| Foto: Esteban Vega

NACIÓN

Emberas se contagiaron con coronavirus y exigen "kit ancestral" para curarse

18 indígenas confinados en un albergue de la Unidad para las Víctimas en Bogotá dieron positivo para covid-19. Otros 38 se niegan a practicarse la prueba y exigen el ingreso de un médico tradicional, así como la entrega de un paquete de plantas curativas.

21 de julio de 2020

Doce familias pertenecientes a las etnias embera-katío y embera-chamí, que salieron de los departamentos de Quindío y Chocó huyendo del conflicto armado, se encuentran desde finales de 2012 en Bogotá. Su número creció rápidamente en 2018 (llegando casi a 500 personas) cuando se tomaron el parque metropolitano Tercer Milenio, exigiendo ser reubicados en la capital. Al final, la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas logró que el 80 por ciento de estos indígenas volvieran a sus tierras ancestrales, pero 60 de ellos se quedaron en un albergue acondicionado para sus necesidades en el barrio Samper Mendoza, en el centro de la ciudad.

Quedarse es una decisión que hoy lamentan.

Tras el inicio de la cuarentena obligatoria nacional, la casa donde funciona el albergue (cerca de la carrera 30 con calle 19) fue aislada para prevenir contagios con covid-19, pero hacia el mes de abril de 2020 el operador logístico del refugio, denominado Fundación Fundider, "relajó" los protocolos de ingreso y salida de los indígenas (según reporte de la Unidad) lo que causó que varios de ellos volvieran al hogar con fiebre y síntomas asociados al coronavirus.

Luego de practicarles la prueba, se confirmó un contagio masivo: 18 emberas dieron positivo y, lo peor de todo, llevaban días teniendo contacto con sus familiares. En el albergue conviven en total 60 personas, además de los trabajadores de la fundación, dos de los cuales también resultaron contagiados.

Ahora se avisora un nuevo conflicto entre los líderes embera y las administraciones nacional y distrital, puesto que se niegan a practicarse una nueva prueba para conocer si hay otros infectados con coronavirus. Explicaron a SEMANA que la medicina occidental no los curará, por lo que le exigieron a la Unidad para las Víctimas y la Secretaría de Salud de Bogotá la entrega de "kits de medicina ancestral" con plantas autóctonas de sus pueblos.

"Hojas de sauco, ramas de algibra, crema de araña, aceite de boa, limón (la hoja y la fruta), cilantro, jengibre, ajo, hoja de coca, cebolla roja, rompe costilla, eucalipto, luminaria, mandarina y naranja forman parte del listado de los hermanos embera", enumeró María Violet Medina Quiscue, indígena nasa y defensora de derechos humanos.

Además de los ingredientes ya citados, las familias solicitaron el ingreso al albergue de un jaibaná médico tradicional, personaje que es eje central de su cultura y su organización social, además de ser el guardían de la salud en los resguardos indígenas de ambas etnias. 

La petición fue recibida con sorpresa tanto por la Alta Consejería para las Víctimas como la Secretaría de Salud, pero dichas entidades tienen afuncionarios que actúan como "referentes indígenas", por lo cual no parece imposible cumplir con estas demandas. La dificultad en esta negociación radica en que los protocolos de salud nacionales en medio de la pandemia prevalecen sobre los usos y las costumbres de las comunidades sujetas de especial atención, lo que implica la imposibilidad de "saltarse" las medidas de autocuidado existentes.

Mientras tanto, el número real de contagios al interior de la casa es un misterio y cada día aumenta el riesgo para trabajadores y habitantes de contraer la covid-19. La Unidad para las Víctimas reveló que tras varias reuniones en compañía de delegados de la Personería Distrital, la Procuraduría General de la Nación y la Defensoría del Pueblo ha sido imposible convencer a los embera de practicarse la prueba, al tiempo que estos últimos denuncian no haber recibido los mínimos cuidados contra la pandemia (gel antibacterial, tapabocas, guantes, etc.).

De no lograrse un acuerdo, la entidad nacional advirtió que se verá forzada a suspender el servicio de alojamiento en el albergue y entregar a estas personas al cuidado de la administración distrital, puesto que el mismo operador del refugio se niega a continuar en esas condiciones de insalubridad.

En el último reporte de Fundider se alega que los indígenas se niegan a usar los tapabocas e implementos de aseo, puesto que no forman parte de su cultura y tradiciones.

En dicho escenario, la Alta Consejería Distrial para las Víctimas tendría la competencia de reubicar a las familias, enrutándolas hacia los programas de vivienda con los que cuenta el Distrito al menos eso indican los protocolos existentes para comunidades indígenas—, pero su contagio masivo con coronavirus modifica el escenario al punto de la incertidumbre.