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Los acuerdos secretos entre Carlos Lehder y Estados Unidos

Semana.com conoció en exclusiva el expediente del extraditado capo, lo que los estadounidenses le prometieron y la respuesta del gobierno colombiano a su carta.

Cristina Castro, editora de Justicia de SEMANA
23 de agosto de 2015

El país lleva dos semanas hablando de Carlos Lehder. La leyenda de uno de los fundadores del cartel de Medellín revivió cuando se hizo pública una carta que este le envió al presidente de la República. En el documento, Lehder le pide a Santos realizar una intervención diplomática ante el gobierno de Estados Unidos. Según él, la justicia de ese país le hizo 'conejo'.

Semana.com conoció en exclusiva la respuesta del gobierno nacional a Lehder. En un documento, la jefe de la oficina de asuntos exteriores del Ministerio de Justicia señala que el cumplimiento del acuerdo que suscribió con Estados Unidos es completamente ajeno a la jurisdicción colombiana y que por eso cualquier trámite se debe realizar ante ese país.  

En su carta Lehder asegura que fue condenado a cadena perpetua más 135 años, pero que en 1991 unos fiscales de ese país pidieron su ayuda a cambio de su colaboración en el caso Noriega. En ese momento, Estados Unidos acababa de capturar al exdictador panameño, pero le faltaban pruebas para poder procesarlo en juicio.

Lehder era un testigo ideal por su alta jerarquía en el narcotráfico colombiano y por eso, según él, le hicieron dos ofrecimientos por su testimonio. 1) Que su pena iba a ser 30 años o menos. 2) que en todo caso, iba a ser menor que la Noriega. No le cumplieron ninguno.

Así fue el proceso


El documento del Ministerio de Justicia hace una detallada explicación del proceso del capo. La historia judicial de quien fue en algún momento el narcotraficante más pintoresco del país es la siguiente:

A principios de la década de los 80, cuando el narcotráfico ya se estaba convirtiendo en una gran amenaza para el Estado, una Corte Distrital de Florida emitió un indictment (acusación) contra Lehder.

Ese recurso judicial, firmado en 18 de septiembre de 1981, tenía como fin procesar al capo en Estados Unidos por el envío de droga a ese país. Por cuenta de esto, el gobierno estadounidense solicitó su extradición, la cual fue concedida por su par colombiano mediante la resolución ejecutiva no. 79 del 8 de mayo de 1984.

En ese momento, Lehder era uno de los principales socios de Pablo Escobar y dar con su paradero para cumplir con la orden de extradición era casi imposible. Sin embargo, según cuentan los libros que han reconstruido la vida del 'Patrón', un incidente en una fiesta cambió esa realidad y este decidió entregarlo a las autoridades de Estados Unidos.

La captura del primer pez gordo del narcotráfico fue una noticia mundial y, así, Lehder fue extraditado casi de inmediato, el 5 de febrero de 1987. Al año siguiente fue condenado a cadena perpetua y 135 años de prisión.

Sin embargo, su situación cambió cuando Estados Unidos decidió declararle la guerra al exdictador de Panamá Manuel Antonio Noriega. Los vínculos del gobernante con el cartel de Medellín habían sido puestos en evidencia por la prensa norteamericana, especialmente por The New York Times.

Las investigaciones daban cuenta de que Noriega daba refugio a los capos colombianos en su país, autorizaba el transporte de la droga por sus aeropuertos y traficaba armas. Específicamente lo acusaron de haber recibido a Escobar, los Ochoa y los Rodríguez Orejuela luego de que las autoridades colombianas allanaron Tranquilandia, el mayor laboratorio de coca de la época.

Por cuenta del expediente criminal de su mandatario, Panamá fue prácticamente invadido por Estados Unidos. Noriega, después de varios días de estar escondido en la Nunciatura Apostólica de ese país, fue capturado y extraditado a Estados Unidos. En el proceso en ese país, gracias al testimonio de Lehder la justicia norteamericana logró probar el nexo que había entre el dirigente panameño y Pablo Escobar.

En una entrevista con SEMANA en 1991, Lehder afirmó que decidió cantar
porque “Noriega traicionó a muchos colombianos. Los entregó a una potencia extranjera sólo para quedarse él mismo con sus propiedades, cocaína y dinero”.

¿Le pusieron conejo?


La colaboración que Lehder prestó al gobierno estadounidense para el juicio de Noriega no está en duda. De hecho, en una carta que consta en el expediente el fiscal líder de ese proceso, Michael P. Sullivan, reconoce que “Lehder fue uno de los más significativos e importantes testigos que el gobierno utilizó en el juicio (contra Noriega). La veracidad y la franqueza de su testimonio fue vital para el proceso que llevaba el Gobierno, y fue sin duda una de las principales razones del fallo de culpabilidad que dio el jurado”.

