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SEXUALIDAD

7 consejos para mantener la pasión en el matrimonio

La mayoría de las parejas que llevan mucho tiempo juntas tienen encuentros sexuales poco frecuentes. Un experto en relaciones ofrece consejos para revivir la pasión.

7 de diciembre de 2018

Al consultorio de Jean-Claude Chalment llegan a diario parejas con una queja recurrente: después de años de convivencia, la llama de la pasión se ha apagado y, por lo tanto, hacen menos veces el amor. Algunas tienen periodos de sequía de meses y otras incluso llegan a extremos de hacerlo apenas cuatro veces al año. Y los que cumplen la cuota normal de tres a la semana reportan un sexo repetitivo y aburrido. La gran mayoría menciona la falta de tiempo, la crianza de los hijos y la presión del trabajo como las principales causas. Si bien se trata de excusas válidas, para Chalment hay mucho más detrás. “Muchas veces hay resentimiento, frustración, rabia y heridas que deben escuchar y reconocer para que vuelvan a disfrutar bajo las sábanas”, dijo el experto a SEMANA.

Todos sus pacientes quisieran volver a las épocas en que se excitaban solo con anticipar un encuentro con la pareja. ¿Es posible lograrlo? Chalment dice que sí, pero solo si la pareja invierte tiempo y energía para explorar las razones del desinterés. En sus muchos años de trabajo ha logrado identificar varios errores. “El sexo es el pegamento de los ladrillos de la relación, pero si estos ladrillos son de arena, las paredes van a temblar”, dice el experto, radicado en Londres. Estos son siete de los más comunes.

No invierta en fines de semana románticos

Chalment aconseja no perder tiempo o plata en ropa interior sensual, aceites para masajes ni viajes románticos: si hay resentimientos pendientes, a donde vayan llevarán los rencores y eso impedirá momentos íntimos satisfactorios. “El sexo más grato llega cuando estamos conectados”, dice. Explica que la vida sexual de las parejas se acaba por cosas que suceden fuera de la cama: uno de los dos siente que el otro no lo escucha, no lo comprende o aprecia. Muy pocos, sin embargo, discuten cómo abordarán esos problemas y casi siempre dejan las soluciones al azar. El experto propone hablar con franqueza pero con amabilidad, escuchar e intentar acomodarse a las necesidades del otro.

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Criticar al otro, un matapasiones

Chalment insta a las parejas a hablar de sexo, pero solo si hay confianza y respeto mutuos. Ambos esperan que el otro los escuche sin que los avergüencen, insulten o humillen. De lo contrario, no podrán confiar ni vivir la intimidad plenamente. “¿Cómo puedes compartir tus deseos y ser vulnerable si existe la posibilidad de que te encuentres con un silencio pedregoso o una risa?”. Cuando no existe ese espacio, la pareja está frente a un problema real que debe abordar antes de pensar en el sexo. “Si tu pareja te intimida emocional o verbalmente y no te apoya, lo peor que puedes hacer es tratar de mejorar tu vida sexual porque el sexo no puede curar eso, solo llevas todo ese dolor al dormitorio”.

Dejar la pereza

Al comienzo las parejas están siempre listas para las artes del amor, pero diez años después la situación se invierte. La mayoría se pregunta qué pasó con toda esa energía sexual. Chalment responde que, al principio, los amantes se esfuerzan por complacer al otro no solo física, sino emocionalmente, y lo logran al ser divertidos cuando hacen cosas juntos. Sus pacientes le consultan si es posible recuperar esos encuentros maravillosos. El responde que no, mientras sigan siendo perezosos. “Los hombres casados piensan que no tienen que mover un dedo para tener relaciones sexuales; no sonríen cuando su esposa entra a la habitación y luego piensan que pueden proponerle tenerlas”. El sexo sigue las instrucciones de la mente y, por eso, hay que procurar la satisfacción emocional, que él considera el encendido de un motor, con el cual comienza un ciclo virtuoso. Por medio del sexo, hombres y mujeres se vuelven amorosos y seguros.

Esta noche no

No está bien que, ante una insinuación de uno de los dos, el otro le responda con silencio y le dé la espalda. Tampoco es sano acostarse más temprano y pretender estar dormido para evitar el sexo. Cuando no se habla bien del tema, el enfado sigue creciendo porque nunca se explica la razón por la cual él o ella no estuvieron dispuestos a satisfacer a su pareja. “Es mucho mejor si dice, ‘te quiero, pero no tengo ganas de hacerlo esta noche’”, advierte el terapeuta. No hay que charlar sobre el tema en el dormitorio ni después de un intento fallido. “Es preferible preguntar con calma qué pasó en lugar de hacer acusaciones furiosas con el ego adolorido por el rechazo”.

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Ellas sí quieren sexo, pero de calidad

Algunos hombres todavía piensan que las mujeres tienen menos deseo que ellos. Chalment les informa que ambos tienen el mismo apetito sexual, pero ellas no están interesadas en el sexo mediocre. Algunos hombres creen que una relación sexual consiste en un proceso mecánico de seis minutos que induce al sueño. “Las mujeres no quieren sentirse como el receptáculo de un ejercicio de masturbación superficial”, dice. Por lo tanto, el hombre debe hacer un esfuerzo para convertirse en esa persona con la cual su pareja quieren tener relaciones sexuales.

Coquetee, pero no espere nada

Una pareja necesita momentos para susurrar al oído algo sensual, hacer un guiño de ojo, darle una mirada coqueta o decirle a la otra persona que es hermosa o que la admira. Todo esto puede demostrar afecto y, a su vez, provocar un cosquilleo de anticipación para un encuentro íntimo. Pero estas demostraciones deben ser incondicionales y no necesariamente tomarse como una señal inequívoca de que esa noche habrá acción. Algunas mujeres no se involucran en este tipo de intimidad precisamente porque temen que si lo hacen, él esperará sexo. Si el hombre persiste en ver siempre un beso como una promesa de sexo, ambos terminarán descontentos. Los hombres deben entender que no siempre tienen a la pareja asegurada, por lo tanto, deben aprender a gestionar sus expectativas. “Les aconsejo ser juguetones y, si juegan al afecto y al coqueteo por su propio bien, y no por otra razón, es más probable que lleguen al sexo”.

La infidelidad no es una opción

Muchos creen más fácil iniciar una relación nueva que arreglar una vieja y deteriorada. Ante las dificultades de la convivencia empiezan a ver por fuera lo que no obtienen en casa. Eso resulta entendible, pues los seres humanos quieren que los deseen y ante el rechazo, una relación extramatrimonial puede parecer a simple vista una solución. “Pero he visto que muchos se arrepienten y luego del divorcio piensan que habría sido mejor no haberse embarcado en esa aventura”, afirma el experto. “Lo mejor es hablar. Toma tiempo, pero así se reconstruye la confianza y se restablece la conexión emocional. El sexo llegará por añadidura”.