tener?

José Miguel Vivanco: Nosotros no tenemos una predilección particular por la teoría de la autoría mediata o de los aparatos organizados de poder –utilizadas, por ejemplo, para juzgar a Fujimori en Perú, o a las Juntas militares en Argentina– frente a otros modos de responsabilizar a altos mandos por los crímenes cometidos por sus subalternos. Sí nos preocupa, en cambio, que la definición de responsabilidad de mando incluida en el acuerdo se aparta de la definición aceptada en el derecho internacional; por ejemplo, en el Estatuto de Roma. Así, la definición podría exigir que las autoridades de la Jurisdicción Especial para la Paz demuestren que los generales del Ejército o comandantes de las FARC conocían los delitos cometidos por sus subordinados, un requisito que no exige el derecho internacional y puede resultar muy difícil de probar.

Semana.com: Usted que ha seguido tan de cerca el conflicto colombiano, ¿cómo ve este momento?

José Miguel Vivanco: Sin dudas, la promesa de que terminaran los abusos de las FARC es esperanzadora en el contexto de un conflicto armado que ha generado indecibles atrocidades. Ojalá este acuerdo abra un nuevo capítulo para Colombia. Este es, sin dudas, un momento histórico y una oportunidad clave para el país. Sin embargo, creemos que para que Colombia logre una paz genuina deben solucionarse numerosos defectos del acuerdo y esperamos que el gobierno utilice la legislación de implementación para remediar estos problemas.

Semana.com: ¿Por qué cree que la división entre el Sí y el No genera tanto grado de polarización?

José Miguel Vivanco: Creo que hay varios motivos que exacerban las pasiones en este debate. Primero, los valores y principios en juego en la búsqueda de un balance entre justicia y paz generan profundas discrepancias, aunque mayoritariamente de buena fe. Pero, además, estas pasiones se exacerban por la politización del debate, muchas veces motivada por el oportunismo. El ex presidente Uribe, por ejemplo, pretende dar cátedra sobre justicia, a pesar de que el acuerdo original que él le ofreció a los paramilitares –conocido como proyecto de alternatividad penal– era una propuesta de impunidad total.

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