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General retirado Eduardo Enrique Zapateiro.

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No podemos seguir tomando la sopa con tenedor

El equilibrio armónico de poderes, respetando la autonomía de las cortes y de todo el aparato judicial, así como a los diferentes órganos y entes de control, es sin lugar a duda pilar fundamental del Estado.

General en retiro del Ejército Nacional Eduardo Enrique Zapateiro Altamiranda
6 de febrero de 2024

No puede uno dejar de preocuparse cuando revisa las noticias o los posts de X y se da cuenta de que la forma de gobernar de este gobierno es generando caos e incertidumbre.

Respetable –dirán algunos– que, si llegaron al poder, gobiernen como les parezca. Lamentablemente, cada una de las desacertadas decisiones del presidente, sumada a su nefasta forma de comunicación, causan un daño irremediable al país, veamos algunos aspectos:

Factor económico

Para generar riqueza, lo primero es generar confianza inversionista, tanto nacional como internacional. Sin embargo, el equipo económico del Gobierno del cambio se dedica a desestabilizar de tal forma al país que han logrado paralizar la inversión… ¡decrecer la economía!, diría una popular exministra… Las adversas reformas del Gobierno del cambio, principalmente las de la salud, la laboral y la pensional parecen diseñadas para acabar con el mayor enemigo de este Gobierno, la empresa privada.

De otra parte, so pretexto del estado de desastre ocasionado por el muy esperado fenómeno de El Niño –que todos sabíamos que venía, pero que nada se hizo para prepararse para recibirlo– se dictan medidas que en realidad lo que hacen es seguir atacando sectores importantes para nuestro desarrollo económico. Por citar solo un ejemplo, el Decreto 044 de 2024, que afecta gravemente la estabilidad jurídica y los derechos adquiridos de las empresas de minería, al establecer la posibilidad de decretar unas áreas como reserva temporal por 10 años y excluir la actividad minera en dichas áreas independientemente de las licencias o títulos previamente adquiridos. Es decir, que so pretexto de la situación de desastre, se dictan unas medidas temporales que tendrán consecuencias definitivas para el sector de la minería.

Medidas como esa lo que muestran no es la intención de conjurar una crisis (generada por ellos mismos con sus malas decisiones y su falta de ejecución), sino imponer su ideología, pasando por encima del ordenamiento legal vigente y por supuesto, obviando el paso por el Congreso.

Medidas como esa no solo hacen daño al sector minero, sino a todos los sectores económicos, pues todos los inversionistas ya tienen en cuenta esta particular forma de administrar al momento de analizar los riesgos, lo cual, lamentablemente, ya se ve reflejado en el crecimiento económico del país.

Factor político

El equilibrio armónico de poderes, respetando la autonomía de las cortes y de todo el aparato judicial, así como a los diferentes órganos y entes de control, es sin lugar a duda pilar fundamental del Estado de derecho, en el cual, además, el sometimiento del gobernante al imperio de la ley es parte de las reglas previas establecidas. Sin embargo, aquí de manera peligrosa y con el único fin de buscar impunidad frente a sus reprochables acciones que atentan contra la Constitución Política y el ordenamiento legal, el presidente de la República disfraza de supuesto golpe de Estado, lo que en realidad no es más que el actuar de la justicia y los órganos de control. De manera absolutamente descarada, desacatan las decisiones de los órganos de control, y con una narrativa peligrosa, conjuran a la población a una guerra civil. Una reacción de este calibre no está a la altura de la institución presidencial, pues es él, el primer llamado a respetar y acatar la Constitución y la ley y propender por la unidad nacional.

La relación con el Congreso, de otra parte, ha sido manejada acudiendo a las mismas prácticas que otrora reprocharon. Las reformas avanzan de forma bastante cuestionable: las violaciones a la Ley 5 de 1992 han sido flagrantes, y seguramente no soportarán el rigor del análisis de la Corte Constitucional. Cuando ello ocurra, no será otro “rompimiento de la institucionalidad” por parte del órgano de cierre constitucional, como seguramente querrán hacerle creer al país, será la consecuencia de los vicios de trámite y procedimiento que a lo largo del debate han advertido los juiciosos representantes a la cámara y senadores de la oposición y que han sido desconocidos por la coalición de gobierno en su afán de sacar las reformas al costo que sea.

Ahora bien, si revisamos la relación del Gobierno nacional con los gobernantes locales, encontramos otro duro golpe a la institucionalidad. El Gobierno del cambio parece querer gobernar únicamente con lo que han dado en llamar “gobiernos amigos”. En algún momento vimos un mapa de colores en los cuales el presidente señalaba con quienes sí y con quienes no. ¡ASÍ NO ES! La realidad es que el presidente debe gobernar para todos los colombianos, y en ese sentido la colaboración armónica y la coordinación interinstitucional es absolutamente necesaria para lograr los fines del Estado, que, en últimas, es para lo que fue elegido el presidente.

Los proyectos del Gobierno deben articularse con las necesidades de las regiones, de esa forma es que se logra impactar la calidad de vida de todos los colombianos, especialmente los de la Colombia profunda.

Factor social

La campaña electoral terminó a mediados de 2022. Desde el 7 de agosto del mismo año los colombianos estamos esperando que el Gobierno del cambio empiece a trabajar para solucionar los innumerables problemas que aquejan el país y deje de estar culpando de todo a los gobiernos anteriores. Así es, el espejo retrovisor jamás ha servido para llevarlo a uno a ninguna parte, quien conduce debe hacerlo mirando siempre al frente y, sobre todo, sabiendo a donde quiere llegar. En este momento el Gobierno debe centrar su esfuerzo en la realidad actual y con visión prospectiva, apuntar a resolver la causa raíz de la problemática social de nuestro país. Es hora de asumir responsabilidades a quien hoy las ostenta.

No se puede pretender solucionar los problemas actuales con discursos cargados de odios, rencores, venganzas y actitudes revanchistas que NUNCA llevarán a la “paz total”… tal vez, si acaso, sirva para conseguir otro desteñido Premio Nobel.

Factor militar

No puedo cerrar sin referirme a la importancia del control del BINOMIO Nación-Territorio.

Al perderse el control de este binomio, la autoridad se debilita, la legitimidad se desmorona y la institucionalidad se desploma y cae por simple GRAVEDAD.

Es así como hoy, estamos viendo un desdoblamiento exponencial de las diferentes estructuras criminales, quienes se han venido atomizando a lo largo y ancho de la geografía nacional. La implementación de clústeres dentro de la cadena criminal ya NO es una novedad. Sumado a lo anterior, el manto jurídico proteccionista implementado para proteger a estas estructuras criminales va en total contravía de los propósitos nacionales y de lo que claramente establece la Constitución Política de Colombia y nos deja a los colombianos un tufillo de pago de favores. Al fin y al cabo, los incendios ocasionados por estas estructuras criminales fueron determinantes para cocinar el ambiente de descontento que llevó al presidente Gustavo Petro al poder.

Corolario

Es hora de pasar de la verborrea ideológica a los hechos que solucionen problemas. La situación vivida en 18 meses de gobierno demanda resultados tangibles y contundentes. Las reformas y propuestas de cambio tienen que ser analizadas, discutidas, aterrizadas de manera constructiva, para que NO terminen siendo ideas etéreas, convertidas en sílabas al viento. “No podemos los colombianos seguir tomando sopa con tenedor”.

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