OPINIÓN
Fuero para violar la ley
Ideológicamente preparan a los zurdos para destruir, nunca para construir.
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La democracia siempre tiene un costo, pero con el actual Gobierno estamos pagando el valor de toda la vajilla. El pésimo manejo dado a los lamentables sucesos del paro camionero muestran una vez más que empuñar un arma para secuestrar, asesinar, extorsionar o intimidar ciudadanos no capacita a nadie para manejar acertadamente una entidad estatal, un ministerio y, mucho menos, un país. Si el objetivo de la administración central era el de generar una crisis para incrementar la pobreza, para que muchos colombianos se acuesten sin tener siquiera un agua de panela, para que los medianos y pequeños empresarios lleguen a la quiebra, para desestimular la inversión, para generar caos y anarquía, definitivamente lo están logrando.
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El paro camionero no solo afectó a las ciudades, sino también a la gente trabajadora y honesta del campo que nos provee diariamente con todo tipo de alimentos, porque muchos perdieron sus productos, llegando inclusive a tener que botar la leche en un país con hambre. Pero también impidió que enfermos pudieran llegar a los hospitales y que los estudiantes asistieran a sus escuelas o universidades; perjudicó enormemente a los trabajadores que laboran en el día, pues al impedirles llegar al trabajo no pudieron llevar un pedazo de pan a sus hijos, así como a los pequeños productores que por ausencia de mano de obra no pudieron laborar.
Las personas que más se vieron perjudicadas por este paro, sin lugar a duda, son aquellos de escasos recursos, los que viven el día a día, los que reciben bajos salarios, puesto que el industrial o gran empresario, que son quienes generan empleo, generan prosperidad y por consiguiente calidad de vida, pueden soportar hasta cierto punto un bloqueo de esta naturaleza, pero cuando ven que la empresa produce pérdidas, tienen que comenzar a despedir empleados o, en el peor de los casos, a cerrar los negocios y las compañías con el consabido perjuicio para los trabajadores; los alimentos se encarecieron para todos los bolsillos y sus precios no volverán nunca a la normalidad.
El cinismo de la ideología izquierdista no tiene límites; de una parte, le quitan la subvención al ACPM, seguramente para tener recursos que permitan pagar subsidio a los que cometen delitos. De otra parte, alfiles ‘progres’, como el bachiller Bolívar que, para justificar su apoyo a la primera línea en el mal llamado estallido social del 2021 (el cual parece que solo buscaba tumbar el gobierno del momento), criticaba el incremento en el precio de los combustibles, pero ahora alega que sí es necesario el aumento al valor del ACPM, pero además menciona: “Nunca hemos estado de acuerdo con los bloqueos”, cuando sus declaraciones públicas demuestran todo lo contrario. Esto es una clara muestra de la demagogia y el populismo zurdo, pues acomodan las mentiras de acuerdo con el momento político.
Los colombianos se encuentran desbordados por la permanente victimización del jefe de gobierno, quien manifiesta con frecuencia que le quieren dar un golpe de Estado, pero parece que se le olvidó que el no aceptar la investigación del Consejo Nacional Electoral por presuntas irregularidades en la campaña que lo llevó a la Presidencia si es un golpe de Estado a la institucionalidad del país. En ninguna parte está establecido que el fuero otorgado al jefe de gobierno le concede potestad para violar la ley, pues, por el contrario, debería ser el ejemplo de pulcritud ante los más de 50 millones de ciudadanos, lo que hoy brilla por su ausencia.
En una actuación que se considera indigna, el jefe de gobierno está nuevamente motivando a la violencia y parece que quiere generar una guerra civil donde corran ríos de sangre para reinar sobre las ruinas del país. Está llamando a las calles a sus seguidores, tanto a los voluntarios como a los sobornados con los subsidios, proponiendo una “movilización popular generalizada”, para que defiendan a quien parece que hoy se siente acorralado por los resultados de la investigación que puede declarar no válida su elección.
Se ve que el castillo de naipes de la izquierda está a punto de desmoronarse y se quiere agarrar al poder como ‘gato patas arriba’. Ojalá no se les ocurra abrir las puertas de las cárceles para lograr mayor apoyo incondicional en defensa de las aspiraciones de continuar en el poder, pues no habrá espacio para tantos “gestores de paz” en nuestra geografía.