ENTREVISTA

“La educación sexual es efectiva”

Se ha comprobado que la educación sexual es determinante a la hora de combatir la violencia, el aborto ilegal y las enfermedades de trasmisión sexual.

12 de septiembre de 2016

Aunque el ministro de Salud Alejandro Gaviria aseguró que el índice de embarazo en adolescentes habría disminuido en Colombia, América Latina sigue siendo la región donde más se presenta esta problemática en el mundo. Estos retos de salud sexual se discutieron durante la I Conferencia de América Latina y del Caribe, (LAC) que finalizó en Cartagena.

Semana.com habló con Giselle Carino, directora regional de International Planned Parenthood Federation (IPPF), la organización más grande del mundo que trabaja con temas de planificación familiar, educación y salud sexual y reproductiva, sobre cómo reducir esas brechas e inequidades en cuanto a salud sexual y reproductiva de la región.

Semana.com: En Colombia se han hecho manifestaciones en contra de la educación sexual. ¿Cómo luchar contra estos retos?

Giselle Carino (G.C.): Hay que luchar con información. Tenemos los modelos y la evidencia a nivel mundial es contundente y nos soporta. En la región, sabemos que la educación integral en sexualidad, que tiene perspectiva de género, es cuatro veces más efectiva en combatir la violencia, el VIH. Si queremos combatir la violencia contra las mujeres, sabemos que la base es una educación sexual que permita a las personas desafiar esos patrones de género que son esas visiones de la masculinidad nocivas y muchas veces el origen de la violencia. Hay que combatirlo con una discusión abierta, democrática y madura.

Semana.com: ¿Cómo llegarles esos adolescentes que sabemos que están informados, pero que no saben cómo usar esa información?

G.C: Los adolescentes son centrales para nosotros. No solamente son el 35 % de nuestros usuarios y usuarias a nivel mundial, sino también son parte de nuestros cuerpos de decisión. Con ellos hay que comunicarse usando lo que usan para comunicarse, eso es muy útil. Además de la exploración de apps telefónicas y usar los medios de comunicación. Lo importante es llegar a donde ellos estén. Hay algunas experiencias en la región que están dando resultados muy positivos, sobre todo para dar información.

Semana.com: ¿Cuáles experiencias rescataría?

G.C: Tenemos una experiencia interesante en México con escuelas públicas de bachillerato donde llevamos los servicios a los propios colegios. Ha sido fundamental encontrarlos en donde están y abordar los problemas que enfrentan, que no son sólo de salud sexual y reproductiva, sino también de alcoholismo, drogas, problemáticas en los contextos familiar y escolar. Y el trabajo con padres y maestros ha sido fundamental también porque en la mayoría de contextos son ellos los referentes sobre sexualidad más cercanos.

Semana.com: ¿Cuáles cree que son los mitos que hay que desvirtuar para que haya mayor acceso a la salud sexual y reproductiva?

G.C: Muchos. El primero es que hay que dejar claro que las personas son sujetos de derechos y por lo tanto ellas y sólo ellas pueden tomar decisiones sobre su vida sexual y reproductiva. Hay que crear las condiciones, ofrecer la información para que las personas puedan tomar decisiones informadas sobre su vida. Por eso creo fuertemente en la educación integral en sexualidad que permita basarse en la evidencia y desmoronar esos mitos que sabemos que existen y esas nociones machistas de la sexualidad.

Semana.com: En cuanto a métodos de anticoncepción, ¿cuáles desafíos encuentran?

G.C: Hay 23 millones de mujeres en la región latinoamericana y del Caribe que quieren planificar y no tienen cómo. Hay que trabajar esta brecha. Para nosotros es fundamental que las mujeres puedan escoger, que todo el paquete de métodos esté disponible para ellas de manera regular, en los centros públicos y privados. En algunos países es un desafío con la anticoncepción de emergencia y con los métodos de largo plazo.

Semana.com: Habla de machismo, pero ¿tienen programas de educación y salud sexual enfocados en los hombres?

G.C: Tenemos programas de atención a hombres porque ellos tienen sus propias necesidades sexuales y reproductivas. También vemos cada vez más en nuestro servicio que las mujeres vienen acompañadas por sus parejas y nos parece importante crear formas de involucrarlos. Cuando los hombres están involucrados es un momento importante no sólo para la toma de decisiones, sino también para la implementación de las decisiones de las mujeres.

Semana.com: Entonces habría que fomentar educación sexual también en ellos…

G.C: Tenemos claridad absoluta de que el trabajo con los hombres comienza desde la infancia y la educación integral en sexualidad es clave ahí para prevenir la violencia y trabajar en la noción de relaciones igualitarias. Hay evidencia que dice que la violencia se transmite de generación en generación. Cuando una mujer creció en un lugar violento, tiende a buscar parejas que replican esa violencia y cuando es hombre, tiende a ser perpetrador de violencia. Pero esto no es lo único que pasa de generación en generación. Hay estudios que indican que cuando los chicos ven a sus papás compartir las tareas domésticas, eso también pasa de generación en generación y por eso creo fundamental intervenir en la edad temprana.

Semana.com: ¿En qué falta trabajar para que el acceso sea para todos?

G.C: En Colombia se han hecho grandes avances con respecto al aborto legal y seguro, también en la anticoncepción, aunque todavía queda mucho por hacer. Habría que trabajar en reformar algunas de las condiciones estructurales que hacen que, por ejemplo, las mujeres afrodescendientes experimenten los problemas de una manera mucho más grave. Las personas no tienen acceso al agua limpia y eso debe cambiar. Hay unas condiciones de infraestructura, de sanidad que son fundamentales para que la gente pueda crecer y desarrollarse.

Semana.com: Una de las conclusiones de la Conferencia LAC fue la necesidad de un apoyo intersectorial más fuerte, ¿Cómo debe funcionar esto para que sea más efectivo?

G.C.: Necesitamos de todo. La alianza fundamental es entre el Gobierno y la sociedad civil, que puede, no solamente puede colaborar en la provisión misma de servicios, en cerrar las brechas de anticoncepción, de embarazo adolescente, sino también puede ejercer un papel de rendición de cuentas, de asegurar que la plata está, preguntar cómo se utiliza y hacer auditorias sociales.