Home

Opinión

Artículo

OPINIÓN ON-LINE

¿Y después de Pretelt qué?

De nada sirve que el Senado saque a Pretelt si en su reemplazo y el de los otros cuatro magistrados que se van, llegan politiqueros disfrazados de toga.

José Manuel Acevedo M., José Manuel Acevedo M.
6 de agosto de 2016

Esta semana la plenaria del Senado deberá decidir si declara la indignidad del doctor Jorge Pretelt y lo separa de su cargo en la Corte Constitucional. Todo parece indicar que el magistrado se tendrá que ir y que ni sus recientes diatribas, ni el polígrafo que se mandó a hacer, ni el habilidoso defensor que se consiguió le sirvieron para ganar esta partida. ¡Bien ido! El problema es que después de su salida tampoco es claro que el país vaya a triunfar en su anhelo de depurar la justicia.

Para nadie es un secreto que a quien más le conviene que Pretelt deje su cargo en esta coyuntura es al presidente Santos. Vendrá el examen de constitucionalidad de todas las normas de la paz en los próximos meses y al primer mandatario le sirve tener una Corte de bolsillo. En ese sentido, no les quepa la menor duda, intentará conseguirse un ‘firmón’ que sea fácilmente elegido por el Senado mientras se vence el periodo constitucional que le correspondería a Pretelt y es justo en ese escenario donde alguien peor que el magistrado de marras puede llegar.

Con la milimetría política con la que se están decidiendo las cosas y el pulso que muchos perdieron en la elección de nuevo fiscal y que aspiran a ganar en la escogencia de procurador, no deja de ser preocupante que la pelea y el apetito voraz de ciertos políticos se traslade a la Corte más importante que tiene Colombia y que debería ser ajena a todos estos tejemanejes.

Y es que no sólo habrá que ocuparse de reemplazar a Pretelt. Con su forzosa salida, se inicia un proceso de renovación de otros 4 magistrados cuyos periodos terminan entre febrero y marzo del año entrante. De la Corte se van Calle, Vargas, Palacio y Mendoza, lo que representa un relevo de 5 togados en total, que componen la mayoría en ese alto tribunal.

¿Estará listo el país para recuperar una Corte que hasta hace algunos pocos años era ejemplo de honestidad y profesionalismo? Todo puede ser susceptible de empeorar, dirán los más pesimistas y, en efecto, con la politiquería a tope y los intereses extrajurídicos permeando este asunto las cosas no parecen simples.

Dos ternas deben ser presentadas por el presidente, otras dos por la Corte Suprema y una más por el Consejo de Estado. Todas ellas llegarán al Senado que definirá en últimas quiénes estarán en los próximos ocho años sentados en las mismas sillas que ocuparon Carlos Gaviria, Vladimiro Naranjo o Ciro Angarita.

De nada habrá servido que el Senado saque a Pretelt si en su reemplazo y el de los otros cuatro magistrados que se van, llegan politiqueros disfrazados de toga. Tampoco habrá servido tanto escándalo mediático si esos mismos medios que ayudamos a destapar el escándalo de Fidupetrol, miramos para otro lado en esta hora definitiva para la Corte Constitucional.

Con frecuencia hacer visibles estos procesos de selección sirve para que los ‘electores’ se cuiden y eviten meter la pata o para denunciar la presencia de personajes que no se merecen estar en las listas de elegibles. Como sociedad civil tendremos que hacer un pacto para incidir positivamente en esta búsqueda de nuevos magistrados que se iniciará en las próximas semanas o, de lo contrario, todo estará perdido. Es momento de volver a lanzar un llamado fuerte y claro de ¡SOS por la justicia!...

*Twitter: @JoseMAcevedo

Noticias Destacadas