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Naranjo y las pandillas

El vicepresidente volvió a Cali, ciudad de la que fue comandante de policía hace 15 años, en donde sostuvo una particular reunión con cerca de 400 jóvenes ex integrantes de violentas pandillas.

28 de abril de 2017

Hace 15 años el entonces coronel Óscar Naranjo fue designado como jefe de la policía metropolitana de Cali. La capital del Valle por esa época sufría una oleada de violencia y los capos del cartel del Norte se paseaban a sus anchas. La policía entonces inició una lucha contra el crimen que empezó a dar resultados. Pero el oficial salió de allí cuando llevaba un poco más de un año. En la mañana de hoy viernes 28 de abril, tres lustros después, Naranjo volvió a esa ciudad. Esta vez en calidad de Vicepresidente.

En la mañana se reunió con las autoridades de la ciudad para evaluar los temas de seguridad. Y aunque Cali hoy presenta los registros de homicidios más bajos de los últimos 25 años, la cifra sigue siendo elevada comparada con el promedio nacional. Con el alcalde y los comandantes de policía y ejército se adoptaron algunas medidas. Y aunque estas reuniones son claves para Naranjo, pues la seguridad es una de las bandearas de su gestión, el vicepresidente tuvo una reunión que resultó siendo inusual y clave.

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Acudió a la comuna 1 de esa ciudad en el sector de Terrón Colorado. Esta parte de la ciudad históricamente era una de las más conflictivas y violentas. Se caracterizaba por la presencia de decenas de jóvenes que integraban pandillas dedicadas a gran variedad de delitos y que con frecuencia se enfrascaban en sangrientas vendettas por las llamadas fronteras invisibles.

Allí, en plena vía pública, en un cruce de varias calles Naranjo se reunió con 400 de estos pandilleros, o jóvenes en riesgo como prefiere llamarlos el vicepresidente. Con edades que oscilan entre los 12 y los 25 años algunos de ellos que hoy son líderes en el sector le recordaron a Naranjo las épocas en las que los combatió como jefe de la policía. Hoy el escenario es diferente.

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Todos estos muchachos le contaron al Vicepresidente que la violencia entre ellos había disminuido sustancialmente. También que las muertes por cruzar las llamadas fronteras invisibles eran cosas del pasado. Muchos contaron que estaban cansados de la violencia, de estar estigmatizados y de la cárcel. Por eso le pidieron ayuda a Naranjo para que refuerce los programas que la alcaldía de Cali ha creado y que han sido claves para la disminución de la violencia.

Los líderes de estos muchachos le contaron que gracias a esos proyectos muchos de ellos trabajan en labores comunitarias o en reparaciones de vías. Esto los ha alejado del delito. No menos sorprendente fue que le pidieron a Naranjo ampliar ese tipo de iniciativas que son claves para la seguridad y la paz. Al cabo de varias horas de escucharlos el vicepresidente se comprometió a buscar la forma de impulsar estas iniciativas que sin claves para la seguridad y la paz de la capital del Valle. Aquellos que hace 15 años corrían de Naranjo y sus policías hoy casi no lo dejan salir porque todos querían una foto con él.