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Ernesto Samper y Álvaro Uribe
| Foto: Fotomontaje SEMANA

POLÍTICA

“Uribe salió con un hacha de guerra y no con una bandera de paz”: Samper

En entrevista con SEMANA, el expresidente habló sobre su pelea con Álvaro Uribe. “El papel de los expresidentes, lo he dicho y lo repito, no es de atizar sino apagar incendios, actuando más como bomberos que pirómanos fundamentalistas”.

18 de octubre de 2020

En dialogo con SEMANA, Ernesto Samper se despachó contra el papel que hoy cumple Álvaro Uribe en la política. El expresidente liberal fue una de las voces más duras en rechazo al pronunciamiento de Uribe tras recuperar su libertad el sábado pasado. “Me sorprendió que después de esta llamémosla cuarentena judicial, el expresidente hubiera salido con una declaración notificando al país que seguiría luchando contra sus enemigos preferidos que son la paz y la justicia”, le dijo a la revista.

En esta charla, Samper habla de esa intervención del expresidente Uribe, de Gustavo Petro, de Iván Duque, de la propuesta de hacer un referendo, del proceso de paz, entre otros temas de actualidad.

SEMANA: El expresidente Uribe está hablando de su cruzada contra el socialismo. ¿Qué opinión le merece?

E.S.P: El Presidente Uribe, en tono poco tolerante, habla de sus enemigos socialistas como si fueran una peste. Y los etiqueta, sin distinción, como castro chavistas para estigmatizarlos. También nosotros, los que estamos en orilla distinta, podríamos decir, desde nuestra óptica progresista, que todos los uribistas son fascistas y en su versión tropical, trompo-bolsonaristas. La pregunta es si esta forma de polarizar el debate político le conviene al país y a su democracia. Yo pienso que no. El papel de los expresidentes, lo he dicho y lo repito, no es de atizar sino apagar incendios, actuando más como bomberos que pirómanos fundamentalistas.

SEMANA: Pero usted no está apagando incendios mandando trinos en los cuales dice que Uribe salió con un hacha de la guerra y no con una bandera de paz..

E.S.P: Lo que pasa es que me sorprendió que después de esta llamémosla cuarentena judicial, el expresidente hubiera salido con una declaración notificando al país que seguiría luchando contra sus enemigos preferidos que son la paz y la justicia. Llevar por ejemplo, a un referendo su idea de crear una Corte única propia de los estados fascistas o derogar la JEP que es como quitarle el corazón a la paz y pretender que siga viva.

SEMANA: Pero él siempre ha querido corte única, derogar la JEP y reducir el tamaño del Congreso.

E.S.P: Sí pero uno hubiera querido que su cuarentena obligatoria en El Uberrimo lo hubiera vuelto más realista y hasta compasivo. El país habría recibido mejor un mensaje de concordia, por ejemplo, asumiendo la continuación de las negociaciones con el ELN que el gobierno Duque tiene en un inexplicable limbo desde hace dos años y en las cuales, según entiendo, el expresidente estaba, antes del encierro, echando una mano. Lamentablemente, prefirió el hacha que la bandera que fue lo que dije.

SEMANA: Pero no solo al hacha, ahora también quiere referendo

E.S.P: Referendo que no me gusta como figura. Está demostrado, con los resultados del Brexit en Europa, el plebiscito por la paz en Colombia y las consultas autonomistas en España que la intervención de las redes en las campañas por los referendos terminan convirtiéndolos en campos de batalla entre sindicatos de odios diversos contra causas legitimas, como la paz, la permanencia de Inglaterra en Europa o la autonomía de Cataluña. Los expertos en comportamientos colectivos demuestran que en éstas batallas digitales, el no de la pasión termina imponiéndose sobre el si de la convicción.

SEMANA: ¿Por qué cree que Uribe está en eso?

E.S.P: No lo sé. Como persona, solo respondo por el Uribe de antes de la Gobernación de Antioquia. Muchos pensábamos que, superada la etapa del conflicto armado, cuando la política se hacía entre partidarios de las salidas pacificas o belicistas para acabar con la violencia , podríamos llegar a coincidir en un escenario democrático de construcción de alternativas legitimas, hacia la izquierda o derecha de un centro que había sido el eje de gravitación de la vieja política partidista. Pero no fue así porque el espacio abierto en las últimas elecciones en la confrontación entre Petro y Duque, en ausencia de éste último, fue rápidamente reemplazado por la polarización, por razones personales, entre Uribe y Santos. En la mitad de este enfrentamiento quedaron y siguen empantanados los acuerdos de paz de la Habana, sus desarrollos legales y constitucionales en el Congreso y el propio gobierno de Duque.

SEMANA: Y en dónde deja el liberalismo...

E.S.P: El liberalismo dejó de existir como fuerza política progresista, hoy lo que existe es el liberalismo gavirista.

SEMANA: ¿Le ve solución a la actual crisis política?

E.S.P: Por supuesto. El camino es muy sencillo: volver todos a jugar en la misma cancha. Antes, cuando estaba prendido el conflicto, nos enfrentábamos con dureza pero siempre respetando la institucionalidad y la democracia. Hoy en día, la concentración de poderes, la politización de los organismos de control, el desacatamiento de la justicia por parte del propio Presidente, la falta de presencialidad en las corporaciones públicas por la pandemia y el uso excesivo de la fuerza sacó la política de esa cancha, parcializó los árbitros y reemplazó el partidismo por el fanatismo. Los políticos hoy ni se tratan ni se respetan como adversarios legítimos sino como enemigos a muerte.


SEMANA: ¿Y para usted Iván Duque tiene algo que ver con ese diagnóstico?

E.S.P: Ese es el problema. Que ni siquiera sabemos quién responde. Si pudiéramos devolver la película de éstos dos años de gobierno y enmendar la plana, veríamos un comienzo de un país muy distinto: Uribe reclamaría su aporte a la paz por cuenta de la seguridad democrática, Duque aceptaría dar el salto del conflicto al posconflicto como programa de gobierno. La comunidad internacional aplaudiría con convicción. La oposición sería reconocida como alternativa. Trump sería solo el presidente de Estados Unidos. Las víctimas estarían protegidas. Los campesinos tendrían las tierras ofrecidas. Los cultivos ilícitos habrían sido sustituidos y los lideres sociales estarían vivos. La falta de liderazgo nos tiene, sin embargo, en medio de una crisis institucional sin voces que puedan convocarla para encontrar una salida. Muchos países con nuestras características geográficas, culturales y económicas lo han logrado: ¿por qué no nosotros, por qué empecinarnos en la guerra?.

SEMANA: Y ahora en que anda…

E.S.P: Le aseguro que no estoy, como dice Uribe, defendiendo a dentelladas mi vigencia política. Estoy tranquilo, en mi casa, pasando la pandemia y disponible por si acaso me necesitan.