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En época electoral sería muy útil que la gente pudiera entender qué es el Estado de opinión | Foto: Foto: juan carlos sierra - semana

EN BLANCO Y NEGRO

“No es bueno generar más conflictos, ahora de opinión”: Gloria Ortiz

La presidenta de la Corte Constitucional habla sobre el Estado de opinión, el retiro de las visas gringas y la importancia de que todos los ciudadanos se puedan expresar y los medios puedan trabajar libremente.

23 de junio de 2019

Vladdo: Señora magistrada, ¿No es un atropello contra la institucionalidad hablar de Estado de opinón?

Gloria Ortiz: Parte de las garantías que tenemos en nuestro Estado de derecho es la posibilidad de escuchar con respeto; es un avance para toda democracia. El hecho de que todos puedan expresarse incluso en contra de la institucionalidad demuestra que este es un Estado que garantiza la libre opinión. Dentro de la institucionalidad, dentro del derecho, cualquiera puede opinar y puede expresar incluso sus desacuerdos.

Vladdo: El hecho de que un congresista con tanto peso, un expresidente, haga esas propuestas, ¿no le parece preocupante?

G.O.: Nadie discute la importancia del senador Uribe ni de sus opiniones. Pero eso no significa que sea un caos para el Estado, ni que sea el fin del estado de derecho. Significa que estamos en un Estado de libertades donde la gente puede expresarse. Lo ideal es que el ciudadano pueda formarse sus ideas para que pueda tomar decisiones plenamente consciente. Y ahora, en época electoral, cuando se decide el futuro en las regiones del país, sería muy útil que la gente pudiera entender qué es en realidad el Estado de opinión.

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Vladdo: ¿No es contradictorio hablar de un Estado de libertades y a la vez plantear que el Congreso limite el ejercicio de la libertad de prensa? ¿No es suficiente ya con la legislación existente?

G.O.: No. La mayoría de los magistrados consideramos que las libertades no son absolutas. Además, hoy hay muchas formas de comunicación –por ejemplo, las opiniones de los periodistas en redes sociales– que no están reglamentadas y sobre las cuales no hay ninguna legislación.

Vladdo: ¿No teme que de ese modo en el Congreso se le abra la puerta a la censura?

G.O.: No, porque el Congreso debe legislar de cara a la ciudadanía y de conformidad con la Constitución, que prohíbe expresamente la censura.

Vladdo: ¿Qué lectura puede uno hacer cuando un senador como Álvaro Uribe propone acabar con la JEP y convertirla en una sala más de la Corte Suprema de Justicia?

G.O.: En esta coyuntura esa propuesta sí preocupa, sí inquieta, pues ocurre después de un proceso que buscó terminar conflictos en Colombia. No es bueno generar más conflictos, ahora de opinión. Este es un momento muy importante para asentar la paz, para tranquilizar a una sociedad que estuvo mucho tiempo dedicada a pensar en la guerra.

"En época electoral sería muy útil que la gente pudiera entender qué es el Estado de opinión‘‘.

Vladdo: ¿Qué lecciones le quedaron a la Corte Constitucional, luego de todo el proceso de las objeciones a la JEP que hizo el presidente Duque?

G.O.: Fue un ejercicio muy interesante, porque optamos por autorrestringirnos. La Corte le dejó la decisión política al órgano político. La primera lección fue mostrarle al Congreso que la corte lo respeta. Y la segunda lección es que después de todo un proceso político la Corte Constitucional terminó siendo la última palabra; porque el caso volvió a nosotros, cuando creíamos que esa era una decisión puramente política.

Vladdo: Y también quedó demostrado que en la Corte Constitucional son mejores para las matemáticas que en el Congreso.

G.O.: Es que el derecho es también matemáticas.

Vladdo: Eso quedo clarísimo... Ustedes evacuaron el caso muy rápido. Sin embargo, ¿estaban preparados para debatir otros seis meses o pensaban ratificar lo que ya habían definido en su momento cuando revisaron la constitucionalidad de la ley estatutaria de la JEP?

G.O.: Fue interesante nuestra capacidad de lograr consensos. Hubo opiniones muy opuestas, pero terminamos tomando decisiones por una mayoría supremamente amplia, de manera muy pacífica y muy respetuosa de las opiniones de los demás.

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En efecto, se debatió la posibilidad de volver sobre los temas de fondo, pero la mayoría llegó a la conclusión de que este sería un asunto más limpio –en términos jurídicos– si no volvíamos sobre lo decidido; se trataba de concentrarnos en el problema jurídico que nos ocupaba para tomar una decisión.

