| Foto: Semana

ENTREVISTA

“Comí en restaurantes donde el chef era un robot”: Andrés Oppenheimer.

El escritor y periodista argentino, en reciente libro ¡Sálvese quien pueda!, explica qué futuro le depara a los seres humanos una era en donde la mayoría de los trabajos los realizarán robots o algoritmos.

Jorge A. Cote R.*
18 de agosto de 2018

Vienen tiempos difíciles. Los robots, impresoras 3D o algoritmos reemplazaran a los humanos en buena parte de los empleos lo que conducirá a un aumento del desempleo sin precedentes en la historia de la humanidad. ¿Qué efectos tendrá esta situación en la sociedad? ¿Estarán los seres humanos destinados a pasar hambre y vivir en la indigencia por cuenta de la automatización de los trabajos? ¿Habrá alguna consecuencia positiva de que los robots hagan la mayoría de las tareas? ¿Vamos hacia un futuro apocalíptico dominado por los robots y la tecnología? Esas y otras preguntas, las responde el periodista argentino Andrés Oppenheimer en su reciente libro ¡Sálvese quien pueda!, investigación que indaga el futuro del trabajo en un mundo automatizado.

Semana: ¿De dónde salió la idea de escribir este libro?
Andrés Oppenheimer: La idea surgió en 2013, cuando la Universidad de Oxford publicó un estudio que pronosticaba que en los próximos 15 años el 47 por ciento de los empleos corren el riesgo de desaparecer por los robots y los algoritmos. Simultáneamente, advertía que muchos trabajos alrededor mío estaban desapareciendo: los camarógrafos estaban siendo reemplazados por cámaras robóticas, los diagramadores por programas digitales de diagramación, etc., Entonces, decidí viajar a Oxford, a Silicón Valley, a Nueva York, a Japón, a Corea del Sur, a Israel y a varios otros lugares para entrevistar a los principales futurólogos del mundo, y preguntarles que va a pasar con cada uno de nuestros trabajos.

Puede leer: La dictadura del algoritmo

Semana: ¿Qué metodología utilizó para escoger las profesiones y carreras de las que escribe en el libro?
A.O.: Aunque ya se han escrito varios libros genéricos sobre el futuro del trabajo, yo no había visto ninguno que tratara de pronosticar el futuro de cada profesión y ocupación en particular. De manera que decidí dedicarle un capítulo entero respectivamente al futuro de los médicos, de los abogados, de los banqueros, de los hoteleros, de los periodistas, de los camioneros, de los taxistas, de los trabajadores manufactureros, etc. Y entreviste a los líderes mundiales de la innovación en cada una de estas y otras ocupaciones. Escogí las profesiones y carreras más comunes.

Semana: ¿Cuáles son los principales cambios que producirá la automatización del trabajo?
A.O.: Se van a crear muchos trabajos nuevos, y no solo en las áreas tecnológicas. Van a haber enormes oportunidades en todo lo que tenga que ver con la salud, el bienestar, el turismo, la docencia, la creación de entretenimiento, los nuevos deportes profesionales, y varias otras ocupaciones específicas que enumero al final del libro. Y muchos de estos trabajos van a ser más interesantes y divertidos que los actuales.

Le puede interesar: ¿Reemplazarán los robots a los periodistas?

Semana: Según varios economistas, la desigualdad y la brecha entre pobres y ricos han aumentado de manera exponencial en los últimos 50 años ¿la automatización del trabajo ampliará esta brecha?
A.O.: Sí, porque quienes tengan mejor educación van a poder reinventarse mucho más rápido. Va a ser mucho más fácil para un ingeniero textil reinventarse como mecánico de robots que para un camarero o un taxista reinventarse como analista de datos.

Semana: Entonces, ¿El conocimiento especializado sería un antídoto para las consecuencias negativas del trabajo automatizado?
A.O.: La educación terciaria va ser fundamental, pero no necesariamente la especialización. Debemos mejorar la educación para ser más versátiles, porque todos vamos a tener que reinventarnos varias veces a lo largo de nuestras carreras.

Le puede interesar: ¿Por qué la educación y la tecnología son aliados inseparables?

