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SALUD

El ejercicio prolonga la vida después del cáncer

El 25 por ciento de las mujeres con cáncer de mama fallecen por metástasis del tumor. La actividad física sería la clave para reducir el riesgo de que esto ocurra.

28 de febrero de 2017

El ejercicio se ha convertido en el principal aliado de las mujeres que han padecido cáncer de mama. Según un reciente estudio hecho por investigadores canadienses, cerca del 40 por ciento de las muertes por una recaída de este tipo de neoplasia se pueden evitar si las pacientes adoptan buenos hábitos de vida, en especial, si hacen actividad física con regularidad. 

Para llegar a esta conclusión, Ellen Warner y Julie Hamer del Centro de Ciencias de la Salud Sunnybrook de Toronto, Canadá, revisaron 67 artículos publicados en los últimos diez años sobre la reincidencia, la mortalidad y los estilos de vida en torno al cáncer de seno, para identificar cuáles fueron los hábitos que más favorecieron a estas pacientes. Las investigadoras analizaron el efecto de factores como el control del peso, la dieta, el consumo de tabaco y alcohol, además del ejercicio en mujeres que habían tenido éxito en sus tratamientos oncológicos y "de todos los factores del estilo de vida, la actividad física tiene el efecto más fuerte en los resultados del cáncer de mama", aseguró Warner. 

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Las autoras admiten que es difícil establecer las razones exactas por las cuales el ejercicio en especial tiene estos efectos sobre las pacientes con cáncer, pero intuyen que la actividad física ayuda a suprimir la inflamación, que cuando ocurre podría dañar las células y favorecer la propagación del carcinoma a otros órganos. “La disminución de los niveles de hormonas endógenas, la reducción de la inflamación y la inversión de la resistencia a la insulina han sido propuestos para mediar los efectos del ejercicio”, afirma el estudio publicado en el Canadian Medical Association Journal (CMAJ)

La recomendación en concreto sobre la cantidad de ejercicio que se debería realizar para evitar la mortalidad por la recurrencia del cáncer es de 150 minutos a la semana. Sin embargo, no hay duda de que más minutos mejoraría el pronóstico por lo que 30 minutos diarios de actividad física moderada sería suficiente o 75 minutos semanales de ejercicio más vigoroso, tendrá resultados más óptimos.

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Por su parte, el estudio también demostró que evitar subir de peso también ayuda a reducir el riesgo de muerte por recurrencia de la enfermedad. "El aumento de peso de más del 10 por ciento del peso corporal después de un diagnóstico de cáncer de mama eleva la mortalidad por cáncer de mama y la mortalidad por todas las causas", aseguran las autoras. En cuanto a dietas en específico, no encontraron evidencia de que algunos alimentos favorezcan esta situación; la recomendación es únicamente no incrementar el peso.

"Es común que las pacientes reduzcan su nivel de actividad física y ese sedentarismo puede desencadenar en, por ejemplo, complicaciones cardiovasculares o en los huesos. Por ello es importante que los médicos siempre promuevan el ejercicio y asesoren a las pacientes sobre hábitos de vida que les ayude a llevar mejor la enfermedad”, asegura la médica Melissa Montoya. Por su parte, diversos estudios han demostrado que aquellas personas que se mantienen activas durante su enfermedad, tienen mayor adherencia a los tratamientos, entre otras cosas, porque la actividad física también tiene efectos positivos en el estado de ánimo.

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Hay que tener en cuenta que en ningún caso modificar los estilos de vida puede reemplazar la terapia oncológica convencional, pues “algunos tumores se comportan de manera tan agresiva que tendrán consecuencias así se lleve una vida sana”, dice Montoya. Aún así, controlar el peso con una alimentación balanceada, baja en azúcares y grasas, mantener el organismo activo con actividad física y dejar atrás el consumo de cigarrillo y alcohol, no solo ayudan a prevenir el cáncer y cualquier enfermedad crónica, sino que da más esperanza de vida.