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Juan Carlos Perez

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Unasur, sin futuro

Si este organismo desea mostrar contundencia al continente, en esta segunda fase debe abordar también el tema que es de su naturaleza política, cuál es exigir a Maduro.

6 de julio de 2023

Con ocasión de la reunión convocada por el presidente de Brasil, Lula Da Silva el pasado 30 de mayo en Brasilia, se desprende la clara intención de relanzar y puesta en marcha otra vez de la Unión de Naciones Suramericanas-Unasur, la cuál fue creada oficialmente en 2.008, con origen en las Cumbres Presidenciales suramericanas que se desarrollaban en esos años y funcionó para Colombia hasta el 2018, cuando se oficializó el retiro del organismo por parte de nuestro país.

Unasur tuvo su nacimiento en la Declaración de Cuzco, Perú en 2.004, posteriormente en la Declaración de isla Margarita en Venezuela, 2007, y el lanzamiento oficial fue en la capital brasilera en 2.008, con los diez (10) países suramericanos más Surinam y Guyana. Varios analistas internacionales afirmaron en su momento de forma errónea que de lo que se trataba era de unir Mercosur, bloque comercial conformado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, con este organismo subregional, aspecto que no corresponde a su génesis y a la realidad. El presidente Petro anunció que Colombia volverá a ese organismo subregional; en la actualidad hacen parte del mismo Surinam, Bolivia, Guyana y Venezuela; Argentina y Brasil regresaron este año después de cambios de gobierno.

No se avizora en el tiempo una gestión que redunde en beneficio para la subregión por parte de este organismo, si retoma el cariz de convertirse nuevamente en una “cruzada ideológica” de la mayoría de países que la conforman, tendiente al llamado “progresismo” con aspectos y posturas de ese perfil. Un aspecto que se erige cómo enemigo del organismo lo constituye los cambios de gobierno y por consiguiente el cambio de postura de sus gobernantes, erigiéndose cómo una “talanquera” para su operatividad; es la “realpolitik” propia de cualquier nación.

Con la celebración de las elecciones presidenciales en Argentina en octubre próximo, la derecha posee enorme posibilidad de volver a ocupar la Casa Rosada vapuleando al Kircherismo tan de capa caída en estas épocas con el candidato Javier Milei, economista de fuerte raigambre antiprogresista, con lo que muy posiblemente la nación austral no participará de esta segunda fase del organismo; coloquialmente, la haría falta “una pata a la mesa” si esto llegare a suceder en esta nación tan importante en el contexto suramericano.

Otra enorme falencia de Unasur lo constituye el hecho de que no va a entrar a defender el sistema democrático de la subregión, en consideración a que en una de la naciones que lo conforman y fundadora del organismo, brilla por su ausencia este cardinal sistema de gobierno cómo lo es Venezuela. Maduro no es presidente de Venezuela con sujeción al marco constitucional y legal de la nación hermana. ¿La gente se pregunta por qué a Maduro le dicen dictador y no presidente? La respuesta es porque “no han habido elecciones presidenciales” en Venezuela ajustadas a la Constitución y ley desde 2013 que lo legitimen como tal.

¿Qué “carta de presentación” va a tener ante la subregión este organismo con una situación de “carencia absoluta de democracia” en uno de sus miembros? Esto ha generado la diáspora y la tragedia venezolana con 7.5 millones de venezolanos regados por el mundo, huyendo de la persecución política de los cuerpos de seguridad, de la policía política, del hambre, de la falta de medicamentos y de oportunidades laborales, del gobierno ilegal que no garantiza los derechos económicos, sociales y culturales de sus connacionales, de ver cómo se cometen los fraudes electorales más “sofisticados” del continente, pisoteando la voluntad política de sus ciudadanos. Este último tema debería ser abordado por el Consejo Electoral de la entidad, el tratar realmente “valores democráticos” en las naciones en donde se vislumbre una mengua de estos.

Se avecina una “prueba” para la vigencia y credibilidad de Unasur y tiene que ver con la ilegal y arbitraria
“inhabilitación de María Corina Machado en Venezuela por parte de la Contraloría de ‘bolsillo’ de la dictadura, con lo cuál no podrá inscribirse el año entrante a elecciones presidenciales. Se constituye en una obligación para este organismo lograr ante el dúo Maduro-Cabello que se “revoque” ese desafuero y “gazapo” jurídico, bajo el cuál subyace el temor de los detentadores del poder en Venezuela a medirse en franca lid con esta líder que llena las plazas, calles en los pueblos y ciudades a donde se presenta a conquistar el respaldo popular. También se encuentra inhabilitado de forma ilegal, Enrique Capriles Radonsky, excandidato presidencial en 2013. Si Unasur lo logra, “chapeau”, que se eliminen esas inhabilitaciones administrativas, es decir, a todo señor, todo honor.

