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El 23 de septiembre del 2015 el presidente Santos anunció que el 23 de marzo de este año se firmarían los acuerdos. | Foto: A.P.

PROCESO DE PAZ

23 de marzo, un día que pudo pasar a la historia

Hace seis meses el presidente Santos y el jefe de las FARC, ‘Timochenko’, acordaron que este miércoles se firmaría el acuerdo final. Pero la Mesa de La Habana no pudo cumplir. ¿Por qué?

22 de marzo de 2016

“Hoy se firma la paz de Colombia”. Ese habría podido ser el titular de los diarios nacionales de muchos países alrededor del mundo y lógicamente del artículo de apertura de este portal. Desde hace seis meses, en todas las redacciones del país se marcó con una cruz la fecha del 23 de marzo del 2016, día que traería la noticia más esperada por todas las generaciones de colombianos: tras más de medio siglo de guerra, un gobierno firmaría la paz con la guerrilla de las FARC.

La expectativa alrededor de esta fecha la empezó a cultivar el presidente de la República, Juan Manuel Santos. Seis meses atrás, el 23 de septiembre, la mesa de negociaciones de La Habana selló un acuerdo sobre justicia, uno de los temas más complejos del proceso de paz, que en ese entonces estaba próximo a cumplir tres años. Santos viajó a la isla y cuando parecía suficiente con que anunciara los términos del acuerdo en el punto de justicia, no sólo se dio un apretón de manos con ‘Timochenko’, sino que –a pesar de ser enemigo de las fechas fatales– le puso término al proceso de paz. En seis meses, reclamaría resultados definitivos a la Mesa y daría por concluida la negociación.

Un compromiso que reafirmó ante toda la comunidad internacional. En su intervención en la Asamblea de Naciones Unidas, en octubre del año pasado, Santos anunció que el 23 de marzo empezarían a repicar en Colombia las campanas de la paz.

Desde cuando anunció la fecha, Santos continuó alimentando las expectativas. Viajaba por el mundo recaudando dinero para el posconflicto y recorría el país ambientando un plebiscito para refrendar los acuerdos de paz. Incluso convocó a extras al Congreso para tramitar una ley para facilitar el desarme de la guerrilla. Todo parecía estar preparado.

Y por si fuera poco, había una especie de energía favorable que rodeaba la fecha. Estados Unidos anunció la visita a La Habana del presidente Barack Obama para el 21 de marzo. Todo un acontecimiento: por primera vez en 80 años un presidente gringo visitaba Cuba, y en Colombia se llegó a pensar que programó su visita para coincidir con la firma de la paz. Hasta se pensó que el concierto gratuito del 25 de marzo de los Rolling Stones en la plaza de la Revolución sería el broche de oro a una semana histórica. Pudo ser, pero Colombia no se sumó a la cita.

A las FARC no les había gustado la idea de ponerle fecha al proceso de paz, pero sus reiteradas negativas no mermaban la expectativa. Incluso aceptaron que Naciones Unidas verificaran el cese al fuego bilateral. Todo un suceso. Pero a comienzos de año, ‘Timochenko’, Iván Márquez y todos los voceros de la guerrilla advertían que el 23 de marzo no se firmaría el acuerdo.

Santos mantenía su confianza. Incluso un mes antes, el 19 de febrero, dio un ultimátum a la guerrilla con la advertencia de que si no firmaban el 23 de marzo, los colombianos darían por entendido que las FARC no estaban preparadas para el proceso de paz.

El optimismo del presidente contrastaba con la forma como los colombianos veían la fecha del 23 de marzo. A finales de febrero la encuesta Gallup reveló que el 80 % de los colombianos no creían que ese día se firmara el acuerdo definitivo.

Las noticias que llegaban desde La Habana no eran favorables. La palabra crisis rodeaba las negociaciones de la recta final del proceso de paz. Incluso, por orden del presidente, su hermano Enrique tuvo que viajar para, como en otras ocasiones, desenredar la Mesa.

Aun así, dos semanas atrás Santos dejó entrever que no llegaría la firma. “Por cumplir una fecha no firmaré un mal acuerdo”, dijo, y propuso a las FARC pactar una nueva fecha. La expectativa se desinflaba.

Ha trascendido que en esta etapa las negociaciones se encuentran bloqueadas y las diferencias tienen que ver con las condiciones bajo las cuales se concentrarán los miembros de las FARC en varias zonas, cómo se levantarán las órdenes de captura y la fórmula para blindar los acuerdos. De tiempo atrás, los negociadores del Gobierno han coincidido en señalar que el proceso de paz está en una fase irreversible.

El 23 no dejaba de ser un número significativo. Por lo menos varios episodios del proceso de paz han estado marcados por ese par de guarismos. El 23 de agosto del 2013 se produjo una crisis en el proceso: las FARC rechazaron el referendo para la paz y Santos ordenó el regreso de sus negociadores. El 23 de mayo del 2014 las FARC suspendieron la tregua unilateral tras un bombardeo del Ejército y la muerte de 26 guerrilleros. Y el 23 de septiembre del 2015 fue el día del apretón de manos entre Santos y ‘Timochenko’.

El 23 de marzo estaba señalado para ser una fecha histórica para el país, pero se redujo a ser un miércoles santo más. Un día en que se esperaba que las miradas apuntaran a La Habana, pero estas se han ido hasta La Paz, pero la capital de Bolivia, donde el jueves jugará la selección de fútbol de Colombia.