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Colombia vista desde España: veinte años no es nada

El presidente del banco español Renta4 analiza los grandes avances que en materia social, política y económica que ha registrado el país en las últimas dos décadas y asegura que en las próximas será no solo un líder regional sino un referente global.

Juan Carlos, Juan Carlos
28 de agosto de 2018

En una publicación reciente, el servicio de negociación y noticias Bloomberg anunció que ante la pronunciada depreciación de la lira turca, Argentina y Colombia podrían ser –en ese orden– los siguientes países más vulnerables al contagio de una crisis financiera en los mercados emergentes.  Esta publicación fue recibida con asombro en Colombia, y volvió a plantear la pregunta que constantemente intriga a los analistas económicos y políticos: ¿es Colombia un país de oportunidades, una estrella en América Latina, o es un país que se debe evitar, una ficha más en el dominó de países destinados a replicar fracasos de vecindario?

Nuestra respuesta desde España a esa falsa dicotomía es simple: Colombia es, en el momento actual, un país de oportunidades.  Colombia superó brillantemente los problemas de finales de los años noventa, cuando llegó a ser considerado un estado casi fallido, y de ahí pasó a convertirse, apenas algunos años después, en una de las estrellas del continente, sobrepasada únicamente por los gigantes regionales, Brasil y México.  Pero para entender a Colombia y las enormes oportunidades que ofrece hay que tomar una perspectiva de largo plazo. Hay que conocer su historia y su gente. Y hay que dejarse sorprender, porque Colombia es una nación que está, y seguirá estando, en constante evolución. A efectos de este artículo, vayamos a los últimos veinte años, desde 1998 hasta el presente.  Veinte años es poco tiempo, y lo que se ha logrado en Colombia en este tiempo, es mucho.

A finales del siglo XX, el gobierno colombiano invirtió, valientemente, su capital político en un proceso de paz con la Fuerzas Revolucionarias Armadas de Colombia (Farc) que al final no prosperó.  El peso colombiano apenas llevaba un año de negociación libre con respecto al dólar estadounidense cuando el sistema financiero casi colapsa por cuenta de una crisis inmobiliaria, y por muy poco se evitó el default de la deuda soberana.  Colombia experimentó crecimiento negativo del producto interno bruto y la pobreza rondaba el 50 por ciento de la población.  Colombia le debe a sus dirigentes de la época el haber enfrentado la adversidad con habilidad y, por qué no decirlo, la violencia con humanidad.  

La primera década del siglo XXI estuvo marcada por un ciclo alcista en los precios internacionales de los commodities, un renovado sentido de autoridad por parte del gobierno, y la oportunidad que hacia el final de esa década les generó a los mercados emergentes la crisis financiera global, que arrancó en los Estados Unidos y se propagó con rapidez por España y otros países europeos. Colombia y sus líderes supieron aprovechar el interés del mundo financiero por las economías en desarrollo, ordenaron la casa, y reforzaron a Colombia como destino de inversión directa y de portafolio.  Para finales de la década, mientras Estados Unidos y Europa sufrían recesión, Colombia avanzaba con paso firme hacia la consolidación de su economía y de un Estado seguro. Colombia, tal vez como pocos países latinoamericanos, abrió las puertas a España para que ciudadanos y empresas buscaran formas de superar la crisis, una crisis que a España le afectó más que a otros países europeos. Fueron muchas las empresas españolas que llegaron a Colombia hace diez años y que hoy compiten exitosamente en una plaza exigente.

En la segunda década de este siglo ha habido más continuidad que discontinuidad en Colombia y, visto desde fuera, el país no ha dejado de progresar en este tiempo pese a contratiempos como la fuerte caída del precio del petróleo hace tres años.  Ese progreso se traduce hoy en realidades que hacen muy atractiva a Colombia, tales como:

  • Fin del conflicto armado: más de la mitad del territorio colombiano está por aprovecharse, de manera responsable con el medioambiente.  Eso se puede hacer hoy gracias a la paz lograda con las Farc.
  • Una clase media con educación y capacidad de ahorro: millones de colombianos salieron de la pobreza para engrosar una clase media robusta.
  • Buenas infraestructuras de telecomunicaciones han sido también claves para la transformación digital.
  • Un país miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, Ocde: Colombia es una de las pocas naciones del mundo que pertenece al foro que promueve las mejores prácticas de gobierno y sostenibilidad.
  • Talento humano: la educación y la profesionalidad de los colombianos, que en España conocíamos de tiempo atrás, se han convertido en referentes que identifican a los nacionales del país en el mundo.
  • Colombia y el área del Pacifico miran hacia la gran fábrica de crecimiento global, que es Asia.

