Salud
Gigantes farmacéuticos no estarían listos para la próxima pandemia, según reporte
Diez de las enfermedades más infecciosas del mundo no son atendidas por empresas farmacéuticas
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Cuando llegó la pandemia del SARS-CoV-2, el mundo estaba desprevenido, a pesar de años de advertencias sobre el riesgo de los nuevos coronavirus. Fue notorio que ni los gobiernos ni las grandes compañías estaban preparados para la magnitud de la covid-19, que se esparció por el planeta entero.
Sin embargo, en menos de un año más de una empresa farmaceutica pudo desarrollar una vacuna contra la covid-19, y más de cien continúan en el proceso, mientras que se adelantan diversos estudios sobre posibles tratamientos para pacientes con la enfermedad.
Recientemente un reporte de la organización independiente Access to Medicine Foundation halló que, si bien la investigación y el desarrollo en torno a la covid-19 han incrementado, otras posibles pandemias no se están abordando.
“En el período anterior al inicio de la pandemia, las líneas de investigación y desarrollo dirigidas a los patógenos con mayor probabilidad de causar una pandemia estaban en gran parte vacías”, dice el informe publicado por esta organización sin ánimo de lucro.

No obstante, resalta que “después del golpe de la pandemia, la cartera de medicamentos y vacunas experimentales para tratar el coronavirus se llenó, mientras que el esfuerzo de veinte de las compañías farmacéuticas más grandes del mundo en otras enfermedades infecciosas emergentes prioritarias sigue siendo alarmantemente bajo”, añade.
Entre las compañías observadas por la fundación, solo hay trece proyectos de investigación y desarrollo sobre cinco enfermedades distintas a los coronavirus y cero para las otras diez.
Los patógenos a los que se refiere el informe incluyen las fiebres hemorrágicas arenavirales, la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo (FHCC), la fiebre del Valle del Rift (FVR), fiebre severa con Síndrome Trombocitopénico (FSST), otras enfermedades bunyavirales, el MERS-COV2 y el SARS. En la lista también están otras enfermedades filovirales, el virus Nipah, algunas enfermedades henipavirales, los virus enterovirales (aparte de polio), el virus de Marburgo, chikungunya, zika, ébola y los coronavirus, incluyendo la covid-19.
De los dieciséis mencionados, solo hay líneas de investigación y desarrollo activas en los últimos seis. Para los diez restantes, el panorama hoy es igual al 2018. Y aún en las que sí se está trabajando, los niveles son extremadamente bajos, como pasa con el chikungunya, muy presente en Colombia y otros países de la región, así como otros de África y de India.
Jayasree K Iyer, director ejecutivo de la fundación con sede en Países Bajos y financiada por los gobiernos de Reino Unido, Holanda y otros, le dijo al diario The Guardian que un brote del virus Nipah en China, con una tasa de mortalidad de hasta el 75%, podría ser la próxima pandemia.
Las actividades de investigación en contra de las enfermedades infecciosas emergentes están concentradas en pocas compañías, según el informe. “En 2020, 17 empresas le están apuntando al coronavirus. En contraste, nueve empresas tienen como objetivo otras enfermedades: Bayer, Eisai, Gilead, Johnson & Johnson, MSD, † Merck, Roche y Takeda”.

La lección de la pandemia, para Access to Medicine Foundation, es que la investigación y el desarrollo deben comenzar antes que surjan los brotes de estos patógenos.
A pesar de la priorización que venía haciendo la Organización Mundial de la Salud sobre una posible pandemia, antes de la llegada de la covid-19 había poca investigación en el tema por parte de las grandes farmacéuticas. Según la ONG, los incentivos para las compañías eran pocos, pues las perspectivas de ganancias por enfermedades como el ébola, el zika, el dengue o la malaria, son limitadas.
Sin embargo, la fundación sostiene en su informe que para contrarrestar esta renuencia de las grandes farmaceuticas a participar en estos nuevos desarrollos, existen organizaciones como la Coalición para las Innovaciones en la Preparación ante Epidemias (CEPI), centrada en el desarrollo de vacunas; Gavi, la Alianza de Vacunas, para permitir mercados de vacunas sostenibles, y el Acceso a las herramientas covid-19 ACT Accelerator.
Además, el documento resalta que para terminar una pandemia se necesitan los productos adecuados, desarrollados y distribuidos de manera justa, para que la población de países de bajos y medianos ingresos no ocupen el último puesto o directamente queden excluidos.
“El retraso en la planificación del acceso, a pesar de la considerable financiación pública para gran parte de la investigación y desarrollo (I+D), sugiere que las empresas farmacéuticas deben hacer más: demostrar un compromiso sostenido de invertir más en I+D de enfermedades infecciosas emergentes; incorporar la distribución equitativa en sus estrategias; y mostrar una mayor flexibilidad al compartir la propiedad intelectual”, concluye.



