
Opinión
Cepeda, la víctima
La Corte Suprema está del lado de Cepeda, no solo por voltear la denuncia de Uribe, sino por enterrar el contenido de los computadores de Raúl Reyes.
Mañana Iván Cepeda saldrá a victimizarse. Dirá: “¿Cómo se atreven a relacionarlo con las Farc?" Dirá que lo están estigmatizando, que es un hombre de paz, que defiende los derechos humanos… claro que solo los de las Farc, no los de sus víctimas. Ese no es su problema.
Afirmará que nos va a demandar y que más nos vale callar. Y lo dirá el hombre que tiene de su lado a la Corte Suprema y, por lo menos, a la juez 44 penal de Bogotá. “Puse preso a Uribe” dirá. “Así que: ¡cállense!"
Y la Corte Suprema está del lado de Cepeda, no solo por voltear la denuncia de Uribe, sino por enterrar el contenido de los computadores de Raúl Reyes, en un giro inverosímil de la olvidada Farcpolítica.
¿Qué tanto compromete el computador de Raúl Reyes, miembro del secretariado, comandante del Bloque Sur y vocero internacional de las FARC-EP, a Iván Cepeda? Mucho.
El 4 de febrero de 2008 se realizó la movilización ciudadana nacional e internacional más grande de la historia. ¿Adivinen contra quién? ¡Sí, contra las Farc! Fue maravillosa y abrumadora. A las continuas derrotas militares, se sumaba un rechazo estruendoso y universal a una guerrilla miserable que llevaba más de 50 años ensangrentando al país.
El secretariado, como lo revela el computador de Reyes, estaba golpeado. El 12 de febrero de 2008, dice el amigo íntimo de Cepeda, Iván Márquez, que “Sobre la marcha del 4 de febrero: sin duda nos faltó orientar al partido clandestino y al movimiento bolivariano… Deberíamos intentar hacer algo ahora con la marcha que promueve la organización de Iván Cepeda. Buscando influir con consignas centrales contra el terrorismo de Estado… Pudiéramos orientar, a sacar banderas blancas y de Colombia…”.
Márquez se refiere a la marcha organizada el 6 de marzo de 2008 por la organización bandera de Cepeda, el Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice). El propósito de esta movilización, que desplegó decenas de organizaciones afiliadas a la agenda marxista y guerrillera, mezcladas con organizaciones de víctimas y la extensa red de ONG que, con agendas de paz, progresismo o promoción de derechos, rodean, financian y apoyan aún hoy el núcleo “duro” del activismo pro-Farc, era deslegitimar la expresión rotunda de los colombianos del 4 de febrero.
Pretendían sembrar un manto de duda nacional y mundial sobre el Estado, la sociedad y la democracia colombiana. La idea temática, que sigue desplegando a diario el hoy candidato Cepeda, era que las violencias de la guerrilla siempre están justificadas en el accionar ilegítimo de agentes del Estado que violan derechos ciudadanos dentro y fuera de la lucha antisubversiva.
Es la búsqueda persistente y denodada, de restar legitimidad a cualquier acción del Estado contra la subversión y promover la justificación de la barbarie criminal de los subversivos. Una retórica de guerra y propaganda difundida sistemáticamente, apoyada en la financiación de activistas, tan escasos y poco representativos, pero furibundos; la promoción de cuenteros o propagadores de historias y, claro, la influyente y financiada cohorte de abogados defensores de las Farc y sus presos políticos.
Lo más grave para Cepeda en el computador de Reyes no es la familiar y casi que obvia postulación de Márquez para utilizar la marcha de Movice. En otro correo inmediato del 18 de febrero, posiblemente para Raúl Reyes, Alias Ingrid del Comité Internacional (Cominter) Argentino de las Farc, da el parte de cumplimiento de lo pedido por Márquez: “Por pedido del compañero Iván Cepeda estoy coordinando la unidad de las marchas que se harán en todos los países el próximo 6 de marzo. Por favor, mándeme datos de todo lo que se hará en nuestros lugares para poder mantenerlo informado…“.
Queda la duda de si Cepeda es quien da las órdenes, pero la coordinación y el objetivo quedan claros en las siguientes palabras de alias Ingrid: “Resulta imprescindible que todo sea unificado para dar un golpe de efecto mucho mayor”.
Alias Ingrid cierra confirmando que sigue al servicio de Iván Cepeda: “Ya respondieron los compañeros de Ecuador, ahora espero, lugar y forma de contactar a Iván con los de Agenda de los Pueblos en Pie y la marcha que organizarán en Ecuador.”
Estos apartes demuestran de manera ineludible el alcance de la influencia y colaboración al más alto nivel de Iván Cepeda con las Farc y sus activos en Latinoamérica.
En los archivos de Raúl Reyes también se mencionaban contactos, apoyos y relaciones con políticos e intelectuales en Colombia y en el exterior, destacando siempre el rol de Piedad Córdoba. ¿Casualidad? No. Es un plan, aún vigente, para tomarse el poder desde adentro.
La Corte, sorprendentemente, tumbó estas pruebas por tecnicismos altamente convenientes para ocultar la Farcpolítica y contrarios a lo que ahora predicaron en el caso de Álvaro Uribe.
El contenido del computador, para los efectos políticos, es claro: había nexos, había complicidad, había estrategias compartidas de las Farc con Iván Cepeda.
La marcha del 6 de marzo de 2008 fue un fracaso, pero se inscribió en las dinámicas perversas que, en menos de siete años, pusieron a las Farc en la senda de la impunidad y del poder. Cepeda no es responsable de la vanidad, debilidad e inmoralidad de Santos. Pero en el rol de auxiliador de la subversión fue, y sigue siendo, partícipe fundamental de la expansión de los movimientos terroristas y su legitimación.
Y su rol continúa y está ligado a la infamia de la paz total que hace llorar hoy a Colombia, que no a Cepeda, la muerte atroz de colombianos en Cali, Amalfi y tantos municipios más, que permite el reclutamiento de menores, la siembra de minas antipersona, el cultivo de coca, la minería ilegal, la extorsión y el secuestro.
Fue el ponente de la Ley 2272, con la que Petro puede dar salvoconductos, otorgar ceses al fuego y designar como gestores de paz a comandantes que hoy masacran. Promovió un proyecto de ley para sancionar “crímenes contra la paz” penalizando la “obstrucción” a los procesos de paz, que incluía cualquier disenso con las iniciativas de la Paz Total. Con la información y hojas de vida de nuestros oficiales de alto rango, obtenidas en la comisión segunda del Senado, alimentó la traumática purga que tiene de rodillas a nuestras fuerzas militares y, en connivencia con Iván Velásquez, pobló de enemigos de la fuerza pública el Ministerio de Defensa.
Cepeda no es la víctima. La víctima es el pueblo colombiano.