Vladdo: Después de lo que ocurrió, ¿usted cree que la institucionalidad pasó la prueba tranquilamente o se vio en peligro, se vio amenazada?

G.O.: Estoy convencida de que este es un país materia de observación en el mundo; somos realmente interesantes. Hemos demostrado que somos capaces de sobreponernos a las dificultades para defender la institucionalidad. En contraste con otros países, incluso muy cercanos, hemos sido siempre garantes de la democracia.

Vladdo: En medio de esas fortalezas de nuestra institucionalidad, ¿qué amenazas vislumbra usted?

G.O.: Gabo decía que aquí todos actuamos como hinchas, somos apasionados en nuestra forma de ver la vida y corremos el riesgo de que ese apasionamiento nos termine ganando y nos lleve a tomar decisiones más por coyuntura que por procesos de reflexión.

Vladdo: ¿Hay armonía entre las ramas del poder en este momento?

G.O.: En este país la armonía no siempre es fácil. En algunos momentos las funciones, las competencias deberían ser más definidas, un poco más claras. Hay algunos ajustes que sería bueno hacer, incluso dentro de la misma rama judicial, y que podrían contribuir a generar más estabilidad y tranquilidad en la toma de decisiones.

Vladdo: ¿Qué clase de ajustes?

G.O.: A veces los jueces toman decisiones contradictorias, por falta de unificación de criterios y falta de definición de quién es la autoridad que puede tener la última palabra en determinados temas.

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Vladdo: ¿En qué circunstancias se presentan más esos ‘choques de trenes’ que involucran a la Corte Constitucional?

G.O.: No es exacto decir que estemos chocando; es que el diseño constitucional tiene algunas ambigüedades que dificultan la interpretación. Ese podría ser uno de los asuntos que servirían para aclarar quién y cómo debe ejercer el control constitucional de las decisiones de las altas cortes.

Vladdo: ¿Quién fijaría esos límites? ¿Quién define esas competencias?

G.O.: Depende. Algunas competencias se pueden definir por ley; pero otras sí requieren reforma constitucional, como las tutelas contra sentencias.

Vladdo: ¿Cuál ha sido la situación más difícil que le ha tocado afrontar como presidenta de la Corte Constitucional?

G.O.: El retiro de las visas de Estados Unidos; fue una situación absolutamente sorprendente. Nunca se me pasó por la cabeza que nos iba a tocar enfrentar una cosa de esas; pero ese es otro ejemplo de que con cabeza fría y tranquilidad, y a través de los canales institucionales, se resuelven mejor las cosas.

Vladdo: Fue sorprendente o fue decepcionante?

G.O.: Las dos cosas. Sorprendente, porque fue una situación externa, que se salía de las posibilidades de control institucional; y decepcionante, porque yo sí hubiese querido que las cortes hubieran tenido más respaldo de la sociedad e incluso un apoyo institucional.

Vladdo: ¿Faltó apoyo institucional de parte del Ejecutivo, del Legislativo...?

G.O.: El Legislativo no apareció nunca. El presidente fue muy amable en privado, aunque no hizo ningún pronunciamiento público. Tampoco sentimos la solidaridad de las universidades, ni de las ONG que hacen seguimiento a nuestras funciones. Ahí es cuando los jueces nos damos cuenta de la soledad de la función judicial.

Vladdo: ¿Sintió esa medida del Gobierno gringo como un chantaje, como una presión?

G.O.: Nosotros evidentemente no nos dejaríamos presionar por una decisión de estas, pero tampoco queríamos abordar un asunto que no era de nuestra competencia; pues las relaciones internacionales son competencia del presidente de la república y nosotros no podíamos usurpar funciones de otros. Sentimos que es un tema ya superado, pero que nos permitió darnos cuenta de que el Estado colombiano funciona si tiene la colaboración armónica y el respaldo de los poderes públicos.

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Vladdo: Después de ese incidente, ¿les quedó un saborcito agridulce?

G.O.: Sí; fue una situación muy incómoda.

Vladdo: ¿En el aparato judicial las mujeres tienen las mismas garantías que los hombres?

G.O.: No; evidentemente, no. Y no solo en el sistema judicial. En los procesos que estudiamos todo el tiempo vemos la discriminación contra la mujer. Este es un país que se ha modernizado en muchas cosas, que ha avanzado; pero en el que faltan muchas posibilidades de igualdad para la mujer en el trabajo.