Home

Nación

Artículo

Masacre en Guaduas
Masacre en Guaduas | Foto: Semana

ESPECIALES

Masacre en Guaduas: ¿venganza o rito satánico?

Una de las primeras masacres que se registraron en 2020 ocurrió en Guaduas, Cundinamarca, cuando cuatro hombres aparecieron decapitados en el río Magdalena. Especiales SEMANA conoció detalles en exclusiva de esta investigación.

21 de diciembre de 2020

Una de las realidades más desgarradoras que se vivió en 2020 fue la que protagonizó la violencia. 86 masacres se registraron en Colombia durante este año, según un informe de Indepaz. Entre los homicidios colectivos que generó más despliegue de las autoridades, fue el ocurrido en Guaduas, Cundinamarca, en el que los cuerpos decapitados de cuatro hombres aparecieron en la orilla del río Magdalena.

Vea acá historia en video:

Como una historia de terror. Así describieron la escena los habitantes de la zona. Entre las primeras versiones que se escucharon fue que se trataba de un rito satánico, otros hablaban de venganza, ajuste de cuentas o sed de poder. Saber en realidad qué pasó se convirtió en un reto para los investigadores de la Sijín, de la Policía de Cundinamarca.

La desaparición

En Guaduas, el primero de septiembre reportaron la desaparición de José Miguel Torres, Miguel Ángel Ulloa y Jonathan Cerón, quienes viajaron el viernes 31 de julio, al parecer, a Honda, Tolima, pero según sus familiares nunca llegaron al lugar de destino. Cerón había sido contratado como conductor por un hombre al que conocían con el apodo de Javier, pero en realidad se llamaba Daniel David Jaimes Dager. El mismo que invitó al viaje de paseo a los otros dos ocupantes del vehículo.

Víctimas de Masacre en Guaduas
David Jaimes, José Miguel Torres, Jonathan Cerón, Miguel Ángel Ulloa | Foto: Suministradas a Semana

Las autoridades arrancaron la búsqueda e identificaron que de Javier tampoco nada de se sabía. Ya eran cuatro los desaparecidos. La esposa del conductor indicó que él siempre le enviaba ubicación por GPS y que su rastro se perdió en zona rural de Guaduas, en la Vereda Malambo. Así que hacia allá se desplazó un grupo de investigadores.

El hallazgo de la primera cabeza

Al mismo tiempo que los uniformados realizaban las labores de inspección, recibieron una llamada de miembros de la Policía de Tolima. El domingo 2 de agosto, un pescador encontró una cabeza humana mientras trabajaba. Estaba ubicada cerca del puente Puerto Bogotá el mismo que separa a Guaduas con Honda.

Cuando las autoridades realizaban el levantamiento, curiosos del sector tomaron fotografías y la subieron a las redes sociales. Uno de los familiares identificó que se trataba de José Miguel Torres, uno de los jóvenes desaparecidos en Guaduas y esa se convirtió en la primera gran pista con la que contaron las autoridades.

El temor era que los otros tres acompañantes hubiesen corrido con la misma suerte. La búsqueda se intensificó, en dos grupos: unos policías buscaban por la orilla del río y otros en zona rural, cerca de donde el GPS había enviado la última ubicación.

El subintendente Fredy Alfonso, quien lideró la investigación en Guaduas, encontró otra pista: “En el sector había un vehículo cubierto con un plástico negro, el cual establecimos que era en el que se movilizaban las víctimas, y presentaba varios impactos por armas de fuego”. Dedujeron que muy posiblemente todos habían sido asesinados allí, aunque no se encontraba ningún cadáver.

Masacre en Guaduas
En el vehículo en el que se movilizaban las víctimas se encontraron varios impactos de fusil | Foto: Suministrada a Semana

Decidieron mirar si cerca a la carretera donde encontraron el vehículo pasaba el río Magdalena y efectivamente encontraron el tramo donde hallaron la macabra escena.

Masacre Guaduas, carro
Gracias al GPS se ubicó el carro | Foto: Suministrada a Semana

El crimen

Lo primero que se vio fueron cuatro cuerpos, todos decapitados, enredados en una enramada, en medio de troncos y ramas, muy cerca de la orilla del río. Estaban José Miguel Torres, Miguel Ángel Ulloa, Jonathan Cerón y Javier.

En ese punto de la investigación las autoridades habían descartado que se tratara de un hurto, debido a que el carro apareció. Además de la sevicia con la que se cometió el crimen. La hipótesis que surgió entre los pobladores del supuesto rito satánico, para los uniformados no eran más que simples rumores de la gente.

