
Opinión
Petro nos deja sin gas y con problemas de desarrollo
No es tiempo de tibiezas. Necesitamos a todos los líderes empresariales y gremiales actuando con valentía y decisión.
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El gas natural se ha convertido en el energético más estratégico para la vida cotidiana de los colombianos. No solo está presente en más de 12 millones de hogares, sino que también es esencial para la industria, el comercio y el sector transporte, del cual dependen más de 200 mil vehículos. En ese contexto, Naturgas presentó recientemente un importante informe que refleja en cifras el crecimiento del consumo, la oferta, la demanda y los nuevos usuarios registrados en los últimos meses.
Según el informe, en 2024 más de 384.000 usuarios se conectaron al servicio de gas natural, lo que representa un crecimiento del 3,4 % y una ampliación de cobertura en 26 departamentos del país. Se trata de un indicador positivo en medio de una profunda crisis energética generada por el gobierno de Gustavo Petro, que, de manera irresponsable, decidió no firmar nuevos contratos de exploración de hidrocarburos, frenar la explotación de pozos y suspender los proyectos piloto de investigación científica (fracking), que sin duda representan una salida viable y urgente para garantizar la seguridad energética nacional.
Es evidente que Colombia ha perdido su autosuficiencia energética. La meta del actual gobierno era alcanzar un millón de barriles diarios de crudo, pero la realidad dista mucho de esa promesa. Solo gracias a los 115 mil barriles diarios que Ecopetrol extrae mediante fracking en Texas, Estados Unidos, lo que representa el 15 % de la producción total de la empresa, se ha logrado sostener el equilibrio de la producción nacional. Sin embargo, Ecopetrol ha perdido cerca del 50 % de sus utilidades, debido a malos manejos y decisiones del señor Roa, quien, además de estar involucrado en investigaciones por presunta corrupción, ha debilitado la credibilidad institucional y erosionado gravemente el gobierno corporativo de la empresa más importante del país.
El informe también revela que en los últimos cinco años la oferta promedio fue de 1.074 GBTUD, con una preocupante caída progresiva en la producción nacional, lo que ha obligado a que entre el 7 % y el 19 % del gas consumido en 2024 y 2025 sea importado. Como bien lo advierte la senadora Paola Holguín, “la energía más cara es la que no se tiene”. El abandono de la producción nacional ya nos está pasando factura: aumenta la importación, suben los costos y la tarifa que pagan los hogares colombianos es cada vez más alta, afectando especialmente a los estratos 1, 2 y 3, que representan el 85 % de los consumidores directos.
Este es el Gobierno que, en lugar de luchar contra la pobreza, está convirtiendo a los pobres en más pobres, llevándonos hacia una pobreza energética profunda y crítica.
Colombia solo cuenta con 5,9 años de reservas probadas de gas, las cuales disminuyeron un 13 % en 2024. Aunque los recursos contingentes aumentaron en un 86 %, especialmente en el Caribe offshore, las llamadas “consultas previas” han frenado la ejecución de los proyectos. Uno de los grandes retos del próximo presidente y del nuevo Congreso será reformar el mecanismo de Consulta Previa, eliminando los incentivos económicos y reemplazándolos por herramientas eficaces como Obras por Impuestos (OXI). Este mecanismo permite que el sector privado ejecute obras en nombre del Estado, en menor tiempo, con mayor eficiencia, sin corrupción y hasta con ahorro de recursos.
El gas natural es, sin duda, el energético más estratégico para el país. Por eso, se debe fortalecer el sector con garantías jurídicas de largo plazo, atraer nuevamente inversionistas, establecer contratos de estabilidad, reducir los tiempos de los trámites y, por supuesto, garantizar la seguridad física de las operaciones.
No podemos dejar de reconocer el liderazgo de Luz Stella Murgas, presidente de Naturgas, quien ha defendido este sector con determinación y firmeza. Su gestión ha sido un ejemplo de carácter. No es tiempo de tibiezas. Necesitamos a todos los líderes empresariales y gremiales actuando con valentía y decisión. El futuro energético de Colombia está en juego.
