Vehículos
A dónde van a parar los desechos que se producen en los trenes: resuelven la duda de muchos al tirar la cadena del baño
Los trenes se han actualizado en los últimos tiempos incluyendo tecnología similar a la de los aviones.
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Los viajes en autobús, avión, barco o tren tienen algunas particularidades, propias del vehículo en el que se realizan. Elegir el más adecuado de acuerdo al bolsillo y a las necesidades define algunos aspectos clave como la comodidad, la posibilidad de llevar más equipaje y hasta el número de paradas antes de llegar al destino.

Sin embargo, hay algo clave en estos medios de transporte y es el manejo de los desechos fisiológicos que se producen durante los viajes, algo no menor, si se tiene en cuenta que se debe garantizar la seguridad sanitaria de los pasajeros.
Durante décadas se ha creído que, al tirar de la cadena en el baño del tren, los desechos caían directamente a las vías. De hecho, hubo un tiempo en que así era.
Tal y como explica el portal especializado Treneando, hasta mediados del siglo XX los trenes expulsaban los residuos directamente sobre las traviesas, cómo se le conoce a las piezas horizontales que se colocan entre los rieles, motivo por el cual se recomendaba no usar los baños cuando el tren estaba detenido en estación.
Hoy, sin embargo, el panorama es muy distinto. Ningún tren moderno descarga nada al exterior. En los modelos actuales en países como España, en el que operan máquinas de alta velocidad o de media distancia, los residuos se almacenan en depósitos cerrados situados bajo el suelo del vagón. Estas bodegas, de entre 125 y 450 litros según el tipo de tren, están conectados a sistemas de vacío o químicos que aspiran el contenido cuando el pasajero pulsa el botón de descarga.
El funcionamiento es muy parecido al de los aviones: una succión rápida extrae el contenido hacia un tanque estanco, donde los residuos quedan aislados junto con un líquido bactericida que evita olores y descomposición. Estos sistemas pueden ser de tres tipos -químicos, biológicos o de vacío- y todos cuentan con sondas que avisan al personal de mantenimiento cuando el nivel de llenado se aproxima al máximo.

Cómo opera el vaciado de aguas negras en los trenes
Una vez el tren llega a su base de mantenimiento, comienza la parte menos visible del proceso. Allí, los operarios conectan mangueras herméticas a las bocas de vaciado, y una instalación de bombeo por vacío aspira el contenido de los depósitos. Este sistema, descrito en las especificaciones técnicas de Renfe, permite vaciar, limpiar y rellenar todos los depósitos de un tren completo en menos de veinte minutos.
En algunos centros, la instalación fija incluye una cisterna de vaciado, un grupo depresor/compresor y un pozo de vertido, desde donde las aguas residuales se bombean hasta la depuradora. Al mismo tiempo, los tanques se recargan con agua limpia y una disolución bactericida, preparada en una central de mezcla que dosifica el producto en la proporción adecuada.

En estaciones sin esta infraestructura, empresas especializadas proporcionan unidades móviles capaces de realizar el mismo proceso de forma autónoma. Estos equipos de bombeo por vacío garantizan una extracción higiénica y rápida, manteniendo siempre separadas las líneas de agua potable y aguas residuales para evitar cualquier riesgo de contaminación.