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¿Dónde está mi predial?

Ni idea porque la rendición de cuentas es poco detallada, falta información, sobra la arrogancia y la pelea política para deslegitimar al alcalde de turno. Así, además del predial crece la desconfianza con las administraciones y el esquema de ahorcar al ciudadano sin ofrecerle nada a cambio amenaza con reventarnos. Todos los alcaldes invierten, cobran aplausos y buscan respaldo político o aceitar sus clientelas con plata ajena: la de los contribuyentes.

Poly Martínez, Poly Martínez
10 de abril de 2018

Ahí estoy, haciendo cola para pagar el predial. Jueves, pasado el almuerzo para sacarle el cuerpo a la hora pico. Igual, los bancos están a reventar. Como yo, otras 20 personas, con un sobre de manila en mano o el plástico oficial, que dejaron para el penúltimo día el pago del predial con descuento. Avanzamos arrastrando el paso, como quien se encamina a tomar una cucharada de purgante.

La cajera le va preguntando a cada uno si en el pago va a incluir el aporte voluntario. Ni uno dice que sí. Nadie quiere dejarle ni un centavo más a la administración o a proyectos que ni idea cómo funcionan en realidad.

Las colas en los bancos se prestan para que uno piense mucha pendejada. Por ejemplo, ¿a dónde va a parar mi pago del predial? ¿En qué se va esa plata, que al menos en las inmediaciones de mi casa no la veo? ¿Cómo puedo enterarme del verdadero criterio de inversión por localidad? ¿Se lo estarán tumbado? ¿Se va para otro lado y beneficia a sectores y millones más necesitados? ¿Todo está revuelto como un Doña Juana tributario o presupuestal?

El enerve con la ciudad, el bochorno en ese espacio y el aguacero que se asoma me llevan a delirar un poco e imaginar una rebelión en la que nadie pague el impuesto, a lo mero comunero; quemar los recibos, que ese 92% de ciudadanos que pagamos el predial nos salgamos de la fila y mandemos todo para el carajo.  Pero me llega el turno, muy juiciosa entrego el recibo con el código de barras (no me piden la cédula al 150%), dejo que me saquen plata de la cuenta de ahorros. Sé que pagué el predial sin aporte extra, con descuento y rabia por no saber en qué se va a ir el 20% de incremento frente al pago del año pasado. Pero nada más.  

Empiezo a averiguar. El link de la Secretaría de Hacienda en donde puedo enterarme está roto (¿“página no encontrada” como mi predial? Mal presagio). Salto a mi localidad, Usaquén. Reviso el Plan Local de Desarrollo, “Usaca Mejor para Todos, Usaquén Cuenta Contigo”, sobre el cual la alcaldesa y la Alcaldía de Bogotá tendrán su primera rendición de cuentas el próximo 21 de abril. Buceo en el informe que ya está listo y los avances son más bien pocos, a pesar de la contratación. Precisamente el detalle precontractual para la intervención de la malla vial ya la tiene rindiendo cuentas, pero ante la Personería.  

Por ningún lado logro ver mis prediales anteriores y tampoco identificar en qué se va a ir este nuevo. Reviso la lista de parques de bolsillo o vecinales que ha intervenido la administración: muchos los contratados y pocos los intervenidos hasta ahora. Si el énfasis de la inversión es en infraestructura (pilar Democracia Urbana, con un avance de ejecución del 24,3%), en mi entorno inmediato hay evidencias de sobra del retraso: una cicloruta que lleva tiempos forrada en plástico verde despelucado y no parece avanzar; la intervención de la avenida 19 ha dejado el mínimo espacio para los ciclistas que transitan sobre ese largo eje que cruza la localidad, y ha aumentado los riesgos para todos. Ni hablar de andenes, huecos y el desorden vial en esta localidad con unos 500 mil habitantes, comparable con Villavicencio o Pasto; y que es la que más aporta a las finanzas de la ciudad.

A diciembre de 2017, la administración de Usaquén había contratado el 20,2% de lo proyectado, con un avance de entrega del 4,9%. Está entre las localidades más colgadas del distrito, solo superada por Fontibón.  Hay logros que celebro, como los subsidios tipo C para adultos mayores vulnerables.

En cambio, el programa Seguridad y convivencia para todos aparece en ceros.  De razón: en 2017 el hurto en la localidad aumentó un 125,5%, el hurto a residencias el 21,7%, lo que ubica a esta zona en el sexto lugar entre las 20 localidades; el hurto de celulares creció en 178,5% y el de bicicletas, 185%, lo que le otorga medalla de plata, según el boletín de la Secretaría Distrital de Seguridad, creación de esta administración y que toma un pedacito de mi predial para alimentar su funcionamiento. Las ironías de Bogotá.   

¿Dónde está mi predial si no lo veo en infraestructura, tampoco en seguridad ni genera la felicidad prometida por la alcaldesa menor? El 15% de mi plata y la de todos los prediales se va para el barril sin fondo de la CAR y a limpiar el río Bogotá. De resto, a criterio del mandatario de turno porque el predial es de libre disposición y cada alcalde se lo gasta de acuerdo con el plan de desarrollo que le avala el Concejo (también me leí el Acuerdo 645 del 9 de junio de 2016 a ver si conseguía información puntual), en ese bonito ejercicio de yo-te-apruebo y tu-me-das.

El predial en Bogotá ya llegó a “niveles internacionales”, dicen los expertos, lo que nos debería llenar de orgullo pues podríamos aparecer en una de esas bolsas de compras que dicen abajo London New York Paris Tokio, pero con calidad de vida de ciudad fracasada. Mi predial se va en clientelas, sindicatos, funcionamiento, en tapar los huecos que dejó la administración anterior (la que sea y huecos de todo tipo), y espero que en atender de verdad a esos cinco millones de ciudadanos que tienen necesidades básicas insatisfechas, miles de los cuales viven más allá de toda pobreza.

¿Dónde está mi predial? Ni idea porque la rendición de cuentas es poco detallada, falta información, sobra la arrogancia y la pelea política para deslegitimar al alcalde de turno. Así, además del predial crece la desconfianza con las administraciones y el esquema de ahorcar al ciudadano sin ofrecerle nada a cambio amenaza con reventarnos. Todos los alcaldes invierten, cobran aplausos y buscan respaldo político o aceitar sus clientelas con plata ajena: la de los contribuyentes. Seguramente eso es lo que consume un buen pedazo de mi predial y de ahí que nadie me dé una buena respuesta.