Ciencia

Avi Loeb lanza advertencia sobre el 3I/atlas: podría estar mostrando un fenómeno inédito

Imágenes recientes hicieron que Loeb advirtiera que 3I/ATLAS muestra señales que no encajan con un cometa típico.

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David Alejandro Rojas García

David Alejandro Rojas García

Periodista en Semana

19 de noviembre de 2025, 1:03 a. m.
Para Loeb, el patrón firme de los chorros vistos en las imágenes contradice lo que debería mostrar un cometa en movimiento.
Las nuevas fotos revelan columnas rectas y prolongadas, un rasgo que llevó a Loeb a cuestionar la rotación atribuida a 3I/ATLAS. | Foto: Satoru Murata / BRYAN BEDDER / GETTY IMAGES - AFP

3I/ATLAS es un objeto que sigue bajo la atención del astrofísico Avi Loeb, también integrante del Proyecto Galileo, una iniciativa dedicada a buscar posibles artefactos tecnológicos no humanos.

La nueva advertencia ha llegado tras un anuncio publicado la semana pasada, cuando una foto tomada después de que 3I/Atlas pasara por su punto más cercano al Sol. Esta foto fue investigada por Loeb, quien señaló que en ella se encontraba un registro que abre una que por ahora, no tiene respuesta clara.

Chorros que contradicen el comportamiento de un cometa común

Según explicó, una fotografía obtenida por los observadores Michael Buechner y Frank Niebling, reveló varios “chorros” de material expulsado desde el objeto extendiéndose por distancias enormes y en direcciones totalmente opuestas.

Este patrón, asegura Loeb, no coincide con lo que debería ocurrir si el cuerpo estuviera rotando, como se calculó meses atrás.

En julio y agosto de 2025, distintos seguimientos estimaron que 3I/Atlas completaba un giro en poco más de 16 horas, con esa velocidad de rotación, cualquier emisión de gas o polvo debería verse distorsionada, dispersa o curvada, sin embargo, las nuevas tomas muestran columnas sorprendentemente rectas, como si mantuvieran una orientación fija durante mucho más tiempo del que permitiría un cometa natural.

Avi Loeb advirtió que la pérdida de masa en 3I/ATLAS es demasiado alta para un cuerpo natural.
La composición realizada por Niebling y Buechner brindó una visión clara del objeto, con la dirección solar visible en la parte inferior izquierda. | Foto: Observation by Michael Buechner, Frank Niebling

Loeb subrayó que ese material, viajando a velocidades típicas de sublimación, tardaría cerca de un mes en recorrer la distancia registrada en las imágenes.

“A la velocidad térmica esperada de los volátiles sublimados de un cometa natural, 400 metros por segundo, el material tarda aproximadamente un mes en recorrer un millón de kilómetros”, señala en la investigación.

La pregunta que plantea es directa: ¿cómo es posible que la dirección de los chorros no cambie si el objeto gira constantemente?

Escenarios posibles: desde efectos solares hasta hipótesis más arriesgadas

El astrofísico planteó varios escenarios para intentar explicar el fenómeno.

Uno de ellos es que únicamente determinadas zonas del núcleo reaccionen a la luz solar, dependiendo de la forma del terreno del propio objeto.

“Por ejemplo, las bolsas de hielo en valles profundos rodeados de montañas que las sombrean estarán expuestas a la luz solar directa y se sublimarán solo cuando el Sol se encuentre en el ángulo correcto”, señala la investigación.

Además, resaltó que: “Esto daría lugar a flujos pulsantes desde ese punto con un período de 16,16 horas, resultando en un chorro que parece un conjunto de guisantes en una vaina, separados por una distancia de 400 metros por segundo multiplicada por 16,16 horas, lo que equivale a 23.270 kilómetros”.

Esto crearía una sucesión de “bocanadas” alineadas a lo largo de la trayectoria, separadas por decenas de miles de kilómetros.

“Debería haber 43 guisantes en una vaina de un millón de kilómetros de longitud, y estas bocanadas de gas deberían estar todas orientadas en dirección al Sol, ya que el hielo se enfría rápidamente cuando no recibe luz solar”, afirma Loeb.

El inconveniente es que ese efecto solo justificaría los chorros que apuntan hacia el Sol, pero en las imágenes también aparecen emisiones en dirección contraria, algo imposible de atribuir a simples variaciones de iluminación.

Las tomas superpuestas destacaron la alineación de 3I/ATLAS, dejando visible la orientación solar en la esquina inferior izquierda.
La imagen compuesta de ese día permite identificar hacia dónde apunta el Sol, marcado por el extremo opuesto de la flecha. | Foto: M. Jäger, G. Rhemann, E. Prosperi )

Otra opción es que lo que se observa no sean chorros, sino rastros de fragmentos que se habrían desprendido del núcleo, algo que implicaría que el objeto sufrió una explosión cerca del Sol, una interpretación que choca con otras imágenes recientes que muestran un solo cuerpo.

Loeb incluso abrió la puerta, aunque sin afirmarla, a una posibilidad que él mismo califica como especulativa, que las emisiones mantengan su dirección porque provienen de algún tipo de mecanismo artificial.

Loeb mantuvo su hipótesis señalando que: “Una posibilidad más especulativa es que los chorros mantengan su direccionalidad porque son producidos por propulsores tecnológicos que preservan la orientación global con fines de navegación”.

En otras palabras, propulsores diseñados para conservar una orientación específica. De ser cierto, cambiaría por completo la naturaleza del objeto y reviviría preguntas sobre tecnología no terrestre.

Por ahora, el equipo espera obtener nuevos datos sobre la rotación para comparar con estas imágenes.