El síndrome navideño

Aunque es considerada la temporada de la alegría, un 20 por ciento de la población se entristece con las fiestas de diciembre.

3 de enero de 2000

Por fin llegó diciembre. En el ambiente se respira un aire diferente. Hay brillo y resplandor en las calles. En las casas lucen los adornos y cintas verdes y rojas que despiertan en las familias el espíritu navideño. El pesebre, el árbol cargado de muñequitos y bombas de colores, las botas para los regalos en la chimenea y las imágenes del bonachón Papá Noel en las vitrinas, todos juntos ayudan a completar el mensaje de que es hora de prepararse para Navidad. En la radio, en los supermercados y en los almacenes se escuchan villancicos y los centros comerciales empiezan a congestionarse de ávidos compradores que buscan el regalo perfecto para sus seres queridos. Los compañeros de trabajo y amigos no hablan de otra cosa que del plan familiar para festejar el acontecimiento este año.



Todo parece perfecto y aparentemente es como si una epidemia de alegría atacara de repente a toda la población. Pero la verdad es que para un gran porcentaje de personas la alegría nunca llega con diciembre. Por el contrario, todos esos símbolos navideños provocan en estas personas una profunda tristeza y nostalgia. Los síntomas son muy claros. Las personas se muestran apáticas, tristes y con gran susceptibilidad. Piensan que la Navidad es una cosa de niños y quisieran que esos días pasaran en un abrir y cerrar de ojos. En efecto, ellos prefieren estar solos, encerrados en su casa como si fuera cualquier otro día de cualquier otro mes.



Casos severos



En los países del hemisferio norte se conoce a esta situación como christmas blues pero en Colombia se le ha llamado síndrome navideño. Puede ser leve y en esta categoría clasificarían todas aquellas personas a quienes les da una gran amargura vivir la temporada pero una vez ésta termina vuelven a ser las mismas de antes. Pero el blues navideño también puede llegar a generar casos severos de depresión. Según el médico Jorge Téllez, director de la Sociedad Colombiana contra la Depresión y el Pánico, este síndrome explica por qué cada diciembre se incrementan las cifras de suicidio y las consultas de los terapeutas.



Este síndrome no se debe confundir con la depresión estacional que afecta a los países del norte y se relaciona más con la presencia del invierno. En estas latitudes el sol sólo alumbra unas horas al día y sus rayos son menos intensos, lo que afecta el ánimo de las personas más susceptibles. Pese a que es una depresión muy seria se soluciona con antidepresivos y tratamientos de luminoterapia y, cuando lo anterior no funciona, con la llegada de la primavera.



Pero la depresión navideña es mucho menos clara. Pese a que es una situación muy evidente, que afecta a un 20 por ciento de la población, sus causas aún desconciertan a los especialistas. Para la sicóloga Martha de Gómez este síndrome tiene que ver con el vacío que genera la terminación de un ciclo. Explica que es muy similar a la depresión temporal que les da a los jóvenes los viernes cuando no tienen un programa de rumba para el fin de semana. O también a la que afecta a los adultos los domingos cuando deben prepararse para una jornada más de trabajo y no están conformes con su puesto o profesión. En opinión de la experta, sin embargo, este síndrome casi siempre viene acompañado de una depresión soslayada. “Funciona a nivel inconsciente, dice la experta. Las personas afectadas tienen conductas maníacas, entonces van de un extremo al otro. Le ponen mucha tiza a las cosas, empiezan a adornar la casa, hacen grandes planes y rezan la novena como si esa superalegría escondiera una depresión. En estos casos sería más saludable ser consciente y aceptar la depresión por el año que va a terminar”.



Aunque la Navidad es por excelencia una fiesta familiar, precisamente en ese núcleo reside otro de los facores que pueden provocar el síndrome. Para no ir más lejos, sólo basta mirar el drama que se presenta en las parejas cuando tienen que repartir la noche del 24 de diciembre entre la familia del uno y del otro. Otros van obligados a la reunión de los primos y tíos con los que casi nunca tienen contacto sólo por cumplir con una formalidad, aunque en realidad preferirían estar con sus amigos del alma. Entre los miembros de las familias, según Gómez, siempre hay roces y conflictos que afloran en estas fechas al calor de los tragos y cuando se aflojan los controles de la mente. “Muchas veces reunirse con los familiares no es tan agradable. Se ponen en evidencia las rivalidades, se expresan sentimientos que pueden herir a otro, en fin, puede ser un lío total”.

Otro aspecto que los expertos han detectado como factor de depresión en Navidad es la presión al consumo. Y mucho más en esta época, cuando el país atraviesa por una crisis económica sin precedentes, el desempleo es del 20 por ciento y el poder adquisitivo de las personas ha disminuido notoriamente. No genera mucha alegría entre la gente saber que buena parte del sueldo de diciembre tiene ya un destino ineludible: las compras navideñas y los regalos para familiares, vecinos y amigos. Lo peor es que es un círculo vicioso. “La gastadera deprime pero no dar regalos en esta época también hace sentir mal a las personas, pues si no lo hacen piensan que serán rechazadas por el grupo”, dice la sicóloga.

Los duelos

Cuando muere un ser querido o hay una pérdida del vínculo familiar debido a un divorcio o a la partida de un ser querido es probable que las personas más susceptibles queden atrapadas por la nostalgia de navidades pasadas. En algunos casos la celebración de las fiestas decembrinas puede ayudar a elaborar ese duelo. En otros, sin embargo, la persona tiende a quedarse en un estado de añoranza permanente frente al temor de la soledad y la ausencia de un ser querido.