Sin embargo, en las últimas semanas se ha discutido hasta qué punto la justicia gringa lo engañó. Por cuenta de su participación en el juicio de Noriega, Carlos Lehder suscribió un Acuerdo de Cooperación con la Fiscalía del Distrito Sur de Estados Unidos el 28 de agosto de 1991.

En el papel este organismo se comprometía a la reducción de su sentencia en los términos del tratado de extradición y a vincular a sus familiares a un programa de protección de testigos. En ese documento no se señala expresamente la duración de la pena, ni se hace referencia a que esta debe ser menor que la de Noriega.

Esos compromisos están enunciados en la carta de Sullivan firmada en una declaración extrajuicio en 1996. En ese documento asegura que “ningún fiscal en el Distrito Sur de Florida le prometió a Lehder… que el Gobierno haría una recomendación específica de 30 años”. Agregó que, sin embargo, él sí habló con el abogado del capo, Sharon Talbot, respecto de que Lehder “podría recibir una reducción de sentencia igual, si no menor, a la del general Noriega”.

Sobre el tema de los 30 años hay dos interpretaciones. La primera es que la prohibición a que la pena no fuera superior a esa duración está en un decreto de 1989 en el que se establecía que “en ningún caso se concederá la extradición de un nacional si el Estado requirente no garantiza plenamente que no impondrá pena privativa de la libertad superior a 30 años”.  

Sin embargo, como bien se asegura en el documento del Gobierno, ese decreto sólo aplicó para las extradiciones concedidas después de 1989, y la de Lehder fue en 1987. Además fue declarado inconstitucional por la Corte Suprema el mismo año que fue expedido.

Dichos argumentos fueron explicados por el ministro de Justicia, Yesid Reyes, en diferentes entrevistas radiales. El alto funcionario aclaró que a la fecha la única prohibición existente en la materia es que a los colombianos extraditados no les pueden imponer ni pena de muerte ni prisión perpetua.  

Pero hay una segunda interpretación que favorecería a Lehder. Como reconoce el fiscal Sullivan, uno de los compromisos que adquirieron con él (aunque este no quedó firmado en el acuerdo) fue no darle una pena superior a la de Noriega. Eso no pasó. En abril de 1992, el exdictador fue condenado a 40 años de prisión, y posteriormente obtuvo una rebaja de 10 años. Mientras el capo colombiano sigue preso, el exgobernante fue dejado en libertad por la justicia estadounidense en el 2009. Regresó a Panamá en el 2011, luego de cumplir en París condenas por asesinato y blanqueo de capitales.

Un completo reportaje del director del diario español El País, Antonio Caño, señaló cuando lo liberaron que “Estados Unidos manifiesta en el caso Noriega toda la ruindad e incompetencia de su pasada política latinoamericana. Utilizado como un socio de la CIA por su capacidad de acceso a los enemigos de Washington, la administración de Bush padre no tuvo inconveniente en atizarle una rebelión interna y, en última instancia, decidir una invasión que costó cientos de vidas, para acabar con él cuando su presencia empezó a ser molesta… Noriega, simplemente, llegó a saber demasiado”.

Por su parte, Lehder cuenta en su carta que fue “resentenciado, sin abogado y por correo, a 55 años de prisión”. En virtud de lo anterior, en el 2006, el capo solicitó la protección diplomática de sus derechos al Consulado de Colombia en Nueva York. Esta a su vez le pidió a la Fiscalía del Sur de Florida información sobre el procedimiento que se aplicó para la rebaja de pena de Lehder y de Noriega, solicitud que nunca fue contestada.

En vista de que nada pasaba con su caso, el 31 de julio de este año Lehder dirigió una carta al presidente Juan Manuel Santos en la cual vuelve a solicitar protección diplomática ante la embajada de Estados Unidos. Argumenta que se encuentra privado ilegalmente de su libertad porque el gobierno americano incumplió el acuerdo de colaboración que tenían con él.

El documento del Ministerio de Justicia señala que “encontramos entonces necesario que, a través del Consulado de Colombia en los Estados Unidos de América, se inste a las autoridades competentes de este país para obtener respuesta frente a lo manifestado en su comunicación por Carlos Lehder Rivas y por la misión diplomática colombiana, y se adelanten las acciones procedentes para atender tales solicitudes”.

Los expertos ven bastante improbable que a Lehder le puedan reajustar su condena. Su hija, Mónica, ha salido en estos días a los medios a exigirle al Gobierno que interceda por él. En una reciente entrevista dijo: “Estoy cumpliendo 12 años sin ver a mi padre, sin entrar a Estados Unidos y nadie quiere escuchar estas plegarias. Va a cumplir 70 años y lo único que quiere es volver y venir a morir a su patria”.