Semana: Usted habla que el fenómeno de reemplazar mano de obra por tecnología ha ocurrido desde la revolución industrial, pero también históricamente los países más industrializados lograron cifras record cercanas al empleo pleno ¿no podría pasar lo mismo en esta cuarta revolución industrial?
A.O.: A la larga, sí. Pero me preocupa el corto plazo. Los tiempos se están acortando. En el siglo XIX, los que prendían las lámparas de gas de los faroles de las calles tuvieron más de 50 años para reinventarse cuando empezaron a aparecer los faroles eléctricos. Pero ahora, a la empleada de la agencia de viajes, o al diagramador, o al obrero en la fábrica le están avisando de un día al otro que van a ser reemplazados por un robot o un algoritmo. Se está produciendo una aceleración tecnológica que va a sacudir el mundo laboral.

Semana: ¿El desempleo tecnológico puede convertirse en la principal causa de conflictividad social en el futuro?
A.O.: Creo que sí. El desempleo tecnológico va a ser el gran tema mundial de los próximos años. A la larga, soy optimista, porque a largo plazo la tecnología va a generar más empleos de los que destruye, o va a aumentar la productividad y generar suficientes ingresos como para subsidiar a quienes se queden sin trabajo. Pero a la corta, tenemos que prepararnos como personas y como países, porque se viene un tsunami de automatización.

Semana: ¿Qué repercusiones políticas tendrá el desempleo tecnológico?
A.O.: En la década del 2020 vamos a ver un movimiento anti-robotización, así como en los noventas y el 2000 vimos un movimiento anti-globalización. El nuevo movimiento no va a lograr detener la automatización, pero va a hacer mucho ruido! Ya lo estamos viendo: hace unos meses, el sindicato de trabajadores de los hoteles y casinos de Las Vegas amenazó con irse a la huelga entre otras cosas por el creciente uso de robots como camareros y baristas en los casinos.

Puede leer: Seis Percepciones en el Futuro de la Tecnología de la Educación Superior 

Semana: En su libro usted casi no se refiere a las humanidades y a las ciencias sociales. Dos preguntas al respecto, ¿por qué no le dedicó un espacio en el libro a estas profesiones u oficios? ¿Cuál será el futuro de las ciencias sociales?

A.O.: A diferencia de algunos expertos de Silicon Valley que entreviste, creo que hay un buen futuro para las humanidades y las ciencias sociales. Las incluyo en el libro en las diez áreas de los trabajos del futuro. Por ejemplo, hablo de los profesores y las maestras, que van a dejar de ser transmisores de conocimientos, para convertirse en docentes dedicados a despertar la curiosidad de los niños, ayudarles a encontrar su vocación, y ensenarles valores éticos y morales. Ya no tiene sentido que un maestro le enseñe a los niños en qué año se descubrió América, o quién invento la imprenta, porque eso lo pueden encontrar en Google o con un asistente virtual. Los maestros van a tener que convertirse en motivadores, guías vocacionales y orientadores éticos. Eso no lo van a poder hacer los robots.

Semana: ¿Cuáles son los retos para América Latina en el contexto que usted describe en el libro?
A.O.: El reto para América Latina es mayor que para los países industrializados. Cuando empecé a investigar este libro, creía que el estimado del 47 por ciento de empleos amenazados se refería a Estados Unidos o Europa. Pero para mi sorpresa, los autores del estudio me dijeron que para América latina el porcentaje de empleos amenazados iba a ser mucho más alto. Y recientemente, un estudio del Banco Mundial pronosticó que el porcentaje de empleos que van a correr peligro en América latina va a ser de más del 60 por ciento, porque la región tiene muchas fábricas manufactureras, donde cada vez más trabajadores van a ser reemplazados por robots, impresoras 3D y algoritmos.

Puede leer: La era de la computación cuántica

Semana: ¿Qué caso de la automatización del trabajo le sorprendió más?
A.O.: El de los hoteles y los restaurantes. En Japón, fui a un hotel robotizado, donde los conserjes ya son robots, y hasta los peces en la enorme pecera de la planta baja son robóticos. Y comí en restaurantes totalmente automatizados en Japón, Corea del Sur y San Francisco, donde ya no hay camareros, y en algunos casos hasta el chef es robótico.

Semana: ¿Después de esta investigación, usted se declara tecno-optimista o considera que vamos directo hacia un futuro distópico similar al que pinta la ciencia ficción?
A.O.: Soy un tecno-optimista a largo plazo, y un tecno-pesimista a corto plazo. En 20 o 30 años, la tecnología va a crear más trabajos de los que eliminó, como ha sucedido siempre en la historia, o la productividad va a aumentar tanto que los países van a poder pagar un salario básico universal a todos los desplazados por la tecnología. Pero la transición va a ser traumática. A corto plazo, va a ser un "Sálvese quien Pueda!"