El síndrome navideño también incrementa la tristeza de aquellos que ya habían sido diagnosticados con depresión con anterioridad. En la medida en que los demás estén felices y celebrando estos pacientes se alejan y se sienten más solos en su tristeza. “Por eso es frecuente ver en los carnavales y en este tipo de fiestas un aumento de los suicidios”, dice Téllez.

Si bien son muchos más los que disfrutan que los que detestan la Navidad los expertos aseguran que las condiciones sociales de Colombia hacen que sea un país con mayor riesgo de tener este síndrome navideño. Los desplazados, los secuestrados, el desempleo, las quiebras que han afectado a muchas familias y la recesión económica son factores que van a contribuir al malestar de muchas personas en estas festividades.

Sin embargo, no todo está perdido. No hace falta que los fantasmas de la Navidad visiten a estas personas para que aprendan a apreciar esta fecha, como le sucedió al hosco e insensible Scrooge en Un cuento de Navidad, de Charles Dickens. Lo importante, según los expertos, es ser conscientes de los sentimientos que afloran en esta época y en lugar de esconderlos tratar de interpretarlos para entender mejor la situación. Sólo entonces la Navidad no será esa fecha tan fastidiosa y angustiante sino la ocasión para disfrutar de un momento amable con los seres más cercanos.



"Detesto la Navidad"



Ivonne Nicholls, Relacionista pública



"Yo quisiera dormirme el 16 de diciembre y levantarme el 6 de enero. Aunque debo admitir que me divierto en el preámbulo navideño. Hago arbolito, pesebre, compro regalos solo para los menores de 17 años y hasta organizo una novena. Pero el día de Navidad me acuesto a las siete de la noche y no quiero que nadie me moleste. Me pongo unos tapones en los oídos para no escuchar nada. El 31 me pasa lo mismo. Son fechas que me caen regordas y trato de pasarlas en lugares donde no las celebren mucho. Las vacaciones prefiero disfrutarlas después de esas fiestas."



Eduardo Escobar, Nadaísta



"La Navidad es una época tristísima en la cual las familias se unen y los solitarios viven amargura y soledad. Es la época en que la gente sola está más sola que nunca. Yo siento un poco esa soledad. Esa noche, si tengo amigo viudo o solitario lo invito a pasar la Navidad y si no me acuesto a las siete de la noche. Esa es mi manera de protestar contra estas fiestas."



Amparo Peláez, Periodista



"Me da una nostalgia terrible en Navidad porque desde muy chiquita solo estábamos mi mamá y yo. Entonces me daba nostalgia ver que todas las familias se reunían y yo no. Tal vez por eso siento unas terribles ganas de llorar cuando comienza la Navidad. Esa noche yo procuro estar con mis mejores amigos, con mi pareja o con mi hija. Trato de no tomar trago porque me vuelvo muy susceptible. Después de la repartida de los regalos, cuando la gente está en el frenesí de la fiesta yo me desaparezco y me voy a dormir. Yo quisiera que esa fecha no existiera."



Vladdo, Caricaturista



"La verdad la Navidad no me divierte mucho, porque nadie trabaja, todo lo cierran y todo el mundo se va de vacaciones. Y como yo trabajo en una profesión que no puede detenerse, siento que estoy fuera de ritmo. También detesto la hipocresía social que se vive en esta temporada. Por estos días la gente se vuelve condescendiente con los demás cuando deberían ser chéveres con el mundo todo el tiempo. Pero lo que más me aburre es el cuento comercial. Eso de tener que comprarles regalos a gente con la que nada que ver no me gusta. Por eso solo de doy regalo a las personas cercanas."



Noche de paz



PARA EVITAR que la Navidad lo deprima, la sicóloga Martha de Gómez y el siquiatra Jorge Téllez hicieron algunas observaciones:



* En diciembre, las personas tienden a hacer un balance sobre los logros del año. Si lo va a hacer no sea muy drástico consigo mismo. Procure ver los puntos positivos y negativos en forma equilibrada.



* Si bien la Navidad es una fiesta familiar es común ver que las personas se sienten más a gusto con amigos. Tenga en cuenta que cada cual está en total libertad de escoger con quién quiere festejar esta ocasión.



* Exprese sus sentimientos. Comunicar ayuda a aliviar el malestar que está oprimiendo su corazón en esta época.



* No deje que la sociedad de consumo afecte su estado de ánimo. Dar regalos es una costumbre muy bonita pero para seguirla no tiene que botar la casa porla ventana. Analice su situación económica y actúe de acuerdo con esa realidad cuando compre los obsequios para sus familiares.



* Si siente nostalgia de navidades pasadas, trate de vivir esa misma experiencia con los hijos o con otros familares. Según Téllez es una manera detrascender y enseñar una linda costumbre de una generación a otra.



* Trate de ser consciente de la nostalgia y el origen de este sentimiento. Entender lo que está pasando ayuda a proponer soluciones al mismo problema.



* Si tiene un caso cercano de depresión severa, trate de no forzar a esa persona a estar feliz. Es mejor ofrecer cosas pequeñas. Por ejemplo, pedirle que estéen la cena navideña un rato o solo el tiempo que él lo desee.



* Las personas en más riesgo de sufrir este tipo de síndrome son aquellas que tienen problemas pendientes y no resuelven situaciones viejas. Una manerade estar mejor es haciéndole frente a estas decisiones.