Así mismo, si este organismo desea mostrar contundencia al continente, en esta segunda fase debe abordar también el tema que es de su naturaleza política, que es exigir a Maduro que en 2024 se permita todos los venezolanos que están en el “exterior puedan ejercer el derecho al voto”, evitando colocar las mil trabas para entorpecer y desestimular el voto afuera de sus fronteras; concomitante a la suspensión de cualquier inhabilitación administrativa de candidatos políticos con respaldo popular.

Por eso la declaración que enarboló Lula en la reunión de Brasilia en el sentido de que lo de Venezuela era la construcción de una “narrativa construida” de los medios de comunicación y de analistas políticos es una “afrenta” a la verdad, a la realidad de la tragedia venezolana ocasionada por la falta de democracia y corrupción del régimen de Caracas en hechos cómo este, desplegando a lo largo y ancho del país el “terrorismo de Estado” a través cuerpos policiales, militares y paramilitares. Es inaceptable esa imprudencia y falta de honestidad intelectual del presidente de Brasil, Lula Da Silva.

Un episodio donde se demuestra la fuerte raigambre política y falta de coherencia de Unasur, fue el que aconteció en 2012 con el presidente de Paraguay en ese momento, Fernando Lugo, alegando la ruptura del orden democrático cuando en un juicio político en su país fue destituido por el congreso de su país y el organismo en bloque se pronunció en contra de esa decisión, a tal punto que los Cancilleres fueron a Asunción a respaldar al destituido Presidente. En esa oportunidad, el organismo defendió con vehemencia la democracia en Paraguay al ser “defenestrado” un presidente de izquierda o denominado “progresista”, pero en el caso de Venezuela se “tapan los ojos” ante las violaciones de DD.HH del dictador de Caracas y sus áulicos con su socialismo del siglo XXI, concomitante a la falta de democracia, con lo que se vislumbra cómo será el futuro de ese organismo.

El expresidente Samper (ex Secretario General de Unasur), afirmó recientemente que la pandemia de covid se hubiera mitigado mejor si no se hubiera cerrado esta entidad, afirmación que es “traída de los cabellos” y carece de realismo. En ese momento trágico para la humanidad, cada nación propugnó por lo suyo; este organismo no hubiera aportado mayor cosa si no una “retórica inocua” frente al escenario de conseguir de forma urgente las vacunas en el orbe ante los países desarrollados que las producen.

Unasur es fundamentalmente un órgano político, a pesar que en su Tratado Constitutivo fue concebido como “un espacio de integración y unión en lo cultural, social, económico y político, ambiental y energético, otorgándole prioridad al diálogo político, entre estos un tema prioritario, como lo debe ser la “preservación de la paz”, pero básicamente; es un foro de índole político, no es un bloque económico como si lo es el Mercosur o la Alianza del Pacífico.

Igualmente, si se va a abordar el tema medio ambiental en el seno del organismo es necesario tratar el tema del peor “ecocidio” que se registra en el continente y es la extracción descontrolada de oro, coltán y diamantes en el sur de Venezuela, de dimensiones incalculables, donde pasarán muchos años para que se recupere la biodiversidad; las secuencias gráficas y hasta satelitales son impresionantes. El régimen de Caracas lanzó en 2016 el denominado plan “Arco Minero” del Orinoco, una estrategia solo de papel, habida cuenta que en realidad existe un total descontrol extractivo, a tal punto que la ONU publicó el informe sobre “el Control Criminal de la Región Minera”, argumentando que hoy día muchas zonas se encuentran en manos de “criminales” detrás de los valiosos minerales aludidos y sólo hasta el mes de junio del presente año, se empezó con un plan de desalojar parte de esta minería ilegal y destructiva. Algo parecido sucede en Colombia, pero en menor escala y solo con el oro.

Como se han desenvuelto las cosas en la capital brasilera, se colige que habrá un segundo fracaso de Unasur, fundamentalmente por la falta de coherencia, falta de convergencia y consenso, ausencia de concertación política a favor de la verdadera democracia, conflictividad ideológica, actuaciones sesgadas y falta de “honestidad intelectual” de los líderes que quieren darle vida nuevamente, como lo encarna el presidente del Brasil.

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