Muy cerca de donde fueron encontrados los cuerpos se evidenció que había un lago hemático bastante abundante, lo que los llevó a deducir que ese fue punto exacto donde se produjo el desmembramiento.

Masacre Guaduas
Masacre Guaduas | Foto: Semana

La coartada frustrada

Realizando un registro milimétrico los uniformados de la Policía identificaron que las víctimas llegaron allí sin vida. Más de una persona participó en el crimen, teniendo en cuenta que los hombres asesinados eran corpulentos.

Murieron por impactos de fusil, luego de ser atacados en medio de la vía. Intentaron ocultar el carro con los cuerpos, pero el carro se varó por los daños causados por los disparos, así que les tocó dejarlo abandonado en medio de la vida y ocultarlo con el plástico negro.

La idea era desaparecer los cuerpos lanzándolos al río, pero como pesaban tanto fue necesario transpórtalos en un caballo hasta la orilla, una tarea que les tomó varias horas. Consideraban que al desmembrarlos lograrían borrar cualquier evidencia. El crimen ocurrió cuando ya empezaba a oscurecer lo que dificultó que lograran su objetivo.

Por lo anterior, el tiempo no les dio para un desmembramiento total y lanzaron los cuerpos al río, cuando todo estaba completamente oscuro. Las cabezas fueran arrastradas rápidamente por la corriente del agua, pero con los cuerpos pasó lo contrario. Los homicidas no se dieron cuenta que cerca de la orilla existía una palizada en la que se enredó la ropa de las víctimas. “Los cuerpos se sumergen y quedan ahí y ya cuando nosotros llegamos los cuerpos emergen”, dijo el investigador.

Lo otro con lo que no contaban es que antes de descomponerse las partes del cuerpo fueran halladas por los pescadores, lo que facilitó la identificación de las víctimas.

¿Quiénes eran las víctimas?

Tres de las víctimas no tenían antecedentes judiciales, pero Javier, como era conocido y cuyo verdadero nombre es Daniel David Jaimes Dager, había sido denunciado por algunos pobladores de Guaduas, luego de indicar que él los extorsionaba: pedía dinero a cambio de supuesta seguridad o no atentar contra su vida, presentándose como miembro de las Autodefensas Unidas de Colombia.

Él contrató a Cerón para que lo transportara supuestamente a una fiesta a Honda, e invitó a dos jóvenes de la región a pasar el fin de semana allí. Ellos, al parecer, estaban en el lugar y el momento menos indicado. Todo indica que el objetivo del asesinato era Javier.

¿Pero quién y por qué lo quería asesinar?

Los investigadores de la Sijín de Cundinamarca, al observar el entorno, encontraron que cerca de donde pasó todo había una vivienda abandonada en la que tiempo atrás se realizaban reuniones de miembros de las AUC. “Javier era una persona que se dedicaba al cobro de extorsiones y al microtráfico en el municipio de Guaduas, lo que nos llevó a pensar que los habían asesinado por una disputa en el territorio”, indicó el intendente Alfonso.

Casa masacre Guaduas
Casa masacre Guaduas | Foto: Suministrada a Semana

En las labores de vecindario, lograron identificar que en la zona un hombre que se hacía llamar Caballo, también se dedicaba a la extorsión y el microtráfico en ese sector del municipio de Guaduas. Y no lo habían vuelto a ver desde la noche en la que ocurrieron los hechos, por lo que él se convertía en el principal sospechoso.

Los cabos sueltos

Alias Caballo, según los investigadores, recibía el nombre de Bernardo Jesús Sánchez. Y en algunas fincas cercanas a donde ocurrió el crimen encontraron los documentos de este hombre escondidos bajo los arbustos. De igual manera, el fusil con el que se cometió el crimen estaba escondido en un galpón.

Fusil con el que cometieron la masacre en Guaduas
Fusil con el que cometieron la masacre en Guaduas | Foto: Suministrada a Semana

Según la información que se obtuvo por retratos hablados, dos hombres más habrían participado en el crimen: alias Juanito y alias Matón. Al mes de investigación ya se había capturado al primero, pero para la detención de alias Caballo fue un proceso mas largo debido a que siempre se lograba escapar de las autoridades. Escapaba con su amante, alias Nikita.

Los dos fueron detenidos en el departamento de Antioquia en octubre de 2020. Alias Matón fue capturado el mismo mes en Puerto Bogotá. Ahora todos están a la espera de que los investigadores y el fiscal del caso presenten las pruebas ante juez para que él decida la responsabilidad de cada uno en el delito de homicidio.