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Es abogada de la Universidad del Rosario con maestría en derecho administrativo y ha sido profesora de derecho mercantil, civil y laboral en la Sergio Arboleda y en otras instituciones académicas. | Foto: Archivo particular

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Renunció Clara María González, secretaria jurídica de Presidencia

El presidente Iván Duque ya está revisando algunas hojas de vida para reemplazarla.

17 de diciembre de 2020

Fuentes de alto nivel de la Presidencia de la República le confirmaron a SEMANA que presentó su renuncia irrevocable al cargo la secretaria jurídica de Palacio, Clara María González, por razones personales.

El mandatario Iván Duque inició la revisión de hojas de vida para reemplazar a González, dependencia que se encarga de impugnar los fallos judiciales que se radican en contra de la Presidencia de la República.

De acuerdo con el Gobierno la secretaria jurídica de la Casa de Nariño dimitió a ese puesto por temas personales, pero aún se está a la espera de la versión de la funcionaria sobre su salida del cargo.

González fue ternada en su momento por el presidente Duque para aspirar a fiscal general; la acompañaron Francisco Barbosa, exconsejero para los derechos humanos, y Camilo Gómez, excomisionado de Paz y actual director de la Agencia Jurídica del Estado.

Se está a la espera de un pronunciamiento oficial por parte de Clara María González para que explique las causas reales de su dimisión al cargo, ya que en los últimos días se ha mencionado sobre una supuesta tensión en la Casa de Nariño por sus posturas jurídicas.

¿Tensión en Palacio por Clara María González?

Hace varias semanas se conoció que se estaba comentando en los círculos de poder sobre las tensiones que estaban rodeando la Casa de Nariño alrededor de la secretaria jurídica, Clara María González. Esto debido a que la funcionaria se ha convertido en un muro de contención que consigue frenar las aventuras jurídicas en las que en ocasiones ha querido embarcarse el Gobierno.

No obstante, su estilo frentero la llevó a ser vista como una piedra en el zapato por algunos de los alfiles del presidente que, más que como una aliada, la percibían ahora como una amenaza para sus intereses personales, por lo que están moviendo sus fichas para aburrirla y sacarla del camino.

Una prueba de ese pulso entre las soluciones pasionales y la voz de la razón jurídica de González fue el episodio de Jesús Santrich.

A renglón seguido, para ese entonces el partido de gobierno y el entonces fiscal general, Néstor Humberto Martínez, estaban alineados en hacer lo que fuera necesario para impedir que Santrich fuera puesto en libertad.

El tema no era fácil. La Corte Suprema de Justicia había dado la orden para que el guerrillero saliera de la cárcel y había que actuar rápido para evitar que eso pasara. Martínez, quien por esos días estaba en jaque por el rumor de que la Corte iba iba a pedirle la renuncia, se alió con Álvaro Uribe para convencer al presidente de decretar la conmoción interior. Esa figura está contemplada en la Constitución para darle un margen de acción al jefe del Estado en situaciones extremas que realmente lo ameriten. Pero, definitivamente, era una irresponsabilidad monumental utilizarla solo porque un preso iba a ser puesto en libertad.

Sin embargo, y más allá de ese debate circunstancial, el presidente Duque alcanzó a estar casado con la idea de que sería esa la única salida para evitar la libertad del guerrillero. No obstante, a las pretensiones de Uribe y de Néstor Humberto les salió entonces un palo en la rueda: la secretaria González.

La funcionaria de Presidencia, con elementos puramente jurídicos respaldados también por el procurador Carrillo, logró desbaratar la tesis del fiscal y del expresidente, y convenció al jefe de Estado de no dejarse meter en esa aventura.