Las estadísticas no mienten. En 1998 el producto interno bruto de Colombia era ligeramente inferior a 100.000 millones de dólares, mientras que actualmente es de 280.000 millones de dólares; en el mismo período, el ingreso per cápita pasó de 2.500 dólares a  6.300 dólares, la pobreza bajó del 50 por ciento de la población a menos del 30 por ciento, y la expectativa de vida ya ronda los 75 años.  

Pero también es cierto que queda mucho por hacer. Aunque el mundo disfruta hoy de un elevado crecimiento y estamos asistiendo a la mayor creación de riqueza que ha vivido la historia, hay amplias capas de la población colombiana que no perciben que les llegue su cuota parte en ese crecimiento.  Es importante asentar el crecimiento futuro sobre una base sólida de capital y conseguir que ese crecimiento sea inclusivo, abarcando a toda la población. Si el crecimiento y la riqueza se concentran en una parte reducida de la población, el crecimiento no será sostenible, no solo porque será socialmente inaceptable sino, sobre todo, porque generará desequilibrios y crisis.

Los mercados financieros y los que participamos en ellos tenemos mucho que decir a la hora de conseguir que Colombia convierta sus expectativas en realidades y aproveche la enorme oportunidad que le ofrece el mundo en transformación del siglo XXI.  Para hacerlo, se requiere inversión, y los mercados financieros son las infraestructuras a través de las que se canaliza eficientemente la inversión y se forma la base de capital. Los mercados de capitales son los grandes motores de una transformación positiva de la economía. Unos mercados de capitales eficientes son tanto o más importantes que unas buenas infraestructuras físicas en la nueva economía del conocimiento del siglo XXI. A título de ejemplo, sin el Nasdaq no existirían las grandes compañías tecnológicas que han cambiado nuestras vidas y sin unos mercados financieros eficaces la economía española no habría tenido el espectacular crecimiento de estas últimas cuatro décadas.

Las bases están puestas, porque Colombia y el resto de las economías emergentes son la gran “bolsa” de crecimiento económico global de los próximos años, y por tanto la fuente principal de generación de rendimientos de capital crecientes. Esa es la clave para que los mercados financieros hagan su trabajo y pongan toda su enorme potencia al servicio del crecimiento y del progreso de Colombia.

Por todas estas razones es que renta4banco (BME:R4) ha invertido en la constitución y el arranque de una entidad financiera en Colombia, la fiduciaria Renta4Global.  Con nuestro socio local, Global Education, estamos convencidos que le podemos ofrecer al país, y en particular a la masa de afluentes (mass affluent) en Colombia, un mejor servicio de gestión patrimonial y de acompañamiento financiero, contribuyendo a la vez a un crecimiento económico de calidad y basado en la fortaleza, tal y como lo hemos hecho por más de tres décadas en España.  

Estamos convencidos de que el mundo financiero debe estar siempre al servicio de la economía real, y de que conectando la inversión financiera con la economía real es como se consiguen los mejores retornos de las inversiones y a la vez el mayor beneficio para el conjunto de la sociedad.  Con esta filosofía, y trabajando a lo largo de tres décadas, hemos conseguido tener un papel destacado en la modernización del sistema financiero español. Queremos traer nuestro modelo a Colombia, igual que lo hemos hecho en Chile y en Perú, aportando un ángulo europeo y global desde una zona, como es la zona euro, muy excedentaria en capitales. Y lo hacemos bajo la convicción de que los mercados de capitales son una poderosa herramienta de progreso y bienestar para las naciones.  

Son muchos los retos que vienen para Colombia: reconciliación, recuperación de la institucionalidad, y fortalecimiento de la presencia del Estado, para solo mencionar algunos. De lo que estoy convencido es que, en veinte años o menos, estaremos hablando de una Colombia no solo líder regional, sino un referente global en muchos temas. Al fin y al cabo, veinte años es muy poco tiempo.

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