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La volatilidad de las preferencias electorales

Durante los últimos 5 meses los colombianos han cambiado cada 30 días sus preferencias electorales para la Presidencia de la República.

Julia Londoño, Julia Londoño
3 de abril de 2018

De acuerdo con el Indice Agregado de Preferencias Electorales (IAPE) el mes de noviembre tuvo a Gustavo Petro con 17 puntos como líder de las preferencias, en el mes de diciembre fue Sergio Fajardo quien lideraba las encuestas con igual cifra. El ex gobernador mantuvo su liderazgo con el mismo nivel de apoyo hasta el mes de enero.

En febrero el ex alcalde Petro retomó el liderazgo con un apoyo de 22% pero para el mes de marzo quien surgió con más apoyo fue Iván Duque, candidato del Centro Democrático con un 38% colocándolo prácticamente con una plaza segura en la segunda vuelta. Aunque sus seguidores creen que con su nivel de ascenso puede darle para ganar incluso en la primera vuelta, ese pronóstico parece prematuro dados los niveles de volatilidad en las intenciones de los votantes.

La realidad es que con el actual nivel de migración en las preferencias, el juego político se encuentra todavía muy abierto. El rápido desplazamiento de un candidato a otro muestra la gran incertidumbre que ha dominado la actual campaña. Basta recordar que en algún momento existieron cerca de una veintena de candidatos pero a medida que la campaña avanzó ese número se ha ido depurando hasta contar actualmente sólo con 5 candidatos viables.

Gran parte del movimiento en las encuestas se explica por la reducción de los indecisos que en noviembre representaban un 14% y ahora sólo alcanzan un 5,7% al tiempo que quienes manifestaban que iban a votar en blanco se han reducido en 4 puntos al pasar del 14,8% al 10,4%. Es decir que muchos indecisos se han ido decantando por distintas opciones, pero nada impide que cambien de opinión en el tiempo que falta para la primera vuelta.

Igualmente significativo ha sido la dinámica centrífuga que causaron las consultas de izquierda y derecha, gracias a las consultas los candidatos del centro perdieron la mitad de sus adhesiones. Vargas Lleras pasó de un 14% en noviembre a un 6,6% en marzo, Fajardo cayó de 15% a 10,6% y De la Calle pasó de 10% a 4,7% en el mismo período. Sumados vieron evaporarse un 17% de sus posibles electores.

Para revertir la dinámica centrífuga que beneficia a los candidatos de los extremos, es necesario que los candidatos del centro reaccionen. Quien más rápidamente lo ha entendido es el ex vicepresidente Vargas Lleras. Luego de fallar en su estrategia de tratar de conquistar el voto de la derecha en Colombia, Vargas ha decidido volver a buscar el centro manifestando que no está en desacuerdo con el proceso de paz, y ha empezado a buscar acercamiento con otros partidos luego de fracasar también en su intención de ganar la elección parlamentaria.

Humberto de la Calle tiene que salir muy pronto de la interinidad que le ha impedido proyectarse como un candidato real. Su campaña siempre ha estado ligada a la expectativa de construir una alianza y mientras continúe en esa tónica va a ser imposible que los electores le presten la atención que merece un candidato de su altura intelectual y trayectoria.

Por su parte, Fajardo debe empezar a salir de su discurso generalista y empezar a ser más enfático en las propuestas que con juicio han construido en su campaña. No es necesario que entre en la onda de la polarización que le ha permitido a Petro superarlo en la intención de voto, pero su opción de pasar a segunda vuelta pasa por convencer los del centro sobre cuales son sus reales convicciones.

En Colombia, la política siempre es de corto plazo. Cualquier acontecimiento puede variar el rumbo de la campaña y con los actuales niveles de volatilidad electoral es previsible que las preferencias se sigan moviendo. Ciertamente parecería claro que Iván Duque tiene una plaza asegurada en la segunda vuelta, pero dependiendo de cual de sus rivales llegue a la segunda serán sus chances de ser el próximo Presidente.