Alberto Donadio  Columna

Opinión

El chantaje de Benedetti

Es un chantaje porque Benedetti no es de izquierda ni fue del M-19 y no obstante Petro se lo tiene que aguantar en sus narices.

Alberto Donadio
30 de noviembre de 2024

Es un chantaje porque el nombramiento de Armando Benedetti en la Casa de Nariño no lo anunció el presidente, sino el nombrado. Es un chantaje porque Benedetti no es de izquierda ni fue del M-19 y no obstante Petro se lo tiene que aguantar en sus narices. Es un chantaje porque Petro despidió a un experimentado ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, pero le toca aceptar dentro de la Casa de Nariño a un drogadicto y beodo consuetudinario que no es experto en nada. Es un chantaje porque Petro rompió relaciones diplomáticas con el Estado de Israel y pidió al mundo “bloquear” al primer ministro Netanyahu, pero no es capaz de romper con un politiquero de Barranquilla.

Es un chantaje porque Petro afirma que si Biden desconoce la orden de captura contra Netanyahu “simplemente conduce al mundo a la barbarie”. Tan categórico frente a Biden y tan mansito frente a Benedetti. Es un chantaje porque Petro se atreve a exigir visa a los ciudadanos británicos cuando el Reino Unido las exige a los colombianos, pero no se atreve a negarle la entrada a Benedetti cuando él irrumpe en la Casa de Nariño y se toma la oficina contigua al presidente. Es un chantaje porque el 2 de junio de 2023, en la ceremonia de ascenso de oficiales, Petro anunció que el embajador en Venezuela se retiraba del Gobierno, pero no lo pudo retirar definitivamente, ya que el 8 de febrero de 2024 Benedetti se posesionó en Roma como embajador ante la FAO.

Pregunté a un ciudadano de 59 años que votó por Petro qué pensaba de este escándalo: “Si dejas entrar a tu casa a un tipo como Armando Benedetti y crees que luego de cumplida la tarea de hacerte ganar la presidencia lo puedes despachar amablemente a Caracas o a Roma, vives en una realidad paralela, no sopesas mínimamente quién es tu interlocutor, sufres de Soberbia Crónica, la misma enfermedad que padece desde muy joven Álvaro Uribe Vélez. Tarde o temprano, el costeño te pasa la factura acompañada con una nota de chantaje: ‘Estimado presidente y amigo, ya me cansé de estas embajadas del coño; ¡o me nombras asesor presidencial en la Casa de Nariño, o nos vamos todos a la verga, mondá!’. Si Petro ha aceptado el chantaje del corroncho es porque sabe que el tipo no está blufeando. Así las cosas, Petro, que debió escoger para su círculo más cercano asesores serios y competentes, seguirá gobernando con Laura Sarabia (una auténtica desconocida hasta hace un par de años) como su número 2 y, desde esta semana, con Armando Benedetti (espeluznante exponente de la política colombiana desde siempre) como su número 3. ¡Sarabia, antigua secretaria de Benedetti, será su nueva jefa!”.

Hice la misma pregunta a una ciudadana de 49 años que votó por Petro: “Benedetti le debe tener un guardado poderoso a Petro. Tengo la sensación que Petro se encuentra totalmente acorralado y con las manos atadas con lo que sea que Benedetti le tenga guardado. Yo estoy muy desilusionada con el Gobierno de Petro. Voté por él esperando un cambio, con que solo fuera la corrupción, pensé yo cuando di mi voto, con que solo manejaran eso me sentiría satisfecha. Pero han demostrado que todos tienen el mismo interés en llegar al poder solo para enriquecer a los cercanos, a los amigos y para corromper al que sea. El Gobierno de Petro es peor porque se vendió con una imagen y resultó haciendo absolutamente todo lo contrario, entonces al Gobierno del cambio pues hay que cobrársela más duro. Los otros por lo menos suben al poder y ya uno es consciente de lo que va a suceder y ellos nunca se venden como que van a ser los salvadores de nada. Benedetti debe estar enfurecido porque creyó que él iba a estar muy cerca del presidente y Petro nombró fue a la Laura Sarabia. Creo que eso también lo tiene supermal y con lo que tenga guardado sobre la financiación de la campaña pues ahí está el chantaje. Mejor dicho, Benedetti se volvió intocable y hay que aceptarle todo lo que quiera y crearle embajadas, inventarle puestos, dejarlo hacer lo que sea, no importa que en España haya golpeado a la mujer.

Como allá no le puede tomar el pelo a la justicia, se lo traen con el cuento de que se va a rehabilitar, pero es solo para sacarle el quite a la justicia de España. Petro enterró a la izquierda por otros 200 años por lo menos”.

Un ciudadano de 70 años que no votó por Petro opina: “Viejo Tavo: la FAO, en esa soledad donde me tocaba barrer la embajada todas las mañanas, no podía ser lugar para un compañero de farra, añoro esa época en que teníamos aspiraciones comunes, hasta donde aguantaban las fosas nasales. Tu suspicacia encontrará otras quince mil millones de razones que justifican mis deseos de estar cerca de ti, es decir, de la toma de decisiones”.

El epitafio de Benedetti dirá: “Aquí yace el hombre que lo sabía todo”.